¿Y ahora, quién podrá defendernos?

Yazmín Alessandrini

Escalofriante. Aterrador. Espantoso. Tétrico. Así luce el panorama en México con respecto a la pandemia de bullying que actualmente azota a la infancia y a la adolescencia mexicanas. Enterarnos, a través de un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que nuestro país ocupa el primer lugar a nivel internacional en casos de abuso y maltrato en educación escolar es inconcebible e indignante.

Pero si la crueldad con la que niños y adolescentes actúan en contra de sus propios iguales resulta inconcebible e indignante porque incluso son capaces de llegar a provocar la muerte de sus víctimas, lo que en automático convierte estos casos de bullying en casos de homicidio, todavía resulta más doloroso que nuestros insensibles legisladores (federales y locales) reconozcan que tienen en la congeladora una Ley de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes y que, en cambio, por ejemplo, le den fast-track a iniciativas para implementar un registro de mascotas. ¡Por Dios!

Sí. Es un hecho contundente que las autoridades escolares están fallando para evitar que las escuelas se conviertan en espacios de violencia. Pero también es un hecho irreductible que el niño y el joven son producto de lo que viven en su entorno familiar, de lo que sucede en su casa y en su colonia. Por supuesto que los medios también tienen su alto porcentaje de culpa, gracias a los contenidos que ponen al alcance de la mano de estos sectores a través de la televisión, la radio y el internet… ¿o qué tal las portadas de periódicos y revistas?, ¿o los videojuegos? ¡Todo suma en esta lamentable espiral de degradación humana en donde padres y maestros comparten una terrible corresponsabilidad!

Hace apenas unos días fue un niño de 12 años en Tamaulipas cuyos compañeros lo azotaron con tal severidad en el piso que le causaron una lesión cerebral que le provocó la muerte, ante la complacencia de una maestra que ahora presume un aura de intocable porque es sobrina del procurador de justicia del estado; el año pasado fue un pequeño de 7 años en Jalisco al que le sumergieron la cabeza en un retrete y los pulmones se le infectaron a grado tal que acabó perdiendo la vida… mañana —no sé si lo has pensado en algún momento, estimad@ lector@—, la víctima o el victimario podría ser tu hij@ o tu sobrin@. Y podría ser porque existen altísimas posibilidades de que desde el seno familiar durante años lo hayan sometido a constantes episodios de agresión que dada su condición de frecuencia el/ella considere que son normales porque forman parte de su cotidianeidad.

Por lo mismo, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, fue muy enfático al señalar que el problema de la violencia no está en la escuela, sino en el hogar y en los medios, por lo que se vuelve imperativo prevenir y castigar.

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