Fetidez por todos sus poros
Humberto Musacchio
La corriente de los Chuchos arrasó en la elección interna del Partido de la Revolución Democrática, la cual fue santificada por el Instituto Nacional de Elecciones que, al igual que lo hacía el IFE, sirvió para convalidar un proceso que despide fetidez por todos sus poros.
Como en las elecciones federales, los incidentes violentos son escasos y no inciden en el resultado, aunque algunos hechos son graves, por ejemplo el robo de urnas o el uso de armas de fuego con fines intimidatorios. Pese a todo, no está ahí la explicación para que los Chuchos y sus aliados hayan obtenido 70 por ciento de los votos.
Un primer hecho que debería llamar la atención es el elevado número de votantes: un millón 780 mil de un padrón que tiene poco más del doble. Y cualquier ciudadano deberá preguntarse de dónde saca el PRD esas multitudes, si se considera que recientemente ese partido sufrió la más grave escisión de su historia, la encabezada por Andrés Manuel López Obrador, que se llevó con él a numerosos militantes.
Por contraste, el PAN, un partido que ahora cumple 75 años —casi el triple de edad que la escuadra aurinegra— informó recientemente que sus efectivos andan en el mejor de los casos por el cuarto de millón de miembros. Lo anterior permite suponer que el padrón del PRD está más inflado que un globo de Cantoya.
Como responsable de la elección interna del PRD, el INE ha convalidado ese padrón que debió analizar con varias lupas, pues no hay partido en Occidente que disponga de un número tal de militantes reales, esto es, de miembros que realizan una actividad permanente a favor de la formación política a la que pertenecen.
Pero la clave ni siquiera se encontrará en el hinchado padrón perredista. El secreto del arrasador triunfo de los Chuchos está —lo dijo Carlos Sotelo, líder de una de las corrientes perdedoras— en “prácticas o conductas difíciles de probar, porque difícilmente vamos a poder recoger tractores, toneladas de cemento, fertilizantes o despensas entregados en todo el país”.
Otros críticos de los ganadores atribuyen su triunfo a la manita que recibieron los Chuchos de alcaldes y gobernadores de su partido y de otras filiaciones. Políticos dispuestos a cualquier cosa con tal de cerrarle el paso a los perredistas más respondones. Si a lo anterior se agrega que los Chuchos, desde hace varios años, son la principal agencia de colocaciones del país, el cuadro está completo: quien da chamba y hace regalos o favores, puede exigir a cambio lealtades y votos. Es el viejo método priista que los Chuchos conocen bien y aplican mejor. Y ahí el INE no podía hacer más que convalidar el cochinero.