Entrevista a Mariano Palacios Alcocer/Embajador de México en la Santa Sede

 

 

Moisés Castillo

“La experiencia indica que es más fácil que te socorra el integrante de un grupo radical del white power de Arizona a que lo haga un mexicano común y corriente”, se lee en la novela La fila india, de Antonio Ortuño, cuando describe los siete círculos del infierno que deben atravesar los centroamericanos para llegar a Estados Unidos. Duro, pero cierto. “Una vez allá, felicidades. Respira hondo: el horror ya corre por cuenta de los gringos”.

Esta ficción verdadera es apenas una fotografía de la tragedia que viven los migrantes centroamericanos y nacionales para alcanzar el “sueño americano”. En cinco años los números alcanzan cerca de 2 millones de mexicanos retornados, cifra que se vincula con un deseo cada vez menor de salir del país. Asimismo de las 233 mil deportaciones registradas en el año fiscal de 2014, un total de 87 mil son migrantes centroamericanos, la mayoría de Honduras, Guatemala y El Salvador. Estados Unidos ha detenido entre octubre de 2013 y junio de este año a más de 52 mil menores no acompañados entrando de manera ilegal.

Puntos de vista

Ante esta realidad gris para las personas que huyen de sus países por la violencia imparable del crimen organizado, la pobreza extrema y falta de oportunidades, se realizó en la ciudad de México el Coloquio México-Santa Sede sobre Migración y Desarrollo como un espacio necesario para reivindicar los derechos humanos de los migrantes, así como el derecho a la educación, a la salud y a un trabajo digno.

“Las oportunidades y la distribución de los bienes de la tierra hacen de los países de destino una vitrina de las aportaciones del migrante. Sin embargo, es común que, obligados a vivir en el anonimato, ellos mismos sean invisibles. Eso no es humano ni es justo… El Programa Frontera Sur anunciado por el presidente Peña Nieto busca lograr un equilibrio entre la necesidad de ordenar los flujos migratorios y el reconocimiento a la movilidad natural de las comunidades fronterizas”, señaló el canciller mexicano José Antonio Meade.

A su vez, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, hizo un llamado a impulsar estrategias que involucren a todos los sectores sociales para asumir un papel de responsabilidad frente a la crisis de los niños migrantes.

“El fenómeno de la migración no puede ser resuelto únicamente con medidas legislativas o adoptando políticas públicas, por buenas que sean, y mucho menos únicamente con las fuerzas de seguridad y del orden. La solución del problema migratorio pasa por una conversión cultural y social en profundidad que permita pasar de la cultura de la cerrazón a una cultura de la acogida y el encuentro”.

A principios de este mes, el prestigioso The New York Times urgió en sus páginas editoriales al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a tomar acciones para mejorar la situación de los migrantes.

“Obama debe hacer todo lo que pueda, dentro de la ley, para limitar el daño hecho por un sistema injusto y obsoleto, que esta deportando a los personas equivocadas, sofocando a los negocios, dañando familias y lastimando la economía… Obama puede empezar por dar permiso a millones de inmigrantes para que se queden en Estados Unidos para trabajar y vivir sin miedo”, indicó el diario estadounidense.

El problema no es reciente

En entrevista para Siempre!, Mariano Palacios Alcocer, embajador de México ante la Santa Sede, destacó la estrecha colaboración entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y el Vaticano para ofrecer un mejor trato a miles de migrantes que cruzan territorio nacional. Espera que la tesis de México, que durante muchos años ha sido de defensa a los derechos humanos de trabajadores y migrantes mexicanos en el extranjero, se aplique también a nuestros hermanos centroamericanos.

“Este deseo debe ser completado con la práctica diaria en nuestro país de respeto a los derechos humanos de los migrantes extranjeros que transitan aquí. Me parece que el desarrollo de una cultura de la tolerancia, del respeto, del entendimiento y del encuentro de los pueblos es fundamental para nuestras sociedades”.

¿Cómo explicar esta realidad migratoria? ¿Por qué se llegó a una situación extrema para los migrantes principalmente centroamericanos?

Hay una serie de causas que deben ser analizadas desde el punto de vista estructural, del desarrollo de cada país emisor que tiene que ver con los niveles de crecimiento económico, de equitativa distribución de la riqueza y el ingreso, de estabilidad, paz social, vigencia del Estado de derecho, de violencia en algunos casos, presencia del crimen organizado como el narcotráfico y redes de trata de personas. Es decir, problemas estructurales de los Estados expulsores.

Por otra parte, el tratamiento de las leyes migratorias de los Estados Unidos, cuyo proceso no ha concluido, el estancamiento de la parálisis legislativa, la ola de retornos y de deportaciones que ha hecho el gobierno de Estados Unidos tanto de mexicanos como centroamericanos, ha generado un conflicto.

En el caso de los menores, hay un elemento adicional: si son descendientes de no mexicanos deben ser sometidos a un procedimiento con garantía de audiencia, y la saturación de los tribunales migratorios ha sido de tal magnitud que las audiencias para garantizar el debido proceso se tienen que programar incluso a varios años de distancia después de la detención. La saturación de los albergues, de los tribunales, de las audiencias, ha hecho a que se llegue a este nivel de crisis humanitaria, donde el gobierno de México y la Santa Sede consideran pertinente convocar a un coloquio entre expertos, autoridades y actores sociales muy significativos como la Iglesia que es un elemento de acompañamiento en la tragedia de los migrantes.

¿Qué iniciativas impulsarán México y la Santa Sede a favor de los migrantes?

Lo primero que se está haciendo, y es muy importante, es la visualización del fenómeno que no es reciente. El profesor Marcelo Suárez Orozco, decano de la Escuela de Posgrado de Estudios de Educación e Información de la Universidad de California, comentó sobre un primer libro publicado hace 30 años sobre menores no acompañados que migran a los Estados Unidos, pero hoy de manera exponencial se han multiplicado las cifras. Por lo tanto, hay que hacer consciencia de este fenómeno y el coloquio tiene esta virtud: la explicación pública de un fenómeno de magnitudes mayores. Deben establecerse políticas públicas de revisión de los marcos normativos, de los desempeños institucionales y de las políticas públicas, un ejercicio de corresponsabilidad sincera donde el valor fundamental sea el reconocimiento de los derechos humanos y de la dignidad de los migrantes, independientemente de su condición migratoria. Este coloquio debe servirnos para que el tema de los migrantes deje de ser visto como un capítulo en el locker de la indiferencia para ponerlo con rostro humano que lo cobra con mayor dramatismo en la cara de los niños y niñas migrantes. Hablar de la migración en abstracto debe ser considerado también con el segmento específico de los niños migrantes.

¿Qué papel debe jugar la Iglesia católica ante esta tragedia humana? Conocemos las historias de casas y albergues de migrantes en muchos puntos del país…

Hay que hablar en plural en un país donde constitucionalmente el Estado mexicano es aconfesional. Creo que sería una corresponsabilidad de todas las iglesias, no de una en particular. Siendo como es la Iglesia mayoritaria la católica tiene una responsabilidad adicional, y en el país existen casi 200 albergues, de los cuales casi la mitad son administrados, financiados, cuidados, por organizaciones eclesiásticas. De tal manera, me parece que el acompañamiento es algo muy importante en base a la defensa de los principios humanísticos y de la dignidad humana.

Está en la congeladora de Estados Unidos la reforma migratoria, ¿tiene que ser retomada por el gobierno mexicano ante esta coyuntura de los niños migrantes?

El presidente Peña Nieto la semana pasada informó sobre las medidas muy importantes en la frontera sur. La reforma migratoria iniciada por el presidente Obama, que es su país el destino de la mayoría de los migrantes, donde están los principales centros de reclutamiento de los niños irregulares y es donde se están dando la principal fuente de deportaciones, está estancada. La disputa entre demócratas y republicanos ha hecho inviable la aprobación de la reforma.

¿Cómo deben colaborar en este sentido México-Estados Unidos-Centroamérica para que la reforma migratoria sea una realidad y no un buen propósito?

En el coloquio estuvieron los cancilleres de Honduras, Guatemala, El Salvador e igualmente una representación del gobierno de los Estados Unidos, porque es un problema de naturaleza regional que debe ser abordado colectivamente. Una expresión que se dijo, y me parece muy clara, es que más que desarrollar una geografía de culpabilidades, necesitamos encontrar una geografía de soluciones.

 

Capacidad de convocatoria

Usted tiene un año como embajador de México ante la Santa Sede. ¿Se puede retomar alguna experiencia migratoria de Europa y aplicarla en suelo norteamericano? La integración en la zona de Norteamérica fue económica y en Europa fue más allá de lo comercial, se abrieron las fronteras.

Fueron las fronteras entre los Estados miembros. Europa está enfrentando un problema semejante por la vía de Turquía que es uno de los grandes circuitos de la migración global. En el Mar Mediterráneo, el Mar Adriático, el Mar Tirreno, se están viendo permanentemente cuerpos de migrantes africanos que se ahogan en su trayecto al continente europeo. Es decir, la migración es un fenómeno tan antiguo como la humanidad, es un derecho fundamental de los seres humanos y debe ser una opción, no un elemento de huida forzosa. Como derecho debería de ser potestativo, el ejercerlo, no. Permanecer o salir. Pero las condiciones estructurales de violencia, de pobreza, de daño ambiental han hecho que la migración hoy se convierta en salida de subsistencia. Por lo tanto, hay que resolver causas estructurales, problemas de coyuntura y hay que tener una política de cooperación entre órdenes de gobierno, sector público, social y sector privado.

¿Nota indiferencia de la clase política y de la sociedad en su conjunto hacia los migrantes mexicanos y centroamericanos?

Por lo que se refiere al gobierno de la república, la muestra más evidente es la capacidad de convocatoria, de juntar a todos los actores involucrados de primer nivel, los cancilleres, tener la representación de la Santa Sede al más alto nivel. Por lo tanto, el gobierno de la república tiene un profundo interés sobre el tema y los hechos son evidentes con este coloquio.

 

Respeto mexicano a la migración

La reciente novela de Antonio Ortuño, La fila india, hace un retrato del infierno que viven miles de migrantes centroamericanos en México para alcanzar el sueño americano. La crítica es dura: la sociedad mexicana es racista y discriminatoria. ¿Comparte esta opinión?

México es un país con una probada tradición de respeto a la migración. No sé explicaría la conformación de esta sociedad pluriétnica y pluricultural sin entenderla acompañada de la migración a lo largo de su historia.

¿Cómo califica la relación del Estado mexicano con la Santa Sede?

Vamos a cumplir 22 años del establecimiento de relaciones diplomáticas el último trimestre del año, y me parece que la relación está a un nivel de madurez, de respeto, de entendimiento y de franca colaboración.

Por eso se habla de la próxima visita del papa Francisco…

El hecho que esté en el coloquio el secretario de Estado de la Santa Sede, que es el segundo funcionario de la jerarquía del Vaticano, es una muestra del interés y de la aproximación entre ambos países. El presidente de la república ha estado dos veces en la Santa Sede, el secretario Meade se ha entrevistado tres veces con el cardenal Parolin y es la primera gira al extranjero que realiza el cardenal. El Papa aceptó venir a México y se definirán el formato y la fecha oportuna.