Alza de impuestos, severamente vigilados
Félix Fuentes Medina
La caída de 9.4% de los ingresos tributarios en febrero pasado advierte que la actividad económica nacional sigue a la baja y la reforma fiscal mantiene temores en empresarios y contribuyentes, por lo cual eluden impuestos y no se deciden a invertir.
Es tradicional que la Secretaría de Hacienda y el Banco de México culpen a factores externos por cuanto sucede en nuestra economía. Esta vez se dijo que Estados Unidos se ha visto “más lento de lo esperado”, en los primeros meses del año.
Y a veces se echa la culpa al conflicto de Siria o a la presunta anexión de la península de Crimea a Rusia, o porque al venezolano Maduro le habló un pajaritico. Esto porque cuanto se proyecta o es hecho en México, es perfecto.
Esta vez reconoció Hacienda, al menos, que la caída se debió a la prórroga de la Administración Tributaria sobre pagos empresariales del primer bimestre para ser hechos en marzo, o por ajustes obligados de la reforma fiscal.
Esa reforma causa sus primeros estragos debido al alza de impuestos, severamente vigilados a través de facturas electrónicas. Las nuevas cargas se reflejan en el disparo de precios en alimentos y artículos fundamentales de la construcción y pequeñas industrias. Esto incide, obvio, en el ínfimo crecimiento económico.
A través de dicha iniciativa, Hacienda señaló de qué manera serían elevados los impuestos y de a cómo, pero como en tiempos de Luis XVI, no dio la fórmula para tener contentos a los paganos. Entonces se enfurecieron los franceses y tomaron la Bastilla.
Aquí no saben los paganos qué camino tomar, pero por vía de mientras debieran los funcionarios escuchar las blasfemias de quienes se sienten impotentes para dar de comer a sus familias, a causa de la carestía y el desempleo. ¿Ya sabrá la señora Rosario Robles cómo evitar la inanición y gastar menos en publicidad? Porque la carencia de alimentos fue el principio del fin del rey reformista.
A propósito de reformas, la educativa sigue en el viento. En Oaxaca residen sus principales opositores, los maestros de la sección 22, todo el tiempo apapachados por el gobernador indolente, Gabino Cué, así causen destrozos en negocios y la gente padezca calamidades de diversa índole.
Tan deprimente anarquía se refleja en Guerrero y Michoacán, mientras en la capital del país permanece el espectáculo bochornoso de las tiendas de campaña en el Monumento a la Revolución, con sus holgazanes ocupantes de diversas entidades. Prevalece la pregunta: ¿por qué semejante dejadez?
Debido a ello, preparémonos a padecer peores desmanes cuando sea discutida la ley secundaria de la reforma energética, pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya frenó la consulta nacional que exigieron en sus respectivos frentes Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
Por cierto, López Obrador dijo que si vive en el 2018 y el pueblo se lo pide, volverá a ser candidato presidencial porque urge transformar México.
Obvio, tendría que competir vivo. ¿Y cuántos mexicanos supone que le van a pedir otra campaña, si el Zócalo dejó de ser su plaza favorita?