TEATRO

Alberto Villarreal

Gonzalo Valdés Medellín

Alberto Villarreal Díaz de Bonilla (D.F., 1977) es un laureado y prolífico dramaturgo. Su campo de acción es extensísimo y va del performance al teatro minimalista (con ciertos recursos intimistas), para retornar al performance y retomar el rumbo de la nostálgica evocación jodorowskiana del teatro pánico y los happenings. Villarreal redacta con aspiraciones poéticas y deliberadamente antiteatrales. Sin embargo, asume que su dramaturgia no es tal, sino todo lo contrario, cosa que no debe sorprender a quien esto lea, dado que es el mismo joven escritor quien asevera escribir “teatro que no parezca teatro”.

Y es que Villarreal hace un teatro que no quiere aceptar al teatro, a la acción, al diálogo mismo como catapultas de dramaticidad, sino que desea negarlo. Asegura haber “aprendido teatro con Duchamp” (y lo dice no en modo humorístico sino “serio”), aunque su formación es muy de los mass media, como deja entrever en las siguientes declaraciones: “Yo crecí en foros de televisión —comenta—. Ahí surgió mi fascinación por las lámparas, por el espacio de construcción de las ficciones, más por el back stage que por el frente. Por eso me gusta que el teatro muestre su construcción. Lo que me apasiona es la teatralidad del mundo y luego el teatro como su forma comprimida”.

Pero su ingreso al teatro, ¿es una vocación o un producto de las circunstancias anecdóticas de la vida? Responde: “Es mi forma de ser y estar en el mundo. Va más allá de una decisión, es más supervivencia y, esa certidumbre, siempre ha estado ahí desde la infancia”. Considerándose bajo la influencia de “Pound, Macedonio Fernández, Borges, Dostoyevski, Rabelais…”, el teatrista explica que estos autores al no ser dramaturgos “precisamente por eso me enseñan dramaturgia”. Y al escribir teatro, Villarreal busca “que no se escriba como teatro, que no suene a teatro, que esté vivo, un accidente de la realidad”. Por eso, discierne, los temas toman al autor, y manifiesta: “Los temas me toman a mí. Un dramaturgo sólo quita los obstáculos para que las obras sucedan”. Considera asimismo que “sí hay tradición. Pero a mí me interesa la no canónica, la transversal y periférica, como Tario o los Efímeros de Jodorowski”. Sin embargo, conviene en no siguir ni a dichos autores ni tal tradición, pues opina que el teatro mexicano en la actualidad “no tiene función, por eso es capaz de ser cualquier tipo de fenómeno. Es como la vida, o el arte, no tienen función, por eso son insustituibles. La funcionalidad sólo se aplica a la burocracia”.

Actualmente Villarreal presenta El lado B de la materia en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM, y cuenta la historia de una asesina, a quien se le trasplanta un corazón de un oso polar, con la finalidad de que se haga de buenos sentimientos.