Dijo un clásico
Solo hay una regla para los políticos de todo
el mundo: no digas en el poder lo que decías en la oposición.
John Gadsworthy
José Fonseca
Dijo un clásico: “haiga sido, como haiga sido”. Así, se aprobaron las leyes secundarias de la reforma constitucional en materia político electoral que tan abrumadoramente votaron los partidos el año pasado.
Como el diablo está en los detalles, los senadores empezaron a revisar con lupa cómo sacaban ventaja para sus partidos respectivos en la redacción de las leyes secundarias.
Eso no debe sorprendernos, ni siquiera que las negociaciones hayan requerido de tantas semanas, así es la democracia, desordenada y revuelta. Es el sistema político en el cual es más visible la condición humana.
Dicho esto, tampoco debe sorprendernos que, oootra vez, los partidos derrotados en las elecciones de 2012, traten de cerrarle espacios para la próxima elección al partido en el poder.
Porque de eso se trató esta reforma electoral. Cada partido de oposición se inventó su propia narrativa de cómo fueron las elecciones que perdieron.
El PRD, de alguna manera, se vio forzado a respaldar el discurso de su ex candidato presidencial, a pesar de que es el discurso de siempre que pierde. Porque saben que Andrés Manuel López Obrador jamás reconocerá un error y se indignó porque la dirigencia perredista se unió al Pacto por México, los perredistas han sido menos virulentos.
En realidad en las negociaciones de las reformas político electorales fueron más razonables que el PAN. Los panistas, agobiados por el error de ir a una elección interna que ha desatado los demonios y obligados a tratar de compensar la debilidad estructural que les dejó la pérdida de la Presidencia de la República, fueron los más exigentes.
Sin embargo, también es un hecho que esta reforma electoral sólo responde a la maldición que padece la democracia mexicana. Las derrotas siempre se le atribuyen a las perversidades de sus adversarios. Son incapaces de reconocer que a veces los votantes simplemente no quisieron favorecerlos en una elección.
Y, como se inventan sus propias leyendas urbanas, esas en las que las derrotas pueden atribuirse hasta al cambio climático, siempre tratan de legislar para cerrarles el paso a los adversarios.
En este caso, se trata de cerrarle al PRI los espacios que le dan su mayor estructura y estar en la Presidencia.
Como sea, los legisladores han armado lo que los especialistas en derecho electoral más serios califican de mamotreto. Han armado un amasijo de reglas cada vez más complicadas, con las cuales calculan que pueden ganar la próxima elección.
Porque de eso se trata de que las leyes les den una fortaleza que sólo ocasionalmente han demostrado en las elecciones.
Si aun con las nuevas leyes sufren derrotas en las próximas elecciones, ya inventarán complots perversos de las fuerzas oscuras. Es su karma.
jfonseca@cafepolitico.com
