Y va para largo

Yazmín Alessandrini

No importa el ángulo del que se le contemple, el territorio michocano es un verdadero galimatías. Por todos lados, la entidad que fuera cuna de José María Morelos y Pavón (1765-1815) representa un indescrifrable crucigrama para todos aquéllos que han sido encomendados por el presidente Enrique Peña Nieto para destrabar la compleja situación que viven los poco más de 4.3 millones de habitantes que, esparcidos en los 113 municipios que conforman el estado, sufren en el día a dia diversas problemáticas que han hecho de su cotidianeidad un verdadero infierno.

¿Cuál es el problema más grave que enfrentan actualmente Michoacán y los michoacanos? A ciencia cierta es muy difícil poder identificar sólo uno.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, al igual que sus colaboradores más allegados, tienen las manos llenas y trabajan a marchas forzadas para devolverle a los michoacanos la paz y la seguridad a la que todo ciudadano tiene derecho. Han concretado acciones contundentes e importantes para disminuir los alcances y capacidades del crimen organizado. Sin embargo, de manera dramática, estamos siendo testigos de cómo la situación en Michoacán semeja la de la mitológica hidra, que por cada cabeza que se le cortaba le nacían dos más…

El asesinato de Gustavo Garibay García, presidente municipal de Tanhuato, el pasado fin de semana, a manos de sicarios enviados por presuntos extorsionadores que vieron tocados sus intereses por el edil es, desgraciadamente, una raya más para un tigre michoacano que no tiene para cuándo debilitarse y extinguirse. Porque a este cobarde crimen también hay que sumar al contexto michoacano situaciones como la del sinvergüenza Humberto Suárez (exsecretario de Administración y Finanzas en las gubernaturas de los perredistas Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel), quien tiene para pagar una fianza de 49 millones de pesos para enfrentar su proceso en libertad, o la de Hipólito Mora, quien de ser un emblemático líder de las autodefensas pasó a ser un presunto asesino y un abusivo que despojaba de su patrimonio a aquéllos que no se sometían a sus deseos.

Lo de Michoacán va para largo y tanto los michoacanos como el resto de los mexicanos debemos entender que no hay manera de que esto se resuelva en un par de meses. El resquebrajamiento del tejido social en esta entidad no se detonó en unos cuantos días. Esto se remonta a varios años atrás y ha sido un proceso en el que el caldo de cultivo ha sido la ambición de varios políticos a los que se les hizo fácil formar alianzas con grupos delincuenciales como La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y otros.

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