Las variantes de la delincuencia no son más que

proteísmos de un mismo hecho: la violación de la ley.

Enrique López Albújar

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

 

La captura de uno de los delincuentes más buscados a nivel mundial y por el que Estados Unidos de Norteamérica ofrecía la recompensa de cinco millones de dólares no es cosa menor. Por el contrario, al gobierno federal no se le puede regatear ni un ápice por el golpe asestado a la cabeza de uno de los carteles delincuenciales más poderosos del país.

Enhorabuena para el gobierno federal y sus instituciones de seguridad que participaron en este operativo quirúrgico, principalmente el reconocimiento a la Marina Armada de México, que fue la que encabezó y coordinó los trabajos de inteligencia y las acciones concretas que permitieron la captura de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.

En estos temas de delincuencia e inseguridad, siempre he sido un convencido de que no se deben mezclar los encuentros o desencuentros partidistas, el combate y la lucha contra la inseguridad no deben tener colores ni distingos de partido, debe ser una lucha del gobierno con la participación de todas las fuerzas políticas y de los diversos sectores de la sociedad, cada uno haciendo lo que corresponde desde su ámbito de acción.

Cierto que vivimos en un país donde aún impera la corrupción de autoridades , jueces, ministerios públicos, policías, autoridades penitenciarias, entre otras, que a cambio de beneficios económicos venden la justicia al mejor postor y así dentro de las cárceles, o en su mayoría, sólo se encuentran los que no pudieron pagar su libertad o delincuentes menores, muchos de ellos que por primera vez delinquieron, siendo carne de cañón para las células delincuenciales que siguen extorsionando y delinquiendo desde los mismos penales.

Desgraciadamente el grado de impunidad en México es muy alto, los expertos vierten cifras de que a alrededor del 95 por ciento de los delitos que son denunciados o debiesen perseguirse no se les da ninguna solución, y los delincuentes nunca son aprehendidos ni los casos resueltos; a esto hay que sumarle la cifra negra, es decir, derivado de la impunidad hay un alto porcentaje de ciudadanos que prefieren no denunciar para evitar ser extorsionados o maltratados por la autoridad, de tal manera que el índice de delitos es más alto que el oficial.

Pasaron trece años desde la fuga del Chapo del penal de Puente Grande, más de 4 mil 700 días a salto de mata; varias publicaciones de la revista Forbes en las que lo incluía como uno de los hombres más ricos del mundo; una red transnacional para el tráfico de drogas, nada de esto puede explicarse sin la colaboración y participación de autoridades corruptas, no sólo de México sino de los diversos países donde incursionaba, incluido Estados Unidos.

Hoy ya está preso en el Altiplano, y se le reconoce al gobierno, pero su captura no acaba con el narcotráfico, la delincuencia y la inseguridad.

 

@PerezCuevasMx

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