Para cuando esta nota se publique, se habrá realizado ya la consulta que cuatro millones de ciudadanos de Escocia llevarían a cabo el jueves 18 de este mes para decidir acerca de la separación de su país de la Gran Bretaña; una vieja aspiración independentista que ha asumido un número cada vez mayor de sus pobladores. A pesar de los esfuerzos hechos por el Primer Ministro británico David Cameron para convencer a los escoceses de no tomar tal determinación, todo indicaba que lo que las encuestas previas pronosticaban como el triunfo del “Sí”, se confirmaría y que ese país resolvería ser Estado independiente a partir de marzo de 2016. Escocia se suma de esta manera, al número de casos en el mundo en que regiones completas prefieren remediar su vida rompiendo con los gobiernos centrales de sus naciones.
Como se sabe, Irlanda del Norte, otro país del Reino Unido, ha luchado durante décadas, desafortunadamente con la pérdida de muchas vidas, por lograr una independencia ganada hoy todavía sólo medianamente y a regañadientes de los ingleses. Pero a la vez, en distintas regiones del orbe, desde Yugoslavia (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia), Sudán del Sur (Mali), Abjazia (Osetia del Sur), y otras más que avanzan: Canadá (Quebec), Bélgica (Flamencos y Valones), Italia (Liga del Norte/Padania), el Kurdistán, el País Vasco y hasta la República Saharaui, en todas persisten históricas luchas por la opción de alcanzar su independencia.
Dos casos más destacan en estos tiempos: la añeja aspiración catalana por alcanzar su autonomía frente a España, y el reciente difícil caso de las regiones del Este de Ucrania en lucha por el reconocimiento de su soberanía. En ambos procesos como con seguridad en la mayoría del resto mencionado arriba o no, el telón de fondo es la incapacidad de sus respectivos Estados para resolver la creciente pobreza vivida por su población, y la inmensa necesidad que ve la gente de encontrar solución a sus circunstancias a través mejor del manejo autónomo de sus vidas.
Luego de persistentes jornadas en defensa también de su cultura, Cataluña se propone realizar una consulta popular similar a la de Escocia el día 9 de noviembre, en busca de alcanzar su independencia. El pasado 11 de septiembre más de millón y medio de personas llenaron dos de las principales avenidas de Barcelona vestidos de amarillo y rojo, los colores de la bandera catalana, en la llamada “Marcha de la V” (por la palabra “votación” y la conformación de las calles); los catalanes celebraban el “Día de la Diada” o Día de Cataluña y demandaban que se realizara el referéndum. Este es el tercer año en que la ciudadanía se moviliza ampliamente; en 2012 se llevó a cabo la marcha “Cataluña, un nuevo Estado de Europa”, la cual dio paso a que en 2013 se formara con la misma exigencia una cadena humana de 400 kilómetros.
De su parte, en Ucrania luego de la separación de Croacia, el gobierno golpista de Kiev ha debido lidiar con las aspiraciones de independencia de amplias regiones en el Este de su territorio, donde desde mayo pasado los habitantes de Donetsk y Lugansk llevaron a cabo un referéndum a partir del cual crearon las que denominan Republicas Populares, del desagrado de los promotores occidentales del golpe de Estado. Así, en el mundo continúan fragmentándose distintos territorios, como resultado no de irrazonables desacuerdos nacionales, sino de la mayor conciencia de los pueblos en la búsqueda de sus destinos.
(Blog del autor: jhg2010.blogspot.mx)