*Gerardo Yong
(Con información de sedes diplomáticas extranjeras)
Apenas un año después de haber iniciado la Primera Guerra Mundial, Alemania consideró todas las posibilidades bélicas a su alcance para ganar la contienda europea. Además de usar armas químicas como los gases lacrimógenos y posteriormente, el mostaza, que se convirtió en el terror de la infantería en 1915, también inició el despliegue de submarinos; una estrategia no bien definida, sino de prueba. Estas naves sumergibles eran denominadas U-Boot (del alemán Unterseeboot) y su principal escenario fue el Océano Atlántico y el Mar del Norte. Al principio fueron usados en tareas de reconocimiento y, cuando mucho, para captura de navíos, pero fue hasta mayo de ese año cuando estos comenzaron a operar en ofensiva atacando buques de suministro a Gran Bretaña y cortando toda cadena de abastecimiento al gobierno insular. El 7 de mayo quedó registrado en la historia del conflicto como uno de los días más trágicos para la navegación marítima (además del Titanic en 1912), luego que el U-Boot 20 torpedeara al transatlántico RMS Lusitania, ocasionando la muerte de mil 198 tripulantes y pasajeros, entre ellos 136 ciudadanos estadounidenses, que habían abordado en Nueva York. El hecho molestó demasiado al presidente Woodrow Wilson, quien protestó enérgicamente.
El Lusitania,
buque encubierto
Algo que pocos destacan en este periodo de la guerra, es el encubrimiento que Estados Unidos hacía para ayudar a su aliado británico. Según investigaciones informáticas, el transatlántico había tenido un decoroso récord de servicio: en ocho años, había transportado a 250 mil pasajeros. El 30 de abril estaba anclado en el muelle 54 del puerto de Nueva York, en espera de recibir pasajeros y carga, entre estos material bélico camuflado de bienes civiles definido en tres sectores: el primero era un valioso cargamento de cobre; el segundo, miles de cajas de granadas y el tercero 4 mil 927 cajas de balas de fusil y 76 cajas de latón, todo disfrazado con contenedores de alimentos diversos. En suma, el barco transportaba material bélico que contradecía su categoría de nave neutral.
La advertencia germana
No sabemos si la inteligencia alemana tenía conocimiento de esta situación pero una semana antes, Berlín había enviado un despacho a los diarios estadounidenses para advertir a la población que si se embarcaba en tiempos de guerra, cualquier transatlántico podría ser atacado en caso de representar una violación a los estatutos de guerra; eso significaba que transportaba material bélico para el enemigo, ¡lo cual realmente estaba haciendo! A todo esto, hay que considerar que Londres había estado aplicando un bloqueo marítimo a Alemania, desde el inicio de la guerra. Esto, como parte de las estrategias navales destinadas a debilitar al imperio germano mediante la interrupción de abastecimientos, altamente necesarios en tiempos beligerantes. Berlín respondió con la opción submarina para romper la estrategia inglesa.
Zarpando hacia el engaño
El buque británico zarpó el primero de mayo. El capitán William Thomas Turner era muy experimentado y tenía una hoja de servicios impecable. Se dice que estaba incluso a cuatro años de jubilarse. Entre sus instrucciones, algunas de ellas clasificadas, estaban contactar al crucero clase vacchante Juno en aguas cerca de Irlanda. El buque le serviría de escolta de guerra, sencillamente porque llevaba cargamento militar, no tanto porque su ruta fuera de riesgo, lo que también daba por hecho que su hundimiento sería muy posible. Tal vez por la premura, el barco se hizo a la mar con menos personal del necesario, sobre todo los fogoneros. Se precisaban 71 de ellos para poner en función toda su capacidad; ese día sólo contaba con 41. Esto afectó su velocidad de desplazamiento ya que sólo estarían en operación 19 calderas que le darían una velocidad de 21 nudos, en lugar de 25. Ese mismo día, zarpaba el U-20 Emden, al mando del capitán Walter Schwieger, de tan sólo 32 años. Los submarinos alemanes usaban energía diesel y eléctrica pero requerían ser recargados con frecuencia y solo alcanzaban una velocidad máxima de 16 km/h. Si el Lusitania hubiera estado en plenitud de capacidad, seguramente hubiera evitado la catástrofe.
Los cambios de Churchill
Mientras tanto, en Inglaterra, Winston Churchill revisaba las estrategias con el Almirantazgo inglés. Uno de sus asesores navales le recomendó que el crucero Juno no era apto como escolta antisubmarina. Tres días después, Churchill ordenó al crucero militar abandonar su posición. A bordo del Lusitania, Turner no fue informado de este cambio, lo peor fue que no se le asignó otra escolta. El buque siguió la trayectoria definida. El siete de mayo y en medio de una neblina densa cerca de las aguas de Irlanda, el Lusitania fue avistado por el sumergible, el cual ya sólo tenía un torpedo disponible, ya que antes había hundido a otras tres embarcaciones en la periferia. El transatlántico cambió de trayectoria para acercarse a tierra, luego de una advertencia emitida por el mando naval inglés que revelaba la presencia de submarinos germanos. Schwieger reportó a su alto mando la presencia de un barco “aparentemente de pasajeros”. Alrededor de las 14:10 horas, Turner cambió de rumbo por segunda ocasión, esta vez hacia el Canal de San Jorge, con lo cual regresó a posición de alta mar, es decir, quedó a tiro del submarino teutón. El U-boot no perdió la oportunidad y lanzó su único proyectil, el cual impactó en estribor, seguido por una fuerte explosión que supuso haber detonado su carga militar. Entre el costo humano del ataque también habían 291 mujeres, 129 niños y 39 bebés; lo que hizo aún más estrepitoso el acontecimiento.
Se revela el secreto
El alto mando alemán justificó el hundimiento revelando entonces que sabían que el barco transportaba armamento. Después de esto, el canciller Bethmann-Hollweg ordenó que se moderaran los ataques submarinos. Sin embargo, debido a la superioridad naval británica, la armada germana recomendó intensificar el uso ofensivo de sumergibles, los cuales hasta 1916 habían sido muy exitosos. El 1 de febrero de 1917, Alemania declaró la guerra submarina total. Los primeros meses fueron enormemente dañinos para los barcos que iban y venían a Inglaterra, más de 540.000 toneladas fueron hundidas en febrero; 875.000 en marzo.
EU entra a la guerra
Esta decisión de atacar a las naves mercantes aliadas dio a Washington una razón directa para entrar en la guerra en abril de 1917. Sobre todo, porque perjudicó seriamente a los productores y exportadores americanos. Es importante comentar que el pionero de la guerra submarina en realidad fue Estados Unidos. A inicios de la Guerra Civil estadounidense, en 1860, los buques de los Estados del Norte (La Unión) y de los Estados Confederados desarrollaron este tipo de armas navales. El primer hundimiento de un buque enemigo por un submarino ocurrió el 17 de febrero de 1864, cuando el submarino confederado CSS H.L Hunley hundió al USS Housatonic en el puerto de Charleston, Carolina del Sur.
*Para la realización de esta serie se usaron las opiniones e información aportadas por las embajadas de Alemania, Reino Unido, Francia y Marruecos.