Crece la tensión y se aleja la paz en Medio Oriente
Mireille Roccatti
En todo el mundo crece la preocupación por el agudizamiento de los conflictos en el Medio Oriente, se observa con aprehensión el escalamiento de los conflictos y cómo se recrudecen los enfrentamientos bélicos, que en buena medida obedecen al ajedrez geopolítico de las potencias.
El milenario conflicto entre árabes y judíos, ahora centralizado entre Israel y Palestina, ha tenido un nuevo rebrote, donde una vez más, el ejército israelita realiza acciones militares en contra de civiles en la franja de Gaza. Se rompe así, por enésima ocasión, un proceso de búsqueda de la paz, anunciado hace sólo unas cuantas semanas, y destruye la sinergia lograda por el papa Francisco, en el Vaticano.
Es lamentable la desproporcionada reacción por parte de Israel como represalia en contra de las condenables acciones de Hamas, que si bien no ponen en peligro su seguridad nacional, ni la de sus fronteras, provocó la desmedida reacción bélica israelí. Por el otro lado, también deben condenarse los actos de terrorismo de los palestinos que dinamitan con sus acciones la construcción de una paz duradera entre ambos pueblos.
Otro foco de guerra que parece que se extingue y de repente las brasas vuelven a llamear es la cruenta guerra civil siria. El ejército sirio, pese al desgaste y pérdida de armamento y equipo que le ha sido arrebatado por los rebeldes, se bate desesperadamente y recupera bastiones, lo que ha terminado de convertir el conflicto en algo similar a una guerra de posiciones. Por otra parte, el régimen sirio se sostiene, consolida sus apoyos diplomáticos y fortalece su posición en el escenario internacional, con el apoyo de Rusia.
La irrupción de una nueva variable en la región que crece sin que se perciba su posible contención es el avance militar con apoyo popular de un autollamado ejército islámico, que ocupa actualmente importantes poblaciones y posiciones estratégicas en Irak y Siria.
El mismo nombre de la organización debe analizarse. El original: al-Dawla al-Islamiyya fi al-‘Iraq wa-al-Sham, significa: El Estado islámico en Irak y el Levante. Los analistas occidentales han popularizado las siglas inglesas ISIS, entendiendo Levante por Siria.
Esta organización reivindica un Estado islámico que ocupaba, en el colonialismo turco, la denominada provincia bizantina Siria, territorio que posteriormente los poderes coloniales europeos, dividirían tras el ocaso del imperio otomano entre los hoy estados de Siria, Líbano, Irak, Kuwait, Jordania, Palestina e Israel.
El éxito de ISIS obedece a su estilo de combate que combina la guerra sin cuartel, brutal y atrevida, con una de movimientos rápidos y sorpresivos; mezclando guerra convencional y no-convencional, al utilizar en paralelo tácticas de sabotaje y desgaste con enfrentamientos militares directos.
Lo que importa es que la organización domina extensos territorios y cobra derechos, impuestos, emite papel moneda y administra justicia en la zona que domina. El control de ciudades, puertos, presas, pozos petroleros, carreteras y vías férreas le confiere un gran poder y nadie, hoy día, puede obviar su presencia. La situación es tan grave que Estados Unidos evalúa la posibilidad de regresar su ejército a Irak y por lo pronto ha iniciado bombardeos en la retaguardia del ISIS. Una vez más se aleja la paz y la tensión está al rojo vivo en esa parte del globo.