Gonzalo Valdés Medellín

Con Tiempo de miedo es la voz de una dramaturga netamente mexicana: Gabriela Ynclán, cuya apuesta en esta ocasión es el rescate del habla popular mexicana a través de un rastreo por los caminos del realismo mágico y la argumentación descarnada de la violencia contra las mujeres, por ello es pertinente lo que bien señala el programa de mano, que dicha obra “tiene una dramaturgia fuerte, que paradójicamente, está tratada con mucho sentido del humor”. Un humor que nos recuerda mucho al humor negro de Hugo Argüelles, sobre todo el de la primera etapa, el de Los cuervos están de luto y El tejedor de milagros. Nada extraño si se considera que los basamentos formativos de Ynclán se encuentran en la escuela argüelleana, pues la dramaturga, junto a autores como Sabina Berman, Jesús González Dávila y el mismísimo Rascón Banda, se cuenta “entre los alumnos más destacados” del autor de La ronda de la hechizada (valoración hecha por él mismo). Así pues, y entre los vasos comunicantes del propio realismo mágico a lo Argüelles, y el costumbrismo propio de nuestro país, Tiempo de miedo torna los vocablos y psicologías mexicanistas en heterogeneidad de idiosincrasia, pues, aun cuando la historia sucede en un ambiente campirano no resulta regionalista, sino, por el contrario, universalista.
Tiempo de miedo es una historia de violencia que amalgama la acción y la palabra en fructíferas alianzas que verbalizan el sentir femenino en un entorno machista y en muchos casos brutal contra el género femenino, como es el caso de esta puesta hiperminimalista dirigida por Edna Ochoa e interpretada por Gloria Obregón, Guadalupe Martínez, Gloria Andrade y Susana Romero, que cumplen con su cometido, aunque las actrices junto con la directora dejan al espectador con hambre de mayor creatividad y exploración estética y expresiva, al grado de que, en muchos momentos, el texto parece superar al grupo de mujeres creadoras. No obstante, la dramaturgia de Gabriela Ynclán resulta tan mágica, fascinante y desgarradora que el espectador queda integrado a ese corpus puramente mexicano que llega al fondo de la teatralidad propia de un hecho lamentable aquí denunciado: el desprecio, abuso y vejación de la mujer. Magnífica propuesta dramatúrgica de Gabriela Ynclán, Tiempo de miedo es una obra va­lien­te, valiosa y vigente.