Masaryk y el colector de OHL

Félix Fuentes Medina

Las primeras manifestaciones en Polanco se deben al coraje de habitantes y dueños de negocios que no soportan la loca remodelación de su principal avenida, Presidente Masaryk, la cual lleva ocho meses partida en cuatro y falta un año para concluir la supuesta reconstrucción.

La gente de Polanco grita: “¡Dejen Masaryk como estaba..! ¡¿Por qué le hacen modificaciones tontas?!”

Es una ocurrencia del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y del delegado en Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, de modificar una arteria de intenso movimiento sin tener conocimiento ni equipos suficientes para transformarla.

A un costo de 480 millones de pesos, que tal vez no serán suficientes, pretende el gobierno perredista que Masaryk sea igual a la Quinta Avenida de Nueva York.

Además de carecer de ideas para realizar un proyecto de esa dimensión, los pésimos imitadores están en problemas financieros y de acoso ciudadano.

En vez de hacer la remodelación por tramos, los presuntos genios del régimen capitalino abrieron Masaryk desde la Avenida Ferrocarril de Cuernavaca hasta Mariano Escobedo y hoy están hundidos en su propio lodazal.

No tomaron en cuenta los daños causados a cientos de restaurantes, saturados por los polvos de las excavaciones y a punto de quebrar por la ausencia de clientes, a quienes desesperaron los largos rodeos y brincar hoyancos.

Ya fue cerrado el Konditori y otros negocios están en vías de hacerlo. Ninguna autoridad, por supuesto, se responsabiliza de las pérdidas millonarias.

A dueños de casas y quienes alquilan departamentos y oficinas desesperan las molestias de tantos meses y porque —les han dicho— van a pagar la mitad de la remodelación.

Mucha gente de Polanco se negará a pagar las cuotas de “cooperación” y crecerá el descontento si los cobros son hechos en boletas de prediales, agua y drenajes.

Quienes bloquen calles y elevan airadas protestas suponen que el gobierno capitalino intentó otro negocio, como el de la línea 12 del Metro, con dinero de los contribuyentes. El escándalo estalló y cobra fuerza.

Otro problema de la misma zona está en Moliere, entre Periférico y Campos Elíseos, donde la controvertida empresa española OHL, preferida del gobierno federal y de Pemex, construye a ritmo de tortuga un colector que debió ser realizado cuándo se llevó a cabo el segundo piso del Anillo Periférico.

Las inundaciones en el Periférico, frente a la Fuente de Petróleos, se deben a la falta de dicho colector y no fue exigido por el gobierno capitalino.

Acusada de corrupción política y lavado de dinero en España, OHL está comprometida con el Partido Popular del presidente Mariano Rajoy y en México la apadrina José Andrés de Oteyza, presidente del Consejo de Administración de la Conexión OHL México.

En poco tiempo, OHL logró contratos en nuestro país por más de 33 mil millones de pesos, sin contar tres de Pemex, concedidos por el director de ésta paraestatal, Emilio Lozoya Austin, quien ha sido miembro del Consejo de Administración de la misma constructora hispana.

O sea, la trasnacional española es preferida sobre las constructoras mexicanas y se le permite ignorar aspectos fundamentales de las obras que realiza, como es el caso del olvidado colector de Polanco. Retorna el malinchismo.