Encontrará un PAN confrontado
El poder más peligroso es el del que
manda pero no gobierna.
Gonzalo Torrente Ballester
José Fonseca
Se afirma que en las próximas semanas regresará a México el expresidente Felipe Calderón, después de más de un año en el extranjero.
Es innegable que, en su empeño de lograr acuerdos para la aprobación de reformas constitucionales, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se ha esmerado en hacer juicios negativos sobre funcionarios o acciones del sexenio calderonista.
Ese trato ha llevado al expresidente Calderón a comportarse con discreción y eludir cualquier expresión pública u opinión acerca del actual gobierno de la república. Es una conducta adecuada para quien ya tuvo su oportunidad de gobernar.
Sin embargo, a su regreso, el expresidente Calderón se encontrará con un Partido Acción Nacional confrontado por la próxima elección de su dirigencia nacional.
En esa elección se confrontan los grupos afines al actual dirigente nacional Gustavo Madero y aquéllos que, según sus declaraciones, se consideran los custodios de la herencia del sexenio calderonista y desean llevar al PAN a confrontar al gobierno del presidente Peña Nieto. “Queremos ser oposición, pero responsable”, han dicho.
Esta confrontación panista ha escalado la violencia declarativa y, de seguir el curso actual, será la mayor amenaza a la unidad partidista que ha tenido Acción Nacional en casi dos décadas.
Su regreso en esas circunstancias necesariamente hará que el expresidente Calderón tome decisiones.
Habrá de decidir si, aun contra su manera de ser, ante el panorama turbulento de su partido se resigna a sólo atestiguar la pelea interna, o si sus convicciones panistas lo llevan a abandonar la discreción y a intervenir en la batalla panista.
Si se diera una intervención, el expresidente Felipe Calderón, dada su naturaleza, ocurriría a favor de uno de los dos grupos en pugna. Seguramente a favor de aquéllos que se proclaman los custodios de su herencia sexenal.
Tal intervención alteraría no sólo los equilibrios internos del PAN, alteraría necesariamente la ecuación del equilibrio político nacional pues, al respaldar a los corderistas, a su vez el expresidente Calderón votaría a favor de una táctica de confrontación con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
A otros expresidentes les ha sido difícil regresar al escenario político y recuperar algo del poder del que disfrutaron durante seis años. Si decide subirse al escenario político, el expresidente Calderón sería actor político de nuevo, con todos los riesgos que ello significa, porque es posible que ya no encuentre la condescendencia con que le ha sobrellevado el gobierno peñista.
jfonseca@cafepolitico.com
