Fin de la democracia mexicana
Inusitadamente, aparece un fantasma ante nosotros: en Michoacán se reúnen los presidentes de los tres partidos políticos principales (PAN, PRI, PRD) para, en un afán de llevar a cabo un utópico acuerdo —piensen en la posibilidad de, entre las tres divergencias— nombrar a un candidato único que sería el gobernador de ese estado.
¿Y por qué buscar una situación que se antoja totalmente fuera de la razón política de no contender entre partidos destinados a bregar para obtener los puestos populares sometidos a la opinión y participación pública?
La pretensión que parece han esgrimido y filtrado los participantes es el dato que les han dado sobre la imposibilidad de realizar la elección en Michoacán. No hay garantías para que se puedan realizar los comicios sin poner en peligro a los posibles candidatos y en especial a quien todo indica sería el abanderado de Acción Nacional: Luisa María Calderón [Cocoa], la hermana del Presidente.
Hace sólo unos meses, el antecedente refiere que, en Tamaulipas, el candidato priísta Rodolfo Torre Cantú fue asesinado a unos días de la elección que seguramente lo llevaría a ser gobernador. Así, la presumible candidata panista pudiera ser un blanco atractivo y muy vulnerable para las bandas criminales.
Esa suspensión de los comicios tendría consecuencias graves y severas. Para empezar equivale al reconocimiento oficial de que, en Michoacán, se ha perdido la gobernabilidad, la paz y la tranquilidad.
En una segunda interpretación, se estaría pregonando que la forma en que se ha desarrollado la lucha contra los narcos no ha tenido resultados satisfactorios, y en un tercer acercamiento al asunto, equivaldría a la ruina económica y social de ese estado purépecha.
¿Quién trataría de instalar una fábrica, un hotel o restaurante en la región? ¿Qué nuevas escuelas se instalarían? Significaría estimular a que las familias al igual que los individuos dejaran de pensar en ese lugar como residencia para irse a otra parte; la más alejada de su tierra. Todo tipo de vínculos se perderían y en un abrir y cerrar de ojos, Michoacán dejaría de existir como tal para convertirse en la punta de lanza con la que se arrasaría a todo el país.
Es cierto, una elección sin la realización de las campañas es mucho más segura y sería el equivalente a las designaciones políticas moscovitas del pasado o las cubanas actuales. El retroceso sería enorme, pues inmediatamente pensaríamos que de esa misma manera se realizaría la renovación presidencial del año próximo.
¿Lo imaginamos?
Estaríamos inaugurando un Estado de excepción en donde la reversa pronto nos ubicaría a todos en una gigantesca mazmorra.
¿Acaso eso es lo que busca quien haya sido el inspirador de esta chifladura?
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