Entrevista a Alejandra Cullen/Activista y defensora de derechos humanos
Nora Rodríguez Aceves
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, “políticamente está muy arropado, se sabe mover muy bien y es obvio que está buscando y tiene que estar trabajando de manera muy muy ardua en lograr su reelección. Se vio muy claro el pasado 20 de mayo, en la reunión de trabajo con la Comisión de Derechos Humanos del Senado, la forma tan suavecita con que lo trataron algunos senadores a pesar de llegar con grandes cuestionamientos, como los relacionados con el caso de la matanza de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, durante 2010; es muy delicado porque tiene todos los apoyos políticos, porque tiene el oficio político para moverse en los pasillos del Senado en busca de su reelección y en el ínter, si no salen a relucir las debilidades de su administración, nosotros como mexicanos seguiremos gastando nuestros impuestos en una institución que nos cuesta mil 400 millones de pesos al año y que no necesariamente está a nuestro servicio, sino pareciera estar mucho más al servicio de otros intereses”, dice Alejandra Cullen, activista y defensora de derechos humanos.
Trabajo pobre
Cullen entiende que Plascencia Villanueva “se quiera reelegir —¡¿no te gustaría tener a ti una chambota de ese tamaño?!—, donde además de estar protegido, de estar cuidado, te la pasas navegando sin mover las aguas. En el caso de la UNAM, lo que se dice es que al final como el abogado de la máxima casa de estudios quiere lanzarse como candidato a sustituir a Plascencia, una de las estrategias del ombudsman es destruir a sus contrincantes antes que demostrar con argumentos y con hechos que realmente es el mejor candidato. La cobertura mediática del caso fue muy sui generis y el nivel de énfasis, de enojo y de cizaña que mostraba la CNDH en contra del abogado de la UNAM era completamente desproporcionada sobre todo ante la omisión que tiene la CNDH en el resto de estos temas que hemos estado hablando”.
“La misión de la CNDH es atender quejas por violación a las garantías individuales por parte de autoridades, es un órgano autónomo, lo cual le da una posición privilegiada a nivel institucional, pero es una institución que mal manejada puede agarrar y servir para nada. Llevamos siete años de guerra, ya debemos de andar por los 90 mil muertos y la CNDH prácticamente no se pronuncia”.
Esto es, “no vimos a la CNDH involucrada en la guerra, prácticamente en ningún sentido, solamente habla de la evolución de las denuncias en contra de militares y Marina de manera francamente marginal y siempre muy tapada”.
A pocos meses de cumplir cinco años al frente de la CNDH, el trabajo de Plascencia Villanueva es “básicamente pobre y se resguarda en esta autonomía que tiene la comisión para que nadie lo cuestione, no tolera el cuestionamiento ni con datos duros ni con datos suaves”.
Con documento oficial en mano que le da fundamento a esta afirmación, la investigadora y defensora de los derechos humanos comparte su experiencia con Siempre!: “En una ocasión hice un artículo titulado #ComPlascencia en el Senado —23mayo— publicado en el portal de Internet http://www.sinembargo.mx donde cuestionaba con datos duros el desempeño de la Comisión Nacional de Derechos Humanos”, y la respuesta por parte de la CNDH no se hizo esperar; de inmediato me enviaron una carta donde consideran que “es una campaña intimidatoria de consigna o acoso al trabajo de la Comisión Nacional porque resulta que le parece inaceptable que con mis opiniones busque influir de alguna manera en el ejercicio autónomo de las instituciones del Estado mexicano, es decir, para el presidente Plascencia un ciudadano no tiene derecho a emitir su opinión si ésta contraviene sus intereses, entonces ni hay tolerancia ni hay apertura ni veo un trabajo serio en defensa de los derechos humanos”.
Que lo intimidaba García Luna
Ante los señalamientos de la opinión pública y de las organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos de que el ombudsman fue cómplice del gobierno panista de Felipe Calderón, ya que estaba “más preocupado por el Estado y por su futuro político que por los derechos humanos”, Alejandra Cullen advierte que “yo difícilmente me meto con temas personales, al señor Plascencia no lo conozco, hay estos vínculos —como bien dices— en materia política, pues es compadre de Mariana Gómez del Campo que a su vez es sobrina de Margarita Zavala —esposa del expresidente Calderón—. La postulación de su nombre en el Senado la llevó la señora Isabel Miranda de Wallace, que todos sabemos gente muy cercana y la validadora oficial de la estrategia de guerra de Calderón y de Genaro García Luna”.
Por eso, “claramente Plascencia nunca cuestionó la Secretaría de Seguridad Pública, el único caso relevante donde se puso a medio mencionar el tema fue en el caso Ayotzinapa, Guerrero, pero todo el proceso de la guerra ni lo toca. En algún momento ya entrado el sexenio de Enrique Peña Nieto, Plascencia dijo: «es que a mí me intimidaba mucho Genaro García Luna», es como de risa loca”.
En ese mismo tenor y sin atreverse a avalar las acusaciones de que Plascencia Villanueva está más al servicio del poder que de los derechos humanos, la activista asegura que “es una acusación muy fuerte, lo que diría es que su desempeño claramente refleja una debilidad muy importante en su voluntad por defender los derechos humanos, sus vínculos con la administración calderonista son o eran muy fuertes, lo cual te hace pensar que está claramente ocultando cosas”.
Legisladores alineados
“En la comparecencia me quedó muy claro que siguen alineados —los legisladores—, el buen trato que le dieron, la suavidad con la que lo trataron, hasta Manuel Bartlett lo trató como miel sobre hojuelas, pero en el caso particular de Manlio Fabio Beltrones lo que ves es a Pablo Escudero Morales y Vega, coordinador del PVEM, que es el yerno de Manlio, siendo francamente deferente, amable; Pablo Escobar lo arropó igual o casi igual que la misma Mariana Gómez del Campo, que es su comadre y gran protectora en el Senado de la República”.
Por eso, “estos meses serán definitivos para poner en evidencia la debilidad del trabajo de la CNDH, yo personalmente estoy en contra de su reelección y será el Senado el que tenga que evaluar, veremos qué tan en serio se toman los derechos humanos los senadores, qué tan en serio ven el trabajo y la lucha por los derechos humanos”.