Ante el actual fenómeno de niños migrantes que han entrado ilegalmente a Estados Unidos, que superan los 47 mil entre octubre del año pasado y mayo, el presidente Obama mandó a Guatemala en su representación al vicepresidente Joe Biden a una reunión de emergencia con los presidentes de Guatemala, Otto Pérez Molina, de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el coordinador general del Gobierno de Honduras, Jorge Ramón Hernández Alcerro para dar soluciones a la incontenible problemática, ya que tres cuartas partes de los niños que llegan a Estados Unidos, proceden de esos tres países centroamericanos.
De acuerdo con el diario El País, Biden ha asegurado que el aumento de menores que inmigra a Estados Unidos está impulsado por diferentes factores, como la extrema violencia, la falta de oportunidades económicas y las percepciones erróneas en Centroamérica de que se reunirá a los niños de manera segura con sus padres una vez que los funcionarios de Estados Unidos los detengan en la frontera sin la posibilidad de traslado, lo que es un malentendido de la política de inmigración de EU: todos los niños y las familias están sujetos a los procesos de deportación.
Para el vicepresidente norteamericano la creciente migración de menores es un serio desafío humanitario y una responsabilidad compartida entre todos los gobiernos afectados; “es nuestro trabajo hacer lo que sea necesario para evitar que la gente siga haciéndolo”, “nuestra primera prioridad es manejar la situación humanitaria asegurando que a estos niños se los aloje, alimente y que reciban cualquier tratamiento médico necesario”.
Dijo también que el gobierno estadounidense está trabajando en coordinación con México y Centroamérica para educar a los potenciales inmigrantes sobre los peligros de intentar un viaje tan peligroso, al mismo tiempo que se les informa que no se beneficiarán de la Acción Diferida (DACA, por sus siglas en inglés) ni de la posible reforma migratoria, por lo que “aumentarán los recursos cerca de la frontera para tener una mayor capacidad de detener a personas y manejar el proceso de deportación tan rápida y eficientemente como sea posible”.
Las medidas para ponerle freno al flujo de inmigrantes, mejorar las oportunidades económicas y la seguridad en casa, así como la promoción de la inmigración segura y legal y desalentar la inmigración ilegal que expone a estos ciudadanos, especialmente a sus niños, son parte de los importantes temas considerados en la agenda del encuentro.
El ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, propuso que en vez de deportar a los menores detenidos se reúnan con sus familias, “debe procurarse la reunificación familiar como una garantía del bienestar de estos niños y niñas, con apego a los procedimientos que cada país determine según su legislación interna, siempre y cuando se garantice el debido proceso y bajo el espíritu de la Convención de los Derechos del Niño”.
Aseguró además, que la red consular salvadoreña en territorio estadounidense está entrevistando a cada menor de edad para poder contactar a los padres y ver la factibilidad de que puedan quedarse en territorio estadounidense, aunque existen casos donde los padres no han sido localizados porque residen y trabajan ilegalmente en Estados Unidos.
Por su parte, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jeh Johnson, acompañado de las autoridades de la Agencia Federal de Administración de Emergencias y de los departamentos de Defensa, Justicia, y de Salud y Servicios Humanos, tiene previsto visitar las instalaciones de la Policía de Aduanas y Protección Fronteriza, al igual que la Base Conjunta San Antonio-Lacland en el estado de Texas, para comprobar la actual respuesta del gobierno a la afluencia de niños inmigrantes.
El gobierno estadounidense anunció que abrirá centros de detención para alojar a familias migrantes; aún no se especificó el número de familiar que recibirán el apoyo en las nuevas cárceles ni en dónde las instalará.
