¿Acapulco del siglo XXI?

Manuel Nava

Acapulco.- Ante la saturación y el envejecimiento de las diversas infraestructuras en las zonas Tradicional y Dorada de Acapulco y la necesidad de conformar un nuevo producto que reposicionara Acapulco en el mercado turístico mundial, el gobernador José Francisco Ruiz Massieu (1987-1993) lanzó el proyecto Acapulco Diamante, el cual se ofertó como el Acapulco del siglo XXI.

Aunque ya se había generado un crecimiento turístico en la zona Diamante desde los años cincuenta del siglo pasado, realmente su impulso es hasta finales de los ochenta por el gobierno estatal de Guerrero.

El proyecto revivió uno de los sueños de Miguel Alemán (1946-1952) de generar un desarrollo de vocación hotelera y residencial de alto lujo, veraniega y de invierno, que estaría generando derramas de divisas a lo largo del año.

Independientemente del costo social de la decisión de Ruiz Massieu, el proyecto se fue distorsionando y lo que sería una reserva territorial de vocación terminó sobrepoblada de viviendas de interés social, reproduciendo la misma anarquía y atropellos a la ecología que se vivieron en el Acapulco de Icacos a Caleta, pasando por el Anfiteatro.

La vulnerabilidad de esta zona ante contingencias ambientales ya había recibido dos avisos El huracán Pauline en 1997 y la tormenta tropical Henriette en 2007.

Antecedentes

La historia de Punta Diamante se remonta a los tiempos de los piratas pichilingues que se escondían para atracar la nao de China, que llegaba a Acapulco a vender sus mercancías. En tiempos de Porfirio Díaz se convirtió en un latifundio en poder de los hermanos Hugh Williams y Mari T. Stephens, hasta que el presidente Lázaro Cárdenas lo disolvió y creó los ejidos de Puerto Marqués, El Cayaco, Llano Largo, Plan de los Amates, El Podrido, Lomas de Chapultepec y La Estación, entre otros más.

Siendo presidente Alemán Valdés, pensó en Acapulco como un magno desarrollo turístico, en un principio al estilo europeo, con hoteles y residencias en las partes altas, en el anfiteatro de Acapulco, pero las políticas del Banco Mundial para el Desarrollo Turístico en el mundo se enfocaron a hotelería a pie de playa. Se tejió la avenida Costera y un desarrollo turístico contiguo que sería de la bahía de Puerto Marqués hacia Barra Vieja.

Sin embargo, durante muchos años fueron dos bahías, la Santa Lucía y la de Puerto Marqués. En 1951 se construyó la escénica para unir el binomio de playa. Inicialmente la Costera tendría continuidad por la parte baja pero algún capricho obligó a bordear estos terrenos.

Puerto Marqués* era un poblado de pescadores, cuyo único acceso era por la carretera federal que lleva a la Costa Chica, por lo que del Anfiteatro a este poblado significaba un largo trayecto.

 

El desarrollo

Bajo el espíritu de la política moderna, Ruiz Massieu se propuso dar un impulso a Acapulco, para que “vuelva a ser la gran dama del turismo en México” y enarboló el proyecto del Acapulco Diamante. Inicialmente el desarrollo sería en una península que une las dos bahías y que lleva el nombre de Punta Diamante, pero luego se extendió hasta conformar un amplio territorio que comienza en la avenida Escénica y termina propiamente por los rumbos de Barra Vieja.

El proyecto tenía sentido con una infraestructura carretera consistente en una autopista México Acapulco (Autopista del Sol), un viaducto que uniera la autopista con esta nueva zona (viaducto Diamante) y la ampliación de la carretera Cruces-Cayaco-Puerto Marqués.

Para asegurar el crecimiento ordenado de esta zona y asegurar las disponibilidades de tierra de vocación turística, el gobierno del estado creó la Promotora Turística, con el efecto de integrar un banco inmobiliario y promover desarrollos con la participación de particulares. El organismo creó un banco de poco más de 9 millones de metros cuadrados de tierra.

El gobierno del estado tuvo que expropiar una gran cantidad de terrenos en la península llamada Punta Diamante en Puerto Marqués, el exfraccionamiento Copacabana y el exconjunto hotelero Tres Vidas en la Playa que fue la finca de Troy B. Post.

Tras el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y siendo gobernador Rubén Figueroa Alcocer, la reserva territorial de vocación turística se distorsionó y surgieron unidades habitacionales de interés social sobrepoblando la zona, situación que  continuó durante el gobierno interino de Ángel Aguirre Rivero.

Los promotores inmobiliarios, principalmente las empresas Geo, Ara, Homex y Evi, dieron un fuerte impulso a la vivienda de interés social, y algunos otros de tipo residencial y hasta de residencial turístico, como Punta del Mar, con más de 2 mil viviendas; Joyas Diamante, con 8 mil unidades de vivienda Marina Diamante, con 3 mil; La Ceiba, con 800 viviendas; Costa Dorada, más de 2 mil; Misión del Mar, con un total de 3 mil viviendas, entre los más importantes. En la parte norte del Boulevard de las Naciones han construido, en varias etapas, un conjunto habitacional de grandes dimensiones con casas y departamentos.

Fueron las administraciones municipales de René Juárez Cisneros (Antonio Pizá Soberanis, sustituto por tres meses y quien impuso el nombre Colosio a la unidad habitacional en memoria del entonces recién asesinado candidato a la presidencia del país), Rogelio de la O Almazán, Juan Salgado Tenorio (Manuel Añorve Baños, sustituto) quienes alentaron este tipo de construcciones.

Vinieron otras construcciones más a partir de los periodos de los alcaldes Alberto López Rosas, Félix Salgado Macedonio y recientemente Manuel Añorve Baños.

Las autoridades municipales concedieron las licencias de construcción sin exigir obras para eliminar los riesgos, aunado al grave deterioro ambiental provocado, pues se trata de obras que alteraron los cursos del agua, se ha destruido un área importante de flora, y no ha habido una disposición adecuada de los enormes volúmenes de basura y de aguas negras que se generan.

A partir de entonces es cuando se generan los desarrollos inmobiliarios más importantes de Acapulco, en suma, la zona Diamante concentró la oferta de posibles desarrollos turísticos en zonas de alta vulnerabilidad ambiental, de riesgo sísmico para altas construcciones y de escasez de infraestructura, por lo cual se plantean desarrollos de bajas densidades con ocupación de suelo reducida y proyectos sujetos a la instalación de plantas de tratamiento y de conservación del suelo vegetal.

*Contra la costumbre popular, el nombre correcto debe ser Puerto del Marqués, pues así se le denominó cuando Hernán Cortes, siendo marqués del valle de Cuernavaca, construyó en esta zona sus astilleros y de ahí zarparon cuatro expediciones para continuar la conquista de México.