Don Ritchie, denominado “el ángel del acantilado” falleció el pasado mes de mayo a los 85 años, rodeado de la familia y de los amigos que se ganó diariamente en su empeño por ayudar a las personas en los momentos más cruciales de sus vidas. Ritchie vivió durante más de cinco décadas cerca de un acantilado, “The Gap”, en la bahía de Watson de Sydney. Durante ese tiempo, habló con, al menos, 160 personas que se acercaban con la intención de quitarse la vida mientras su esposa Moya avisaba a la policía. Ya en los últimos años, en cambio, ofrecía una taza de té y una charla.
El Padre Tony Doherty, de la parroquia de Rose Bay, era un buen amigo suyo y habló en el programa “Sydneys Drive” sobre su figura. “Lo conocí hace cuarenta años mientras conducía. Me fijé en un grupo de chicos que había cerca del acantilado. Cuando me acerqué vi una figura tumbada sobre su estómago, hablando con un vietnamita que estaba al borde del precipicio y tenía intenciones de saltar. Se empeñó en hacerlo cambiar de idea y lo consiguió”, declaraba el párroco.
El año pasado, Ritchie fue nombrado el héroe local de 2011, un reconocimiento a toda una vida dedicada a ayudar a los demás. “Nunca tengas miedo de hablar a aquellos que sientes que necesitan ayuda. Recuerda el poder de una simple sonrisa, ten una mano dispuesta a ayudar, a dar un consejo y una palabra amable”, aconsejaba.
Diane Gaddin, una de las personas que se acercó al acantilado, habló también sobre este ángel: “Era un hombre único, una inspiración no solo para Australia, sino también para el resto del mundo, por su coraje y tenacidad…era gentil, persuasivo y ofrecía esperanza y optimismo.”
Este hombre extraordinario procedente de Sidney será, sin duda, admirado y recordado con cariño por sus acciones, que cambiaron la vida de centenares de personas.
Abc.es/bbb