El escándalo por el espionaje que realiza Estados Unidos en Alemania, enturbia una relación estratégica que muestra la desconfianza que tiene el gobierno estadounidense con uno de sus principales aliados.

Ambos gobiernos buscan recomponer el escenario, pero es evidente que tienen enfoques distintos.
El 10 de julio pasado, el gobierno alemán “instó” al representante del Servicio Secreto estadounidense en la Embajada de Estados Unidos a que abandone Alemania, hecho sin precedentes entre dos aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La decisión ocurrió tras conocerse dos nuevos casos de espionaje, en el que están involucrados un agente del servicio secreto y un militar, ambos alemanes, quienes presuntamente vendían información a Estados Unidos.

Aunque poco ha trascendido sobre el alcance del espionaje realizado, la expulsión del jefe del los servicios secretos, muestra que el gobierno alemán está cansado de la actitud estadounidense sobre la cooperación en la temática de seguridad, pero sobre todo por la falta de confianza que muestra su aliado.

No se puede olvidar que el año pasado se produjo el primer desacuerdo entre ambos gobiernos tras conocerse el nivel de espionaje que realizaba Estados Unidos, el cual llegó hasta la intervención del teléfono celular de la canciller Angela Merkel. Todo ello tras las revelaciones del ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, sobre el espionaje masivo e indiscriminado que se lleva a cabo a nivel global. De hecho, actualmente la justicia alemana investiga el caso de la intervención del teléfono celular de la canciller.

De acuerdo con información publicada por el semanario Bild  am Sonntag, más de una docena de empleados estatales alemanes entregan información a la inteligencia estadounidense. Según el semanario, los organismos federales que le interesan a la CIA son: los ministerios de Defensa, Economía y Energía Interior y Cooperación y Desarrollo Económico.
La “guerra fría terminó” dijo Merkel en una entrevista a la televisión, en la que demandó trabajara para mantener la “confianza” entre aliados que “comparten valores”.
Al cierre de este material, en Viena, Austria, el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, junto con su homólogo alemán Frank-Walter Steinmeier, aseguró que ambos países siguen siendo “grandes amigos”, su relación es estratégica y que seguirán “trabajando juntos”.

Fuera de los reflectores Estados Unidos  desconfía de su aliado y socio. El escándalo de espionaje sigue confirmando la máxima de que Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses.