La única verdad es la realidad.
Aristóteles
Carlos Alberto Pérez Cuevas
Se acabó el primer mes del año y en unos pocos días México vivió una serie de hechos y eventos que dan cuenta de la realidad política y social de fondo en la que estamos inmersos los mexicanos. En estos días vimos cómo se recrudeció la participación de civiles armados principalmente en Michoacán, aunque por desgracia no es el único estado que tiene problemas graves de inseguridad.
La recuperación de regiones que antes ocupaba la delincuencia organizada catapultó a las autodefensas hasta los cuernos de la luna, ganando a su paso una gran simpatía entre los pobladores que los aclamaron como héroes; la contundencia fue tal que las imágenes de la incursión en esos lugares dieron la vuelta al mundo y llegaron a la reunión de los hombres más poderosos del orbe, en el Foro Económico Mundial de Davos en Suiza.
En ese encuentro el presidente Peña Nieto tenía un espacio para hablar ante el mundo sobre las bondades de las grandes reformas estructurales y los acuerdos en materia educativa, energética, telecomunicaciones y política, integradas en lo que el nuevo gobierno ha llamado como el “momento mexicano”, pero la participación del presidente de México se enfrentó a dos realidades:
La primera fue la inseguridad y las autodefensas en Michoacán, que tanto atemorizan a los países del mundo, esto opacó la tan cuidada participación presidencial y el tema se coló anulando el impacto que se esperaba de la exposición de las reformas y los acuerdos para lograrlas, la realidad se impuso dando un revés al gobierno mexicano que pretendía echar campanas a vuelo y capitalizar el impacto positivo de las reformas, como si fuera lo único que ha pasado en el país, la verdad los rebasó.
La segunda realidad es que hasta el momento con la pura aprobación de las reformas constitucionales no alcanza para que los sectores se activen, venga el crecimiento económico y las inversiones, aunque se hayan anunciado con bombo y platillo, y no es suficiente porque esto apenas constituye la construcción del esqueleto normativo, es decir, el marco general sobre el que se tendrá que legislar en normas secundarias que deben dar sustento, coherencia y aplicabilidad concreta y específica a la reforma constitucional.
Fuera de México, las naciones hermanas no conocen del entramado jurídico que aún falta por construirse y sólo ven lo mediático de las reformas y los acuerdos, se emocionan y felicitan al gobierno de la republica; para los extranjeros que no conocen de fondo nuestra realidad, es entendible esa expectativa y emoción; pero para las autoridades mexicanas que de sobra saben que el trabajo no está terminado y lo más difícil está por venir, no cabe celebrar sobremanera y echar las campanas al vuelo como si los problemas del país no existieran.
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