López Obrador y Ebrard

Sombrerazos y empujones al 2012

 

Carlos E. Urdiales Villaseñor
Los mexicanos que asumen un compromiso ciudadano por contar con mayor información, por mejores contextos y mayor capacidad de jerarquización, enfrentan simultáneamente de cuando en cuando, más de un tema de interés. Libia, Japón, la renuncia de Carlos Pascual cómo embajador de Estados Unidos en México o el enfrentamiento entre poderes fácticos por el mercado de las telecomunicaciones en el país. Esa encrucijada para priorizar información no es menor en las salas de redacción de los medios de información.

A los temas importantes por su relevancia que enumeré en el párrafo anterior, sume usted dos hechos más. La renovación en la dirigencia nacional del PRD y la presentación del “Proyecto de Nación” del Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, de Andrés Manuel López Obrador.

Del primero se dice y se escribe mucho. ¿Vale la pena reducir el asunto a ganadores y perdedores? Marcelo Ebrard jugó. AMLO sin estar igual jugó. Los Chuchos ganaron la dirigencia pero no el poder. El denominado G-8 y Bejarano se hicieron de la segunda posición en la burocracia partidista, se opondrán pero no mandan.

Las grillas de siempre en el PRD que lo mismo pueden ser catalogadas como el reparto entre grupos y grupúsculos de poder, clientelas electoreras y voraces de poder. O que se trata de lo natural en un partido vivo y democrático. La semántica poco resuelve. Nada. El PRD sigue reduciéndose, dice Ebrard que el partido no se fracturó como algunos vaticinaban. ¿Seguro? Lo que es un hecho es que el partido sigue partido rumbo al 2012. Es más, deje usted el 2012, el Partido de la Revolución Democrática va fracturado desde arriba y desde ya a los comicios del 3 de julio en el Estado de México.

El PRD con la nueva dirigencia estará más ocupado en resolver sus grillas internas, las alianzas electorales cómo telón de fondo al verdadero tema de temas: la candidatura presidencial. AMLO o Ebrard. ¿El mejor posicionado según quién? ¿La ideología o el pragmatismo electoral que les permitan ser competitivos frente al partido en el poder y frente a quién se considera el puntero natural que regresará al PRI a un futuro sin pasado? Ahí se concentran las preocupaciones perredistas. No pueden con más.

Andrés Manuel vuelve por sus fueros, con su aritmética electoral, de comités vecinales, municipales y redes que pretende alcancen a 4 millones de promotores de su MORENA, si cada uno convence a 5 personas entonces habrá 20 millones de votos. Eso quiere AMLO al margen de la, o las estructuras partidistas. Eso promueve y vende. Con ello se motivan e ilusionan sus seguidores, que no son pocos, que son ciudadanos convencidos que en él y su movimiento radica la única posibilidad de cambio para el futuro del país.

De la presentación del MORENA también se dice y escribe mucho. Que es un proyecto estatista, anticuado, falto de articulación, lleno de promesas y barnizado con tintes liberales.

O bien una propuesta seria que parece por fin ser sensible a algunos de los señalamientos que desde el 2006 se le imputaron. La beligerancia, lo maniqueo, la simplificación extrema de asuntos complejos. Pero el programa vale. Al menos constituye una fuga hacía adelante y no una crítica eterna al pasado, cada vez más lejano, o a un presente que se critica pero que al final se avala. Es proponer y provocar.

Al final de la reflexión sobre la relevancia y trascendencia de los sucesos internos y externos, estos dos episodios recientes de la izquierda mexicana se abren lugar en el panorama general. Tal parece que se construyen a empujones y sombrerazos dos proyectos de cara al 2012. Uno político, el de AMLO y otro electoral, el de Marcelo Ebrard.

¿Usted cómo jerarquiza estas opciones?

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