Melchor Arellano Chávez
En la nueva era de la humanidad, los retos de la industria naval, se centran en construir buques capaces de competir con rubros tradicionales del transporte, como el avión y el tren. El actual milenio, será testigo de la puesta en marcha de buques que despegarán velocidades entre 50 y 100 nudos (millas marinas) en adelante, lo que hará dudar a los viajeros al decidir entre abordar un buque con velocidad de 100 nudos o un avión. Su construcción, aplicación y solución eficiente a los problemas de velocidad, estabilidad, operación, infraestructura, carga, equipos, pasajeros y seguridad, es hoy una realidad insoslayable.
Entre los barcos de alta velocidad o High Speed Craft (HSC) destacan las unidades con casos especiales en forma desplazamiento como el catamarán (dos quillas), el trimarán (tres quillas); los de soporte hidrodinámico dotado de turbinas, llamados Water Jet; los de hélices de aire y combinación de motores diesel- eléctricos; así como los dotados con más velas y motor. Luego tenemos aquellos navíos con preeminencia en la estabilidad total y bienestar, antes que velocidad, como es el caso del modelo alemán Small Waterplane Area Twin Hull (SWATH). Aunque quizá el más espectacular, sería el modelo también teutón, Wing in Ground Craft (WIG) aerobarco o volador marino, desarrollado por el astillero Abeking & Rasmussen (situado en Hamburgo Bremerhaven), basado en un diseño ruso, que genera fuerza de sustentación por efecto de la superficie del mar y es capaz de convertirse en avión y viceversa. En los buques de recreo, como los cruceros turísticos y súper FAST FERRIES o transbordadores ultra rápidos, la tendencia consiste en dotar a los barcos de gran rapidez, comodidad, confort y estabilidad, para evitar los molestos mareos de los paseantes.
En los buques mercantes, sigue a toda vela la construcción de MEGACARRIERS, que comienzan a pasar de séptima (siete mil contenedores a bordo), a décima (diez mil contenedores) y hasta duodécima generación (12 mil contenedores a bordo) y velocidades de 30 nudos. Así tendríamos el SWATH para el bajo bamboleo y estabilidad total y High Speed Craft (HSC) para los navíos súper rápidos. En este orden y ante el hecho de que los cruceros no ingresan en las bahías y zonas de baja profundidad, el SWATH sería el ideal para los turistas que quieran ir y venir a través de las costas. Si bien es cierto que el transporte marítimo estaría detrás de la aviación, en lo que se refiere a velocidad a distancias largas (a menos que el WIG trascienda lo imaginable), sí conseguirá superarla en rutas medianas y cortas. En tráfico de cabotaje o costanero, los buques rápidos competirán contra los trenes, autobuses y aerolíneas de corto alcance, alcanzando y superando velocidades de 100 nudos. En América, un ejemplo de buques ultra rápidos, han sido las unidades de la naviera argentina Buquebús, que cubren la ruta entre Buenos Aires y Montevideo, con velocidad de 40 nudos (80 kilómetros por hora), 450 pasajeros y 52 vehículos. ¿Qué hace México al respecto?