CAFÉ POLÍTICO
PAN: elecciones internas
Muchos gritan y discuten hasta que el otro calla.
Creen haberle convencido. Siempre se equivocan.
Noel Claraso
José Fonseca
A una semana de la elección interna del PAN, pareciera que se acallaron los gritos que intercambiaban Gustavo Madero y Ernesto Cordero.
Se inician ya las negociaciones para la reconciliación entre quienes tan ferozmente disputaron la dirigencia nacional del PAN.
En la opinión informada y la opinión ilustrada, sin embargo, parece haber un cierto desencanto, no por el triunfo de Madero, sino porque Cordero reconoció su derrota y no llevó al partido a la ruptura por la que tantos apostaban.
Madero ha ofrecido ser generoso en la victoria. Habrá de probarlo, porque si no cede espacios a los corderistas, la aparente calma actual puede reflejarse, para empezar, en desacuerdos en las bancadas legislativas, particularmente en la del Senado.
Tal circunstancia complicaría la agenda que el reelegido dirigente nacional panista se ha trazado. Se complicarían hasta los acuerdos que ya discute con el PRD.
Una de las virtudes de un político exitoso en las negociaciones es el cumplimiento de la palabra empeñada. En los luminosos tiempos panistas de la real politik, Diego Fernández de Cevallos se ganó el respeto no sólo de los panistas, sino de sus adversarios, porque una vez empeñada su palabra, nunca dejó de cumplirla.
Esa cualidad no parece ser el fuerte de Gustavo Madero, quien a veces parece más dispuesto a salir del paso mediante compromisos que no tiene intención de cumplir. En sus manos está mantener la unidad del PAN. En sus manos está preservar la unidad, a la cual está dispuesto el grupo corderista.
Vienen las discusiones de las leyes secundarias de las dos reformas pendientes. La de telecomunicaciones y la energética. Madero tendrá que honrar los compromisos contraídos en las negociaciones, pues resolver coyunturas mediante ocurrencias de último minuto no es honrar la palabra empeñada.
Sería una manera de recuperar el prestigio del partido, tan abollado en la ruda guerra civil que fue la elección interna.
Pero también sería una manera de recuperar la credibilidad de los ciudadanos que no militan en el PAN y aún no están convencidos de que se haya fortalecido lo suficiente como para ser opción de gobierno en 2018.
Si algo tiene claro el gobierno del presidente Peña Nieto es que a partir del próximo septiembre el PAN endurecerá su actitud, estará menos dispuesto a negociar, porque empezará el camino hacia la elección de 2015. Ya se verá si el cambio de actitud no significa que deje de ser lo que los ingleses llaman la leal oposición.
jfonseca@cafepolitico.com
