Marchas de apoyo en 21 estados

Félix Fuentes Medina

El sector médico se mantuvo en paz en casi medio siglo. Inició un movimiento de protesta salarial el 26 de noviembre de 1964 y logró sofocarlo el autoritario Díaz Ordaz el 6 de septiembre de 1965, sin ceder a ninguna demanda.

Fueron otros tiempos, en los cuales se recurrió a la intimidación mediante el despido inicial de 206 médicos del Hospital 20 de Noviembre y hubo choques con personal de sindicatos burócratas afiliados a la FSTSE.

El gobierno del presidente Peña Nieto no es proclive a la represión, como lo demuestra en el caos generado por la CNTE, que mantiene su plantón en el Distrito Federal desde el 8 de mayo del año pasado.

En reto permanente, los profesores disidentes de la sección 22 de Oaxaca, tienen doblado al gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, y además de causar daños a comercios y negocios en general se dan el lujo de sabotear foros educativos en el empobrecido estado.

Debido al desorden imperante, la OCDE puso calificación de cero a la educación de Oaxaca y Chiapas. Esto no avergüenza a quienes desde el mando oficial han financiado la Sección 22 y le permiten plantones, marchas y bloqueos en calles y avenidas de la ciudad de México.

Mencionamos lo anterior ante la expectación causada por un nuevo movimiento, gestado a raíz del despido de 16 doctores del Hospital de Pediatría del IMSS de Guadalajara.

A los galenos se les acusó de negligencia por la muerte del menor Roberto Gallardo en 2009, sucedida en dicho nosocomio. En respaldo a los dados de bajo hubo marchas de apoyo en al menos 21 estados de la república.

Con el reclamo de “somos médicos, no dioses ni criminales” comenzó la protesta denominada #yosoy17, en recuerdo al #yo soy 132, surgido en la Ibero con la visita de quien era candidato presidencial, Enrique Peña Nieto.

Exigen los doctores investigaciones científicas en esos casos, en vez de ser hechas por policías. “No queremos impunidad, queremos justicia”, expresaron.

Tal vez ese movimiento no prospere y quede en las manifestaciones pasadas, pero no debiera confiarse la secretaria de Salud, Mercedes Juan, porque el sector que encabeza está como los demás del país, en la ruina.

Baste saber que el IMSS está en quiebra y en los primeros cuatro meses de este año le transfirió el gobierno federal 87 mil 872 millones de pesos. El ISSSTE es otra enorme carga para el erario.

Los sueldos de médicos en hospitales oficiales son raquíticos y por ello se desempeñan a la vez en los particulares, donde los pacientes pagan hasta por respirar.

No ocultan los doctores la tendencia abusiva, criminal de practicar intervenciones quirúrgicas innecesarias, a fin de que los voraces dueños de hospitales no les cobren la renta de consultorios que ocupan en los mismos nosocomios.

Por ello, la medicina se convirtió en práctica de lujo, para millonarios, y la gente pobre es arrumbada en los pasillos de hospitales públicos en espera de atención, si logra sobrevivir antes de ser auscultada.

En ese escenario, los médicos que sólo trabajan en hospitales gubernamentales intentaron una cruzada de protesta, similar a la de 1964, en el entendido de que hoy no gobierna Gustavo Díaz Ordaz.