Germán Pérez Fernández del Castillo/Politólogo

 

Irma Ortiz

Luego de la severa crítica emitida por el presidente Felipe Calderón en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, sobre los gobiernos priístas, calificándolos de antidemocráticos, autoritarios y criminales, resulta saludable hacer una revisión de la congruencia y el manejo del gobierno calderonista, asegura el politólogo Germán Pérez Fernández del Castillo, autor entre otros de libros de México 2006, las elecciones que dividieron al país.

El ex consejero electoral y catedrático de la UNAM considera que el Presidente, angustiado por la falta de un candidato panista fuerte, se lanza a la lucha electoral como jefe de su partido y no como el Presidente de México, con las graves consecuencias que ello implica. Iniciar nuevamente una guerra de odio que dividirá aún más al país, que se encuentra prendido con alfileres en materia de seguridad, economía y política.

Presidente sin candidato

¿Cuál es su reflexión sobre el discurso del Presidente antiPRI recordando el pasado del autoritarismo, la represión? ¿Cómo ver hoy al gobierno de Calderón?

Hay que poner las bases de lo que debiera hacer un presidente en México. Un presidente, es un jefe de Estado, no nada más jefe de gobierno y por lo tanto es una persona que vela por la seguridad de todos, habla en nombre y actúa en función de los mexicanos. Es un hombre que debiera estar lleno de mesura, templanza, prudencia, discreción. En una palabra debe ser un hombre sabio y eso se logra con personas que tienen confianza en sí mismas, aplomo, madurez y conocimiento del país en su conjunto.

¿Qué ha ocurrido? Qué el presidente Calderón denota muchísima preocupación desde el inicio de su sexenio. El eligió exclusivamente a sus amigos como miembros de su gabinete y los amigos dan lealtad, confianza, le dicen que están bien las cosas. Los amigos comen, beben juntos, platican y comparten pero un gobierno no es un club de amigos. Un gobierno es una alianza que refleja la pluralidad del país y debe ser una constelación de inteligencias brillantes.

La política estriba en que el gabinete esté compuesto de personas autónomas, inteligentes y conocedoras. Cuando uno pone a los amigos no importa a dónde se sitúen, lo que importa es que sean leales y tenemos casos de escándalo como el de Juan Molinar Horcasitas, que no tiene idea no sólo de las guarderías del IMSS, sino de la salud, del país, de la medicina, y de lo que implica una línea de gobierno.

Encontramos un secretario del Trabajo, que no se ha dado cuenta de lo que es un sindicato y un secretario de Educación que nunca pisó una escuela pública, ni por equivocación, pero todos son muy leales. Eso hizo que no brillaran esas personas, por el contrario, que fueran muy criticadas por su actuar desorientado, sin conocimiento, sin proyecto, sin presencia.

Nos encontramos en este momento en que el presidente no tiene quien vaya a ser candidato del PAN. Eso le da una enorme preocupación porque no crecieron. Los candidatos más fuertes de Acción Nacional no están en el gabinete, sino en el Congreso, son personas que no dependen del gabinete, del Presidente de la República. Están uno abiertamente distanciado del jefe del Ejecutivo, y la otra fue excluida del club de amigos y eso lo supimos desde la campaña.

Si vemos el club de amigos, la debilidad es mayor y al Presidente le angustia mucho la situación. Lo que da por resultado una actitud autoritaria en donde él quiere dejar al más leal, al más fiel de todos. Eso redunda en una actitud autoritaria, aun cuando no por las mismas razones que tenía el PRI, pero tan o más autoritaria de las que expresaba ese partido, por las buenas o malas razones.

Cuesta mucho trabajo pensar que la alternativa transparente, blanca, pura, reitere errores que ya habían sido cometidos y que por eso presuntamente se dará alternativa al poder. Eso es al interior.

Al exterior, como no creció ninguno de los panistas, el PRI se posicionó cada vez más. Fue muy fuerte el resultado del 2009, ya en ese año se había expresado una sensación social de no participación de las formas de actuar del gobierno en el poder. Había sido una especie de referéndum en contra de las formas, que no sólo las mantienen sino que las acendran. La fortaleza del PRI es muy notable en este momento y Calderón se ve obligado a dejar la mesura, la prudencia de un jefe de Estado que gobierna para todos, para que en una preocupación y una angustia extrema se ponga hacer campaña para su partido, denostando a sus contrincantes políticos cuando él debiera estar gobernando para todos.

Intromisión

Hay una insana obsesión de parte del Presidente para que bajo ningún concepto, le pueda entregar el poder al PRI. Se habla de la vieja corrupción como si en este momento no fuera una constante en el gobierno federal. El punto está en que un gobierno panista era la salida frente a aquello que estaba mal. Sin embargo, no sólo ha sido corrupto este gobierno, ha sido tan o más podrido que los gobiernos priístas o que los gobiernos perredistas.

Y lo mismo se habla de la represión. ¿Cómo estamos ahora? Son más de 40 mil muertos, pero además hay más de 10 mil desaparecidos y situaciones como las narcofosas van a seguir y seguir.

Luego está el problema de la intromisión de instituciones que han sido muy queridas por la población —por emanar del mismo pueblo— como es el ejército que está poniéndose en riesgo por acciones políticas como las de la detención fallida de Hank Rhon. Lo que hizo el ejército, cuyo jefe máximo es el Presidente de la República y responsable de las acciones es el jefe del Ejecutivo, no tuvo nombre.

No tiene nombre por el avasallamiento de la norma, por la fuerza con la que se hace, que pone en grave riesgo la credibilidad de una institución tan querida y tan importante para el país como es el ejército mexicano.

Esos odios y fobias lo están llevando realmente a maltratar al gobierno en su conjunto y a desprestigiar las acciones de gobierno, todavía más de lo que están.

Inician una guerra sucia por la lucha electoral, porque hay que aceptar que el PAN es el rey de la guerra sucia y que tanto en Yucatán, que no les salió como en otras entidades federativas, hacen una estrategia permanente que es muy costosa socialmente hablando, porque divide.

Es una guerra de odio, no les bastó haber divido al país como ocurrió en 2006 sino que ahora vamos a fraccionarlo más. Se está perdiendo cada vez más el rumbo, la brújula. Es muy inquietante lo que pasa en el país. Preocupa que los secretarios de Estado hagan a un lado sus obligaciones —que se supone también son en beneficio del país— para polarizar en este momento las posiciones políticas.

Sin embargo, hay que ser muy claros. No hay que meter en un mismo saco a la procuración y la impartición de justicia. Dejo a salvo, desde luego, a la impartición de justicia porque paró en seco a la PGR en el caso de Hank Rhon y a las intenciones gubernamentales que dependen del Ejecutivo. Esta situación debe obligar de inmediato a una reforma constitucional para que la PGR se separe del Ejecutivo y cobre independencia.

Que sea un ministerio público independiente, que no esté al servicio de intenciones políticas del partido que esté en el poder. Ya se vio en Michoacán fueron 35 casos en los que todos salieron libres. Si hubieran salido dos o tres o cinco o diez, pero todos fueron absueltos. Es el desprestigio de la procuración de justicia en este país.

Lucha contra el narcotráfico

Es una guerra a la que sólo fue el Presidente y ha marcado a la nación en su conjunto. En una de las situaciones más dolorosas no puede ser que con ese medio cinismo diga que no importan esas muertes porque son de pandilleros, cuando se trata de jóvenes que no tienen ningún futuro.

El principio sustantivo de la formación del Estado moderno como lo enuncian los dos grandes teóricos, en su momento, Hobbes y Locke, la obligación del Estado es defender la vida y la propiedad de los ciudadanos.

Un Estado no puede permitir que se desenvuelva frente a sí mismo y en su interior, una guerra civil y diga no me importa. Es una responsabilidad de todo Estado liberal que no se maten y entonces sí hay una comisión por omisión. El Estado ha tolerado eso.

A diferencia de Diego Valadés, que dice que el Presidente puede ser juzgado después de su mandato por los eventuales delitos que haya cometido en función de las resoluciones del IFE, considero que el gobierno calderonista sí puede tener problemas legales, en función de la comisión por omisión.

Ha sufrido mucho el país con esta situación. Ha sido un gobierno errático, necio en las formas en las que continúa con estrategias que nacional e internacionalmente le dijeron que no son la solución.

Cuando hablamos de 40 mil, 50 mil muertos o los que sean, no hablamos de 50 mil personas que ya no viven. Nos referimos a 40 mil multiplicadas por cinco por las familias afectadas, además existen más de 250 mil desplazados.

Exigencia

Hay que exigirle al Presidente que cumpla con sus obligaciones de ser Presidente de todos los mexicanos. Es urgente reencauzarle, solicitarle, demandarle y exigirle que cumpla con sus obligaciones. El quería ser jefe del Ejecutivo, que lo cumpla. Son valores irrenunciables bajo la tutela del Estado.

No es posible que haya permitido tal número de muertes, sin que acepte responsabilidad sobre los mismos.