Han optado por destruir
Los hombres siempre desaprueban
lo que no son capaces de hacer.
Cristina II
José Fonseca
Quizá no fue acertado que el Ejecutivo federal enviara al Senado la mayoría de las iniciativas trascendentes de las leyes secundarias que permitirán aterrizar en la realidad las reformas constitucionales más importantes de los pasados 30 años.
Me atrevo a considerar que pudo ser un desacierto, porque sin acceso a fuentes de información privilegiada, no sé si fue una acción calculada.
Como sea, el resultado ha sido que en el Senado se entramparon todas las leyes secundarias que recibieron, porque en el Senado se han manifestado más claramente los efectos de las crisis existenciales que atraviesan los dos principales partidos de oposición.
Está en crisis existencial el PRD, donde, a pesar de la aparente conciliación, en realidad enfrentan una serie de interrogantes para las cuales aún no encuentran respuestas satisfactorias.
Tiene dificultades la dirigencia nacional perredista para resolver el desafío que representa la amenaza de Morena, con un López Obrador que, en medio de sus soluciones y discursos simplones, no deja de tener atractivo para una porción importante del electorado de la izquierda.
Está en crisis existencial el PAN, por el enfrentamiento entre dos poderosas corrientes: la maderista y la corderista.
Esta confrontación interna, cada día más intensa, más encarnizada ha provocado desconcierto entre la militancia del PAN, poco habituados a airear públicamente sus problemas internos y, sobre todo, porque las descalificaciones colocan a los militantes en su propia crisis. ¿Es corrupto su partido? ¿Es un partido de ambiciosos? ¿Puede recuperar el rumbo tradicional?
Estas crisis existenciales han sido, como se dijo líneas arriba, más evidentes entre los senadores perredistas y panistas, quienes parecen haber hecho su misión en la vida legislativa negarle al gobierno del presidente Peña Nieto cualquier éxito, ni siquiera las leyes secundarias.
Por eso el epígrafe de estas líneas: “Los hombres siempre desaprueban lo que no son capaces de hacer”.
Panistas y perredistas han tenido dificultades para gobernar, como lo prueban los gobiernos de sus candidatos de coalición, triunfadores en 2010, pero entrampados en su propia incompetencia.
Y, ante la disyuntiva de construir o destruir, han optado por la más fácil: destruir.
Las crisis existenciales suelen ser breves, pero en algunos duran toda la vida.
jfonseca@cafepolitico.com
