Nuevo aeropuerto

 

No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino

esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer.

Gibran Khalil Gibran

 

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

No quiero parecer negativo ni restar importancia a los beneficios que puede generar un proyecto de gran envergadura, como la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de México, no tengo la menor duda de que se generarán miles de empleos, que podrá ayudar a que haya reactivación de la economía, que en el futuro habrá una gran derrama de recursos económicos por turismo, viajes de negocios y todo lo que conllevan tener instalaciones aeroportuarias de primer mundo, y así será porque el encargado internacional del proyecto es nada menos que el británico Norman Foster y su socio mexicano, Fernando Romero; el primero, uno de los arquitectos más connotados del orbe, galardonado con el premio Pritzker de arquitectura, ha diseñado y ha estado a cargo de la construcción de los aeropuertos de Beijing, Hong Kong; Kuwait y Panamá, verdaderas joyas de arte arquitectónico; y el segundo, creador de Plaza Carso, Plaza Mariana, el Museo Soumaya, el Acuario Inbursa y el Centro de Convenciones de Los Cabos.

Las firmas de arquitectos ganadoras del concurso garantizan que éste será uno de los más modernos, funcionales y bellos aeropuertos del mundo; según la SCT se tiene proyectada una inversión de 169 mil millones de pesos que convertirá la zona oriente del Valle de México y del Estado de México en un polo de desarrollo económico y ambiental de beneficio nacional.

Todos celebramos proyectos de alto nivel como el nuevo aeropuerto, que servirán de mucho para el desarrollo de México, sin embargo, la euforia y alegría por las posibilidades de crecimiento para el país no deben ser utilizadas como cortinas de humo o distractores de otros problemas que aún no son resueltos y constituyen graves flagelos para los ciudadanos; la economía aún no se recupera y sigue avanzando a paso aletargado de tortuga, en los dos años del nuevo gobierno no se han cumplido las expectativas de crecimiento de la Secretaría de Hacienda y por lo que se vislumbra en el panorama económico al cierre del año tampoco se cumplirán.

La inseguridad pública es un pendiente, no alcanza la narrativa gubernamental que dice que la inseguridad se ha controlado y disminuido, en la realidad los ciudadanos seguimos sufriendo a delincuentes del orden común y la delincuencia organizada; en Tamaulipas y Michoacán, sólo por poner dos ejemplos, no se sienten seguros ni tranquilos. Del combate a la corrupción falta mucho por hacer y es urgente porque en estas mega obras es donde más prolífera.

El proyecto será el emblema de este gobierno para las generaciones futuras: “México en desarrollo”; será la obra más grande y ambiciosa de los últimos tiempos en el país. Bienvenido el aeropuerto, pero si no se solucionan los pendientes de inseguridad, crecimiento económico y combate a la corrupción, el desarrollo sólo será un bonito discurso.

 

@PerezCuevasMx

carlospereznz@gmail.com