¿Por sus muchos millones a campañas electorales del PRI y del PAN?  

 

Humberto Musacchio

Por mera tacañería, la empresa Buenavista el Cobre, filial del Grupo México, propició el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre en el arroyo Tinajas, de Cananea, Sonora. Como consecuencia, resultaron contaminados los ríos Bacanuchi y Sonora, siete municipios se quedaron sin agua potable, por elemental precaución fueron cerrados 322 pozos y más de 24 mil personas han sido afectadas.

La causa del derrame fue “una falla en el amarre de un tubo de polietileno en una de las piletas de lixiviados” (Reforma, 27/VIII/2014) y la falta de una válvula. La fuga de sulfato de cobre se produjo el día 6 de agosto, pero la empresa notificó por teléfono a las autoridades lo ocurrido hasta el día 8, después de que los habitantes de la zona habían informado de una coloración inusual del agua a la oficina de Protección Civil del estado.

Juan José Guerra Abud, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, declaró que la causa de lo sucedido era el descuido en que incurrió la empresa del Grupo México que encabeza Germán Larrea y, para mayor contundencia, dijo que se trata de “el peor desastre ambiental de la industria minera del país”.

Por su parte, David Korenfeld, quien encabeza la Comisión Nacional del Agua, informó que en los 20 mil análisis análisis realizados a muestras de las aguas afectadas se detectó la presencia de arsénico, cadmio, cromo, plomo, cobre, aluminio y fierro, en niveles que están “fuera de las normas ecológicas y de salud así como del estado de calidad del río previo al derrame”.

Desde luego, ya son varias las víctimas humanas del derrame, aunque se estima que con el paso de los días irán apareciendo más, sin descontar que en algunos casos el daño se percibirá a largo plazo. El daño mayor se ha encontrado hasta ahora en animales que beben líquido contaminado y en las áreas de cultivo aledañas a las mismas aguas.

Por supuesto, no es la primera vez que una empresa del Grupo México produce un desastre. Es verdaderamente negro el historial del consorcio que encabeza Germán Larrea, el mismo que con su irresponsabilidad causó la muerte de decenas de trabajadores en Pasta de Conchos, caso marcado por la impunidad.

Como es de esperarse, la Procuraduría Federal “de Protección al Ambiente” anunció que todo el asunto quedará en una multa y que no se llegará a la clausura ni mucho menos a la revocación de los permisos y concesiones de que goza ésa que es la mayor mina de México. En fin, nuevamente el Estado mexicano tiende su manto protector sobre una empresa de Germán Larrea. ¿Será, acaso, porque ese empresario aporta muchos millones para las campañas electorales del PRI y del PAN?