DE POLÍTICA RAZONADA

¿IFE o INE?/I-II

Carlos Alberto Pérez Cuevas

Sin duda, el Pacto por México ha resultado una buena fórmula para llegar a acuerdos, que en tiempos anteriores no habíamos visto, algunos de ellos por la mezquindad de actores políticos; pero empezamos a observar que los acuerdos que antes fluían con cierta celeridad, han empezado a encontrar trabas que posponen o frenan las iniciativas  que el país requiere.

No podemos dejar de observar que la realidad política y las diferencias ideológicas o posturas de partido o de grupos al interior de ellos, cada vez son más evidentes, ahora tenemos en el escenario nacional tres propuestas, la de reforma electoral, la energética y la hacendaria y  ninguna de ellas ha logrado el total consenso de las fuerzas políticas más representativas del país.

El mes de julio vivimos una jornada electoral plagada de vicios, corruptelas, autoridades parciales, uso de recursos públicos, compra del voto, coerción de autoridades e instituciones policiales contra los ciudadanos; en suma, viejas prácticas y acciones que creíamos superadas en la joven democracia mexicana; todos estos hechos no hacen más que  obligarnos  a reconocer  una realidad que nos ha llegado y rebasado.

Esta realidad ha generado una serie de posturas encontradas entre sí para resolver el involucramiento de los gobernadores y las triquiñuelas y delitos que se realizan en cada jornada electoral, algunos han propuesto el cambio total del sistema electoral nacional desde la desaparición del Instituto Federal Electoral (IFE) para pasar a ser el Instituto Nacional Electoral (INE) con la suma de los institutos electorales estatales que pasarían a depender de esta instancia nacional, retirándole a los congresos de los estados la facultad de elegir a los consejeros electorales locales.

Hay quien expresa que construir un INE implica centralizar y concentrar el control y el poder de la organización de las elecciones en unos cuantos desde la capital del país, es decir; observan la construcción de un modelo electoral  centralizador, contrario a lo que constituye el IFE, que en todo caso sería un modelo descentralizador o federalista.

Dos argumentos han generado  la propuesta de reforma: el primero, la pérdida de autonomía y la parcialidad de los órganos electorales estatales, sin duda hay muchos casos que sirven de ejemplo para probar que esto es real, porque muchos gobernadores controlan las mayorías en los congresos estatales y si ejercen un total control sobre la fuente generadora de los organismos electorales, en muchos casos su creación estará viciada por componendas para nombrarlos y que los consejeros les deban el cargo, con lo cual de origen nunca tuvieron tal independencia o autonomía.

El segundo argumento es que la creación del INE generará un ahorro económico en cada proceso electoral, ya que no habrá duplicidad de autoridades locales y federales, sino todas dependerán de un solo organismo nacional.

Sin duda, es un tema de hondo calado que indistintamente del modelo que se defina si no plantea cuestiones de fondo que permitan lograr una institución con mayor permanencia y solidez,  solo será un tema coyuntural. Seguiremos comentando.

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