Entrevista a Víctor Manuel Velasco/Investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM

Nora Rodríguez Aceves

Desafortunadamente, los huracanes Ingrid y Manuel lo que muestran es la realidad en la que está el país, una pobreza extrema, falta de servicios mínimos, falta de calidad de vida en general de la población, eso es lo que muestran los huracanes en el siglo XXI.

Estos dos fenómenos naturales también “provocaron destrozo de todo aquello que no tiene calidad, por eso ¡por favor! —autoridades— no reconstruyan nada porque lo que harán es reconstruir la miseria, reconstruir la alta corrupción que hay en estos casos, reconstruir toda la impunidad que hay; no hagan eso. Lo que se tiene que hacer es construir en el siglo XXI un México moderno, no reconstruir porque reconstruir significa copiar lo que tienes, debemos, para crecer, dejar lo que está destruido y hacer cosas nuevas”.

“Cuando en Guerrero y en Oaxaca, en las sierras, tengan una infraestructura como que la hay en Santa Fe se podrá decir que en el  México moderno ya no hay hambre y ya no hay pobreza extrema, no antes; es decir, se tienen que utilizar estos fenómenos para que se active la parte de la construcción de escuelas, de casas, de fuentes de trabajo, tenemos que utilizar los huracanes para tener centros de salud de alto nivel que permitan tener una sociedad sana que implique que tú no gastarás en enfermedades que te quitan demasiado dinero”, afirma Víctor Manuel Velasco Herrera, profesor-investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ante todo, “tenemos oportunidad de crecimiento, no debemos desaprovecharla, estamos en un momento histórico en muchos siglos para que el país crezca como jamás se ha pensado, a pesar de la pobreza  extrema, a pesar de nuestra dependencia tecnológica… a pesar de todo eso hoy tenemos una oportunidad única para sentar las bases del México del milenio; si lo hacemos podemos crecer como jamás se ha pensado y resolver el problema de hambre mundial, no del país, el problema mundial que se nos avecina de una crisis mundial alimentaria”.

Frente a este panorama Velasco Herrera explica a Siempre! que “nos falta  más cultura preventiva en toda la sociedad mexicana, pero también la cultura preventiva del Estado, y esto no es nuevo como se piensa y se ha dicho en diferentes medios de comunicación, simplemente hay que recordar un poco de historia de los huracanes, sobre todo en la parte del Pacífico. En el año de 1537, en la ciudad de Tlapa, Guerrero, los vientos huracanados arrancaban desde la raíz los árboles; este pequeño dato nos da la pauta para saber qué tipo de huracán azotó Guerrero en ese momento, solamente los árboles son arrancados desde las raíces cuando tenemos huracán categoría cuatro o categoría cinco, que son los más intensos, así que Manuel, que estuvo en las costas de Guerrero, todavía no es nada con lo que puede esperar en los siguientes años este estado, por lo tanto, desde 1537 se sabe que los grandes huracanes siempre han llegado al Pacífico”.

Grandes huracanes en México

Del lado del Atlántico, “en 1552 llegó a Veracruz un huracán que arrancaba de cuajo los árboles y arrancaba los sembradíos, los torrenciales aguaceros determinaron que el río creciera extraordinariamente de nivel y hubo un gran desastre; nuevamente tenemos en 1552 en Veracruz un huracán categoría cuatro, categoría cinco. En 1573 en el estado de Colima, durante tres horas sopló un huracán violento y cayeron muchas casas y quitó la parte de la azotea de la iglesia; en 1609 en Jalisco, se presentó un huracán que arrancó una cubierta de la iglesia y arruinó muchas casas del pueblo”.

Por lo tanto, “los huracanes siempre han estado presentes en territorio nacional tanto del Pacífico como del Atlántico, esto no es nada nuevo, lo que ha ocurrido es que no se tiene un análisis completo y correcto de lo que es el cambio climático y de los fenómenos naturales, en particular, los ciclones tropicales”.

“Si nos regresamos a la época de los aztecas cuando llegan al Lago de Texcoco para fundar la gran Tenochtitlan, podría pensarse que es una zona inhabitable comparada con los asentamientos humanos que hay en todo el territorio nacional, pero hay una diferencia, los pueblos prehispánicos no hacían sus asentamientos en una forma irresponsable; lo hacían con una alta tecnología y con una alta ciencia, pensamos nosotros que en el siglo XXI tenemos una mejor ciencia y tecnología, es un grave error, porque hasta el día de hoy muchas de las ciudades que fueron fundadas por las diferentes culturas, los olmecas, los mayas, los teotihuacanos, siguen en pie a pesar de los grandes huracanes”.

Tláloc vs. San Pedro

Lo que hay que hacer, dice el investigador de la UNAM, “es conservar la naturaleza, respetarla, pero si queremos habitar en lugares donde no sería permitido tenemos que hacerlo con mucha inteligencia, con una alta tecnología y esa alta tecnología y ese respeto permite la convivencia de la naturaleza con el ser humano, no es posible tener un asentamiento humano solamente con palos y láminas, eso no es una tecnología en el siglo XXI, por eso lo que están resaltando los huracanes actualmente son las condiciones de vida en general de la población de toda la república mexicana”.

En ese mismo sentido, Velasco señala que de igual forma “se piensa que las lluvias atípicas que hemos tenido los últimos años son algo nunca antes ocurrido, pero en el año de 1446 en Tenochtitlan hubo ya una gran inundación en México, estamos hablando del Lago de Texcoco, del asentamiento de los mexicas,  y ellos ya hablaban de una inundación. En la época colonial, en 1627, en la ciudad de México, las lluvias extremas ya aparecen, en ese año hubo tanta lluvia que la gente andaba en canoas y las misas se realizaban en los balcones; por lo tanto, las inundaciones en la ciudad de México tampoco son nuevas, no son recientes, siempre ha estado acompañado de lluvias extremas el país”.

“Lo que resulta paradójico es que mientras todos los grandes gobernadores de México prehispánico siempre solicitaban lluvias a Tláloc, el gobierno federal actual solicitó la ayuda divina de San Pedro para que cerrara las llaves. ¡No!, es un gravísimo error, parecería que en el siglo XXI el México moderno es la cultura de la tierra seca, árida, sin agua; y cuando llega un poco de agua se espanta la sociedad. La sociedad del México moderno no entiende la importancia del agua, desde siempre en todos los relatos se habla de que la vida surge del agua, de hecho la mayoría de las construcciones prehispánicas siempre representaban, en Teotihuacan o en la gran Tenochtitlan, una montaña que era la pirámide en medio del lago, es decir, la representación mística que la vida surge del agua.”

Sin embargo “el mexicano moderno no está acostumbrado al agua ni está acostumbrado a aprovecharla, porque ¿cómo resolvían los problemas alimentarios las culturas prehispánicas mexicanas? Pues utilizaban el exceso de agua, construían chinampas y éstas tenían una capacidad de producción alimentaria de tres a cinco veces más que si se hace en tierra firme, así es que si el territorio nacional en los siguientes años— y estamos hablando de prácticamente un siglo— tendrá un exceso de agua, lo que tenemos que hacer ahora es recordar que el agua nos puede dar un excedente de alimentos y por fin acabar con el hambre que tiene este país. Pero no solamente podemos ser autosuficientes en la parte alimentaria sino además ser abastecedores de muchos países que padecerán hambre por la crisis alimentaria mundial que hay”.

“Lo que ocurre en el México moderno es que nos estamos quedando sin memoria colectiva y hablar de memoria colectiva no es que algunos historiadores conozcan perfectamente la historia del país sino que toda la nación debería de conocerla.  Cuando una nación olvida su pasado no tiene presente y mucho menos tendrá futuro.”

Cabe señalar que en junio pasado, a través de un boletín, la UNAM informaba que con un método propio basado en ingeniería aeroespacial, Víctor Manuel Velasco Herrera, del Instituto de Geofísica —quien ha sido propuesto para el Premio Nacional de Protección Civil 2013—, estimaba que del 2013 al 2018 ocurrirían entre cuatro y siete súper huracanes en el Atlántico; y que las zonas más afectadas serán el noreste y sureste de México, el sureste de Estados Unidos, así como el Caribe y América Central.

Por lo que el investigador propone crear un sistema nacional de alerta temprana, compatible con la red NexRad  de la Unión Americana.

Un sistema de alerta temprana

En este sentido, Velasco Herrera explica que todo tiene que ver con el sistema de la alerta temprana, todo los sistemas de alerta temprana tienen cuatro partes: la primera parte es el estudio del fenómeno, que eso le corresponde a los científicos, a los centros de investigación, a las universidades, por eso es importante que los países como México y en general todos los países tengan sus propios investigadores. Tenemos el ejemplo de que hasta hace poco estuvo cerrado el gobierno de Estados Unidos y, al estar cerrado, son muchas páginas de información que nosotros utilizamos y no pudimos acceder a ellas; tenemos una dependencia de los datos para hacer nuestro trabajo, cuando deberíamos de tener nuestros propios instrumentos de monitoreo del territorio nacional”.

“El segundo conjunto del sistema de alerta temprana es el monitoreo precisamente de los fenómenos, desde luego que nosotros dependemos en gran parte de todos los instrumentos internacionales que hay, entonces no es raro que al tener una dependencia no se pueda dar mayor información como quisiéramos darla.”

“Tercera parte, que es la que se está trabajando, y la que mejor conoce los medios de comunicación, los boletines informativos.”

“Y la cuarta parte, que es la más débil que tiene México, la cultura preventiva de la sociedad; si bien es cierto que hemos tenido estudios que se han adelantado y han desafiado a los grandes centros de investigación sobre el estudio de los huracanes, al tener un eslabón débil ——como es la cultura preventiva—, todo el sistema de alerta temprana no funciona, porque todos y cada uno de los elementos deben de ser muy fuertes, y cuando se tiene una parte débil, todo el sistema deja de funcionar”.

“Es tan débil que curiosamente cuando están ocurriendo estos fenómenos de los huracanes en el Pacífico, todo México está preparado para celebrar el Día de la Independencia; parece que los usos y costumbres de la nación pueden ser de mayor importancia que los avances científicos. Cómo hubiéramos festejado un Día de la Independencia si en lugar de estar preocupados por la cena hubiéramos estado preocupados en evacuar a la población, en llevarlos a zonas seguras, en alimentarlos, en darles refugio y todo lo demás, y ahora sí, celebremos porque somos independientes para hacer frente a un desastre como el que se tuvo; son dos escenarios diferentes: preferimos primero celebrar, cenar y al siguiente día tuvimos damnificados prácticamente en tres cuartas partes del país.”

Por lo tanto, “los usos y costumbres si bien es cierto que son importantes, no deben ser más importantes que la vida y la seguridad de toda la nación. En lugar de un desfile militar, era para que todos los militares estuvieran desfilando llevando a la población a lugares seguras, es la diferencia de un México moderno o un México dependiente todavía; dependiente desde el punto de vista tecnológico, dependiente desde el punto de vista alimentario, dependiente desde el punto de vista de salud, porque lo que muestran estos huracanes Manuel e Ingrid es la baja calidad de vida que tiene la población, y la única manera de que un sistema de alerta temprana funcione es que toda la población tenga un nivel de calidad de vida alta, si no tiene esto es posible que funcione tu sistema de alerta y cualquier otro sistema que quieras implementar”.

Ciencia aeroespecial

El especialista en ciencias espaciales continúa con su explicación y comenta que “los sistema de alerta temprana, la primera parte es precisamente el estudio de los fenómenos y éstos se pueden estudiar desde diferentes puntos de vista; en particular los huracanes los hemos estudiado los últimos diez años con una metodología y una visión diferente a la que se tiene, sobre todo lo que es la parte climática. Nosotros los estudiamos desde el punto de vista de la ciencia aeroespacial y lo que ve es un fenómeno global, se toman diferentes elementos y en particular estudiamos la variabilidad natural de estos fenómenos al tener estudios y reportes de huracanes. Del Atlántico se tienen estudios a partir de 1650, con la llegada de los españoles; entonces nosotros encontramos cómo cambian en el tiempo los huracanes, vemos temporadas altas y temporadas bajas, y por ese ciclo natural que tienen nosotros habíamos pronosticado efectivamente que iba a empezar  una temporada alta, pero no es una temporada alta que durará uno o dos años, es una temporada alta que puede durar siglos, por eso la importancia de que si tendremos un exceso de agua, lo tenemos que utilizar para hacer el detonador del desarrollo económico del país”.

Además, “hemos estudiado la parte de variación de los huracanes, hemos identificado las zonas más vulnerables, pero al tener el eslabón más débil, que es la cultura preventiva, todos los estudios son alegría desde el punto de vista científico, pero es un luto porque no se pueden evitar las grandes catástrofes que tiene el país, y aunque —gracias a ustedes, los medios de comunicación— la mayoría de la población se entera, nosotros nos vemos impedidos en lo qué ocurrirá después”.

Siendo así, “tenemos que seguir trabajando toda la sociedad y significa que cada parte haga su trabajo, el gobierno federal, el Congreso, los estados, los científicos y la sociedad también tiene que hacer su trabajo; no es un problema de Estado y no es un problema de los científicos, es un problema de toda la sociedad mexicana en conjunto; por eso, al tener un nivel educativo muy bajo no funciona tu sistema de alerta temprana porque tu nivel educativo no permite comprender lo que significa una tormenta tropical, la mayoría de las personas piensan que solamente son las nubes y una lluvia pequeña; no tienen idea de la magnitud de lo que puede significar una tormenta tropical, y lo vimos hoy con Manuel  y con Ingrid, el bajo nivel educativo, el bajo nivel de vida, tu pobreza extrema, todo eso ocasiona el gran luto nacional que tiene todavía el país.