Bernardo González Solano
Hace ocho décadas y media tuvo lugar el crac identificado con los últimos dos dígitos de ese terrible año, la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la Bolsa de Estados Unidos de América (EUA), lo que la posteridad identifica como la Crisis de 1929, también conocida como La Gran Depresión. Los efectos de este fenómeno capitalista fueron terribles dando lugar a medidas que hasta la fecha todavía sobreviven algunas. El grave problema produjo abundante literatura, películas, reportajes, documentales. Cada que se cita La Gran Depresión, recuerdo el título más importante del Nobel de Literatura (1962), el californiano John Ernst Steinbeck, Jr, (1902-1968), The Grapes of Wrath (traducida al castellano como Las uvas de la ira o Las viñas de la ira), publicado en 1939. Al año siguiente, se rodó la película con el mismo título protagonizada por Henry Fonda y dirigida por John Ford. El filme ya es un clásico. Steinbeck estaba a favor de las reformas sociales dispuestas por el presidente Franklin Delano Roosevelt conocidas como el New Deal (Nuevo Trato), lo que le conllevó la condena del sector tradicionalista, en su propio estado.
Muchos pensaron que la desgarradora historia de la Gran Depresión no se repetiría. Craso error. Setenta y nueve años después de aquella pesadilla, la Unión Americana se volvió a hundir y arrastró a buena parte del mundo a otra crisis quizás peor que la del 29 del siglo pasado. La historia sí se repite no como comedia sino como tragedia.
El segundo banco de Estados Unidos, Bank of America (BA) —con una historia de 220 años—, y las autoridades estadounidenses— representadas por el fiscal general Eric Himpton Holder, Jr. (63 años), otro afroamericano como el presidente Barack Husein Obama—, anunciaron el jueves 21 de agosto un acuerdo mediante el cual el BA pagaría una multa “histórica” de 16,500 millones de dólares por el vergonzante (mas bien, criminal) papel que desempeñó al comercializar y vender activos financieros “respaldados” por hipotecas “basura” lo que detonó el colapso financiero de 2008, que desembocó en la peor crisis de la economía del mundo occidental desde el crac de 1929. Esta sanción es la mayor impuesta en la historia por el gobierno de Washington a una entidad bancaria por fraudulentas prácticas financieras.
Por una parte, el BA pagará 9,650 millones de dólares en efectivo al Departamento de Justicia, a seis estados (California, Delaware, Illinois, Kentucky, Maryland y Nueva York), y a varia agencias federales, entre ellas la Securities Exchange Commission (Comisión del Mercado de Valores, SEC). Además, ofrecerá 7,000 millones de dólares en asistencia a consumidores (mejor sería, las víctimas) que se encuentran en difícil situación financiera por los engaños del banco, mediante la modificación de sus condiciones hipotecarias.
Eric Holder —que algunos empiezan a llamar el “bombero” de Obama, pues acaba de aplacar el incendio de los disturbios raciales en las calles de Ferguson, Missouri, por la muerte de un joven negro muerto a balazos por un policía blanco; la eterna historia—, celebró el acuerdo, después de varios meses de difíciles negociaciones con los banqueros del BA, aunque aclaró que “la resolución, la mas alta de la que se tiene registro, va más allá del coste de hacer negocios. Es apropiada dado el tamaño y alcance de los delitos…Estamos aquí para anunciar un paso histórico en nuestro continuo esfuerzo por proteger al pueblo estadounidense del fraude financiero y hacer rendir cuentas a aquellos cuyas acciones han amenazado la integridad de nuestros mercados financieros y socavado la estabilidad de nuestra economía”.
Aunque sea la sanción mas grande que el gobierno estadounidense haya impuesto jamás a una entidad financiera, el hecho es que ningún otro banco del otro lado del río Bravo contribuyó tanto al desastre de la economía mundial y para millones de inversores como el Bank of America. No obstante que la sanción equivale a los beneficios del BA obtenidos en los últimos tres años, las acciones del banco en la bolsa de Nueva York respondieron, el jueves 21 de agosto, con subidas al anuncio del acuerdo hecho antes de la apertura bursátil. A media sesión, los títulos del BA avanzaban un 2% en Wall Street. Las altas y bajas en la bolsa siempre son un misterio. El verdadero poder del dinero. El BA ya anunció que la multa recortará los ingresos previstos antes de impuestos en el tercer trimestre del año en 5,300 millones de dólares. Como quitarle un pelo a un gato.
Desde 2012, algunos bancos estadounidenses han pagado un total de casi 130 mil millones de dólares en concepto de multas, por su pillerías en las hipotecas “basura”. Pero no hay que fiarse de las apariencias. Cada quien presenta cuentas a su manera. Los procuradores demuestran su eficiencia contra los establecimientos financieros acusándolos de haber desencadenado la crisis de 2008. Y los bancos infractores, a su vez, se quejan de que son severamente castigados y que merecen el perdón.
Por colosales que parezcan las sanciones, no tienen mas que limitadas consecuencias en los fondos bancarios. Así, los 50 mil millones de dólares de daños e intereses y sanciones aplicados a los cuatro grandes bancos estadounidenses solo en el año 2013 están lejos de los 65 mil millones de dólares de ganancias que obtuvieron, pese a todo, el año pasado.
Otra multa récord, también por irregularidades en las hipotecas “basura”, la tuvo JP Morgan Chase, con 13,000 millones de dólares en 2013. Días pasados, también el Departamento de Justicia, cerró otro acuerdo con Citigroup, por 7,000 millones de dólares, por las mismas razones. Ahora, es posible que la fiscalía general enderece sus investigaciones pendientes hacia otras instituciones como Goldman Sachs y Wells Fargo.
Los banqueros, con su habitual desvergüenza, piensan que así se liquida uno de los capítulos más vergonzosos de su historia. Por ejemplo, Alison Hawkins, del Financial Services Roundtable, grupo de presión que engloba a los principales bancos del país, afirmó: “Han pasado ya seis años desde la crisis financiera, las entidades bancarias solo quieren pasar la hoja y volver a reconstruir la confianza de sus clientes”.
Y Brian Moynihan, director ejecutivo del BA, dijo en un comunicado: “Creemos que este acuerdo, que soluciona significativamente exposiciones pendientes relacionados con activos hipotecarios, es lo mejor para los intereses de los accionistas y nos permite continuar enfocados al futuro”. Se olvida mencionar los “intereses” de los perjudicados.
Lo cierto es que esta negociación no termina por satisfacer a los defensores de las familias damnificadas. Se asegura que el BA “aceptó” pagar la multa para evitar que el proceso alcance a los altos ejecutivos, responsables de la aplicación de métodos ilegales y abusivos, que de esta forma se librarán de enfrentarse a cargos penales o civiles. Algo que no sorprende, pues los delincuentes de “cuello blanco”, en todas partes, no siempre llegan a purgar cárcel por sus fechorías.
Apenas se dio a conocer el “histórico” acuerdo, Bart Nylor, representante de Public Citizen, asociación sin ánimo de lucro que ha encabezado la defensa de las personas perjudicadas con las “subprime”, inmediatamente se pronunció con esta declaración: “Estos fraudes son enormes y han sido perpetrados por ciertos individuos que no van a afrontar su responsabilidad individual y eso significa que las sanciones las van a pagar los accionistas, así que ¿dónde está la justicia?”.
La sanción liquida decenas de investigaciones en toda la Unión Americana. Hay procesos abiertos en Manhattan, Brooklyn, Los Angeles, New Jersey y Carolina del Norte. En este sentido, Tony West, fiscal general asociado, agregó: “La importancia de este acuerdo radica no sólo en su tamaño, sino en que permite ayudar a cientos de miles de estadounidenses que todavía luchan por salir por sí mismos de la crisis financiera”.
Los problemas del Bank of America se originaron en 2008 con la adquisición, por 2,500 millones de dólares, de Countrywide Financial, una de las principales entidades financieras de Estados Unidos especializadas en el mercado hipotecario y, sobre todo, por la compra de Merril Lynch, en 2009, por otros 50,000 millones de dólares. En tales circunstancias, la multa se ordenó después de largas y onerosas negociaciones en las que el BA no tuvo más remedio que ceder, pues los tres bancos movieron en los años citados alrededor de dos billones de dólares en productos hipotecarios. Eric Holder fue claro: si el BA no aceptaba pagar los 16,650 millones de dólares, Merril Lynch tendría que enfrentarse a un proceso similar. Tal disyuntiva y la presión de otros jueces federales que amenazaron con reclamaciones millonarias parecidas, acabó con la resistencia del BA que dobló las manos.
Tremendo escollo el de las hipotecas “basura” que necesitó del contribuyente estadounidense 475 mil millones de dólares para rescatar a los bancos de la quiebra, aunque el Tesoro del Tío Sam posteriormente rescató el préstamo con intereses y dividendos. Un juego malévolo: el Departamento de Justicia permite que los bancos se refaccionen para después sancionarlos.
Pero hay nubarrones en el cielo. La canciller alemana, Angela Merkel, reunida con 19 Premios Nobel de Economía y 480 jóvenes economistas en Lindau am Bodensee, Baviera, advirtió después de arremeter contra los economistas que si no se regulan los fondos de inversión altamente especulativos (Hedge Fonds) en “bancos a la sombra…la siguiente crisis económica está programada”. VALE.
