Creo que no pasan de media docena los escritores que admiraba García Márquez. El primero que mencionaré, por ser el nuestro, es Juan Rulfo. Cuenta el mismo autor que un día llegó a su casa su compatriota el poeta Álvaro Mutis y le aventó un libro con el comentario: “Para que aprendas a escribir” y luego una, si cabe, cariñosa mala palabra. Cuando Mutis se fue comenzó a leer Pedro Páramo y no lo dejó hasta que acabó, y enseguida, asegura, lo comenzó a leer de nueva cuenta para averiguar, claro, las astucias literarias de Rulfo. Cuando rememora esto, García Márquez se queja de que llevaba meses en México y nadie le había hablado de Rulfo. (No es momento ahora para abordar el tema, pero es que Rulfo sufrió un “ninguneo”, como diría Paz, del grupo cultural precisamente de Paz). Tanta era la admiración del colombiano por Rulfo que se dice que en Cien años de soledad, hay una frase copiada, tal cual, y como un homenaje, de un texto de Rulfo.

Otro escritor al que le rendía culto es William Faulkner, al grado que asegura que en el momento en que leyó a Faulkner decidió ser escritor.

Dos obras menciona en particular y de modo recurrente. Diario de la peste, de Daniel Defoe, mejor conocido por ser el autor de Robinson Crusoe y considerado en las historias literarias como un escritor menor. Felipe Cazals dirigió El año de la peste con guión de García Márquez y diálogos de José Agustín, basada en la novela de Defoe. Pero la obra que prefería sobre todas era Edipo rey de Sófocles. En esta tragedia, el pueblo acude a pedir a Edipo que detenga la peste que está devastando a los habitantes de Tebas. Consultado el oráculo se sabe que la peste no cesará hasta que se ejecute o exilie al asesino de Layo, el rey anterior. En esta tragedia, los estudiosos destacan siempre su estructura que consiste en que al inicio de la obra todo ya ha ocurrido: la muerte de su padre Layo a manos de Edipo que no se sabe culpable y el matrimonio incestuoso con Yocasta de quien ignora es su madre. Edipo ordena que todos colaboren para esclarecer el crimen sin saber que él es el culpable. Mi hermana Magdalena supone, y creo que tiene razón, que esta estructura está en la trastienda de Crónica de una muerte anunciada, porque también aquí se juega con que todos saben del asesinato de Santiago Nassar antes de que ocurra y sin embargo, nadie puede impedirlo. Jorge Alí Triana es el director de la película Edipo alcalde, con guión, ¿ya lo adivinó usted? de Gabriel García Márquez.

Vargas Llosa dijo que una de las influencias de García Márquez eran las novelas de caballerías. Mientras eran amigos, el autor de El amor en los tiempos del cólera,lo aceptó sin mayor entusiasmo, pero apenas se pelearon se apresuró a desmentirlo.

El mismo García Márquez confesó que uno de los escritores que influyó en su narrativa es Rabelais, pero luego se apresuró a bromear sobre que esa pista era “una cáscara de plátano que le había puesto a la crítica”. Para mí, que sí tiene influencia de Rabelais, por ejemplo, la sangre de José Arcadio Buendía, el marido de Rebeca, corriendo por las calles de Macondo en busca de su madre cuando muere este gigante, deja traslucir la orina del gigante rabelesiano inundando las calles de París.

De sobremesa, esa excelente novela epistolar de José Asunción Silva, tiene prólogo de García Márquez y ahí confiesa que es un libro que admira desde que era joven, pero que ahora con la madurez lo admira igualmente, pero por razones distintas y hasta contrarias de lo que le gustaba en su juventud.

Pero sin duda, como buen latinoamericano, el libro que conoce al revés y al derecho y con el que comparte la imprecisión, la desmesura y hasta los milagros es la Biblia. (Carmen Galindo)