Bernardo González Solano
En la zona del Oriente Medio, Eretz Israel es quizás el único país donde impera un régimen democrático que lo diferencia totalmente de todos sus vecinos. Gracias a la democracia israelí —dígase lo que se diga— es posible que “hasta los más poderosos no escapen de la justicia”, lo que debería ser un ejemplo para todos, México, en primer lugar, donde la corrupción llega hasta los más altos niveles. En ese pequeño país, un primer ministro renuncia a su cargo por haber sido acusado de soborno y es sentenciado a pena de cárcel en un juicio legítimo; también, un presidente en funciones tuvo que abandonar el cargo porque cinco mujeres le acusaron de violación sexual debido a lo cual fue enjuiciado y está en prisión donde todavía cumple su pena: siete años de cárcel; asimismo, un escritor de izquierda puede llamar “neonazis a colonos radicales” aunque sea criticado por la derecha nacionalista; y, donde los ultraortodoxos se niegan a ser enrolados en el ejército porque sus ideas religiosas se lo impiden pero aceptan que “otros” israelíes formen filas y los defiendan de sus enemigos. Cuestiones fuera de lo común en muchas partes del mundo.
La existencia del Estado de Israel, por si misma, es un asunto casi “milagroso”, excepcional, muy difícil de explicar pero que demuestra que el pueblo judío posee atributos que le permiten en el siglo XXI continuar sobreviviendo. Por ejemplo, la economía israelí se basa en su alta tecnología, que es posible gracias un alto nivel de formación: un cuarto de la población cuenta con un diploma universitario; Israel tiene el mayor número de ingenieros por habitante de la Tierra. Aunque tiene que importar petróleo, trigo y material militar, su economía se dirige totalmente a la exportación lo que le permitió tener un crecimiento del 13% desde 2004; el 90% de sus exportaciones son bienes manufacturados (en 2007 ascendió a 42,000 millones de euros), más de la mitad de alta tecnología, con fuerte valor agregado: material médico y electrónico, aeronáutico, etcétera.
Así las cosas, el ex primer ministro Ehud Olmert, de 68 años de edad, un día confesó que soñaba con pasar a la historia como un dirigente israelí que firmaba un acuerdo de paz con los palestinos. De hecho, estuvo a punto de lograrlo. Pero, el lunes 12 de mayo Olmert logró su “sueño” por un motivo muy diferente: es el primer ex jefe de gobierno de Eretz Israel que acaba entre rejas. La grave sentencia de seis años de prisión por recibir soborno es un drama personal, pero también un precedente en 66 años de vida de la única nación judía en el mundo. Ehud —quien se declaró inocente—, tendrá que purgar seis años de cárcel y pagar una multa de un millón de shekeles (212,000 euros) por los cargos que se le imputaron. La sentencia de David Rosen, juez de distrito de Tel Aviv, es histórica porque nunca antes se había condenado a un ex primer ministro por corrupción en el país. Olmert fue la principal figura política y de gobierno de Israel desde 2006 hasta 2009 cuando su carrera pública terminó abruptamente al verse obligado a dimitir por el caso Holyland —complejo habitacional en Jerusalén para gente pudiente—, cuando se desempeñaba como alcalde jerosolimitano, cargo que ocupó desde 1993 hasta 2003, y según la acusación recibió dos pagos de casi medio millón de shekeles cada uno para facilitar la construcción del complejo residencial.
El juez Rosen no titubeó al dictar sentencia: “Quien recibe o entrega soborno traiciona la confianza de la sociedad. Los que tienen más poder y pertenecen a la élite política, social y económica deben dar ejemplo. Sus delitos deben ser vistos pues con mayor gravedad y ser castigados con mayor contundencia”. El acto judicial fue retransmitido por todas las televisiones y radiodifusoras israelíes. “Olmert aprovechó el poder que ostentaba para promover sus intereses”, agregó el togado en una dura crítica que combinó con elogios la labor que desarrolló el ex primer ministro por las clases más desfavorecidas. Unas por otras.
El enjuiciado no ingresará en la cárcel de forma inmediata pues Rozen permitió el aplazamiento hasta el 1 de septiembre a la espera del veredicto del Tribunal Supremo (TS) sobre su recurso, que según los expertos, no variará la sentencia anunciada.
Un tweet de los centenares que se han escrito con motivo de la sentencia de Ehud Olmert, dice: “En Israel la justicia actúa con rigor sea quien sea, y más en la clase política, que no se admiten sobornos y traspapeleo de dinero a otros bolsillos. Aquellos que critican a Israel creo que tienen que tomar ejemplo. Este es un país democrático, pero hay que respetar sobre todo el dinero de los contribuyentes. (Ojo, México. BGS). Los jueces —dice la Torá—, no tienen que ver al rico por que es rico o al pobre por que es pobre. Tienes que juzgar los hechos. Juzga y no tengas miedo en dar el veredicto. Espero que los enemigos de Israel no sean los enemigos y en vez de criticar a Israel critiquen al suyo antes”.
Amos Oz denuncia como “neonazis” a colonos radicales
El famoso escritor, novelista y periodista, Amos Oz (Jerusalem, 1939), uno de los intelectuales más eminentes de la izquierda de Israel contrario a los asentamientos judíos en los Territorios Palestinos que expone sus opiniones divergentes en periódicos como Ha´aretz y Yedioth Ahronoth ha condenado algunas operaciones de las fuerzas de defensa israelíes durante el conflicto de la Franja de Gaza de 2008-2009 calificándolas como crímenes de guerra. Ahora es criticado severamente por la derecha nacionalista de su propio país por llamar “neonazis hebreos” a los jóvenes colonos radicales que en los últimos meses han atacado sitios palestinos, Iglesias de diferentes corrientes cristianas e incluso al Tzáhal (en hebreo Tzavá Haganá LeIsrael: Fuerzas de Defensa de Israel).
Durante una reunión para festejar su 75 cumpleaños, Oz afirmó: “Lista de precios” y “Juventud de las Colinas” son apodos empalagosos. Es hora de que miremos al monstruo a los ojos y llamarlo por su nombre. Recuerdo que siendo niños nos decían que cuando tengamos ladrones hebreos y prostitutas hebreas, podremos asegurar que disponemos de un Estado hebreo. Pues ahora tenemos también neonazis hebreos…Si pretendemos seguir siendo un Estado que forma parte integral de la comunidad internacional, debemos llamar a las cosas por su nombre…Cuando en Europa o en Estados Unidos hablan de grupos neonazis, no se refieren a una nueva “Solución Final”, ni siquiera a un nuevo Holocausto, sino a actos de violencia, vandalismo, aversión a lo diferente y xenofobia. Lo mismo que hacen los neonazis europeos y norteamericanos, hacen nuestros neonazis en Israel y Cisjordania: sembrar el odio y la intolerancia, pero con una sola y gran diferencia, que en nuestro gobierno todavía hay quienes se oponen a calificarlos de terroristas…Nuestros grupos neonazis disfrutan del espaldarazo que le dan no pocos diputados nacionalistas, muchos de ellos racistas, y del de rabinos que les dan una base, en mi opinión, seudorreligiosa”.
Atacado en ocasiones anteriores por sus declaraciones contrarias al gobierno y a los políticos nacionalistas de derecha, ahora, la oleada de indignación de los mismos no fue menor. Por coincidencia, lo dicho por Amos Oz en el teatro Tzavta de Tel Aviv, y la aparición de su nuevo libro Sobre judíos y palabras –escrito al alimón con su hija Fania Oz-Zalszberg– se hizo el mismo día en que el ex jefe del Shin Bet (Servicio de Seguridad General Interior de Israel, es decir el servicio de inteligencia), Karmi Gilón, informó en una entrevista al Canal 1 que a pesar de que existe un aumento de 200% de los llamados “crímenes de odio” en todo el país, la gran mayoría de ellos no son esclarecidos, ni sus autores llevados ante los tribunales. “No existe por parte del gobierno un deseo genuino de acabar con estos actos vandálicos”, destacó Gilón.
En tanto, políticos derechistas criticaron acremente las palabras del premio Príncipe de Asturias en Letras 2007. El ministro de Construcción, Uri Ariel, dijo: “Esta comparación lleva a un terrible descrédito de lo que significó el Holocausto”, según citó el periódico Yediot Ahronot. De acuerdo a Ariel, no se puede “comparar a nazis, cuyo objetivo era la exterminación de otros pueblos en nombre de la superioridad de raza” con personas que hacen grafiti o ponchan llantas a los vehículos”. !Qué simpleza¡
Jaim Levinson, columnista del diario Ha´aretz, por su parte, escribió que se trata de un problema difícil de solucionar, ya que sus autores no pertenecen a una organización jerárquica, lo que reduce la efectividad de la policía. Visión que no comparten Gilón y otros ex responsables de los servicios de seguridad israelíes. Como sea, el hecho es que todo se debate públicamente, como corresponde a un país democrático. Israel es un buen ejemplo de esto: funcionarios que han infringido la ley, en la cárcel; ciudadanos inconformes con las disposiciones legales se manifiestan libremente en las calles y escritores contrarios a la política general lo dicen a voz en cuello. Y el país sigue su marcha. VALE.
