Entrevista a María del Carmen Nava/Directora de Visión Legislativa

Moisés Castillo

En México se habla con demasiada facilidad de la importancia de la mujer en el desarrollo económico y el fortalecimiento de la vida democrática del país.

Sin embargo, existen barreras que aún faltan por romper para que, verdaderamente, la presencia de la mujer sea una realidad en cargos de elección popular o en la administración pública federal y local.

Pero, ¿cuáles son las causas de la poca representatividad de las mujeres en la esfera política? ¿Están preparadas para cumplir retos políticos o sólo cumplen la llamada “cuota de género”?

Actualmente no hay ninguna gobernadora y en toda la historia del país sólo han existido seis. Asimismo, las presidentas municipales en 2013 apenas llegaban a un 8%, uno de los índices más bajos de Latinoamérica. En el gobierno federal las cosas no son tan distintas: las secretarias de Estado no han representado más del 15% de los puestos disponibles y principalmente se han concentrado en Turismo, Desarrollo Social, Contraloría de la Federación y Relaciones Exteriores.

En lo que respecta a cargos de elección popular en el Congreso de la Unión, se percibe que las mujeres han ganado espacios gracias a las reformas al código federal electoral que fijaron un porcentaje máximo de candidatos de un mismo género.

Datos duros

Según el Poder Legislativo, en la Cámara de Diputados el número de mujeres pasó del 16% en el periodo 2000-2003 al 37% en el 2012-2015. En el Senado, ahora llegan al 33% en comparación con el 17% de los dos periodos anteriores. El aumento de curules para las mujeres seguramente será más notorio en 2015, ya que a finales del año pasado se elevó a rango constitucional la paridad de género en las candidaturas.

Expertos en materia electoral han afirmado que las cuotas de género violan principios democráticos, ya que corresponde a los votantes decidir quién debe conseguir una candidatura o un cargo de elección popular. Otro de los puntos a destacar es que las cuotas pueden violar la igualdad de oportunidades al discriminar a hombres en favor de potenciales candidatas.

Un asunto a subrayar es que por el simple hecho de ser mujeres les daría un “pase automático” y no se verían otras cualidades profesionales. Incluso, ¿qué hay de otros grupos socialmente marginados como los indígenas?

Datos del Poder Legislativo revelan que en la Cámara de Diputados sólo hay 17 legisladores indígenas de los 500 representantes populares. Hay que precisar que la población indígena representa el 11% de la sociedad mexicana. La reforma electoral obliga a los partidos políticos a garantizar que las mujeres ocupen el 50% de las candidaturas a legisladores federales y locales. No obstante, la reciente reforma dejó de lado fortalecer y reconocer la libre determinación de los pueblos indígenas en esta materia.

Para la Organización de las Naciones Unidas, la participación política de las mujeres indígenas en México es mínima, toda vez que sólo alcanza el 2 por ciento.

De acuerdo con un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la Legislatura 1997-2000 de la Cámara de Diputados sólo hubo dos legisladoras indígenas: Aurora Bazán, por el PVEM, y Soledad Baltasar, por el PAN. Del 2000 al 2006 hubo una senadora indígena: Cirila Hernández, por el PRI. Hasta 2008 no se había logrado ese número de indígenas en cargos legislativos a nivel federal, reporta el PNUD.

El mecanismo de la ONU precisa que en 2008, de un total de 224 diputadas locales en todo el país, sólo cuatro fueron indígenas; es decir, de las 32 entidades federativas sólo tres tuvieron representación de mujeres indígenas en sus congresos locales: Oaxaca, Puebla y Veracruz.

En la actualidad, a nivel mundial, las mujeres son menos del 20% de quienes integran los congresos de los distintos países y menos del 5% de los ministros. Esta enorme diferencia entre hombres y mujeres ocurre, como lo plantea la misma ONU. También plantea que la verdadera democracia no sólo garantiza la participación sino también los mecanismos de equilibrio de poder y el tipo de instituciones que permitan a las mujeres buscar reparaciones cuando sus derechos son abusados y sus necesidades ignoradas.

Opiniones

Michelle Bachelet, exresponsable del área de las mujeres de la ONU, aseguraba que una participación plena y verdadera no será posible si no hay igualdad en la vida diaria. Esto se extiende no sólo a la igualdad de género.

“Si una democracia descuida la participación de las mujeres, si ignora sus voces, si evita la responsabilidad ante los derechos de las mujeres, es una democracia sólo para la mitad de la población.”

El dirigente del PAN, Gustavo Madero, ha señalado que el derecho a la paridad debía reconocerse por justicia y por democracia.

Por su parte, el líder nacional del PRI, César Camacho, ha reiterado que la opción es buscar a las mujeres, entre los ciudadanos de a pie, para garantizar la paridad.

“Para cumplir, lo primero que vamos a hacer es ensanchar la posibilidad de la incorporación a la militancia priista, sí nos importa, pero de la mano de eso y quizá más nuestros estatutos reformados el año pasado posibilitan la postulación de ciudadanas y ciudadanos que, sin tener credencial del PRI, con prestigio reconocido, capacidad y disposición puedan merecer la postulación.”

A su vez, Jesús Zambrano, presidente del PRD, ha explicado que todas las políticas públicas que presenten como propuestas tienen que llevar la perspectiva de género.

Abrir la participación

Para María del Carmen Nava, politóloga y directora de Visión Legislativa, el balón está en la cancha de los partidos políticos de garantizar una igualdad de género en las próximas candidaturas rumbo al 2015. Lamenta que no haya rostros nuevos en lo que respecta a las mujeres.

“No veo rostros nuevos, eso es preocupante. Es todo un reto para los partidos políticos. Recordemos que el tipo y calidad de candidaturas depende mucho de la vida y reglas internas de los partidos. Ojalá se abran a una mayor participación de la gente, a una pluralidad y novedad de perfiles.”

A partir del hecho desafortunado de las “juanitas”, ¿cómo podemos abordar el tema adecuadamente sin desvirtuar lo central: la capacidad profesional de los futuros legisladores?

Más que hablar de capacidades, hablaría de un Poder Legislativo que sea representativo de la población mexicana. Por eso es que se establecieron, de inicio, las cuotas. Está, incluso, constitucionalmente mal escrito: no es cuota de género, es de sexo, porque el concepto en derechos humanos es distinto. En principio es que haya una representación más fehaciente de lo que es la sociedad mexicana. Y la última reforma sí incorporó que fuera, incluso, en las fórmulas candidaturas del mismo sexo. A diferencia de las elecciones anteriores que podrían ser fórmulas hombre-mujer y las “juanitas” que eran las propietarias y renunciaban o pedían licencia para que después tomaran protesta los suplentes varones. Ahora estamos hablando de que la paridad tiene que ser en las fórmulas hombre-hombre, mujer-mujer. Esto se dio en respuesta a una situación coyuntural, pero también por una cuestión de ser más adaptativa a la representatividad de la sociedad.

¿Observa a mujeres preparadas para ocupar algún cargo de elección popular en el corto plazo?

Estamos frente a un proceso paulatino, muy gradual de la incorporación de paridades de sexo en México. Desde los años cincuenta se incorporó el voto de la mujer ,y la cultura política es un proceso muy gradual que se tiene que incorporar en el nivel de participación. Las reglas eran muy restrictivas, pero ha ido a la par con la incorporación de las mujeres en el mundo laboral. Hay una mayor presencia en el campo laboral y eso se ve reflejado también en el campo político. Si bien no ha sido suficiente la participación en porcentaje, estamos hablando que en las diputaciones locales tenemos que el 27% son mujeres, incluso este porcentaje es un poco mayor que el de Estados Unidos que se ubica en un 24%. Esta participación de las mujeres se debe hacer presente en el sistema de comisiones de los congresos, lo ideal es que se sumen en los círculos de decisión de élite. En el momento en que las mujeres puedan permear estos grupos de representación parlamentarios, se verán más fortalecidas.

Candidaturas independientes

¿Ve caras nuevas, perfiles nuevos de mujeres, que refresquen la actual clase política rumbo a las elecciones de 2015? Porque siempre vemos los mismos nombres de mujeres en las candidaturas…

Aquí todavía no ha permeado hacer política de abajo hacia arriba. Es necesario. Una de las novedades de la reforma electoral que se vivirá el próximo año es que se pueden registrar candidaturas independientes, pero para que eso ocurra se necesita juntar un número determinado de firmas que es muy complicado si no tienes un apoyo atrás, un apoyo financiero, de organización, que te dé la posibilidad de juntar ese requisito y poder registrarte como independiente. Todavía las reglas electorales no han sido muy favorables para las minorías. En resumen: no veo caras nuevas y es responsabilidad de los partidos dar mayor dinamismo a su vida interna para que los militantes puedan acceder a cargos de elección popular. Es indispensable revisar los estatutos de los partidos para ver qué tanta democracia hay y calidad en sus representantes.

Las mujeres legislan distinto y mejor… ¿éste es un lugar común equívoco?

No legislan mejor. La capacidad y eficacia no te la da el sexo sino más bien la preparación, el interés político y la dinámica que quieras permear. Por ejemplo, se firmó la Alianza para el Parlamento Abierto con el Congreso y la sociedad civil, y se veían en la mesa 12 organizaciones de la sociedad civil de las cuales sólo dos éramos mujeres; en la mesa también estaba una senadora y una representante del IFAI. Cuatro mujeres de un total de 30 personas. Sí es algo representativo de la política, no sólo en México sino a nivel mundial.

¿Hay más beneficios que perjuicios en esta nueva paridad 50-50 en las candidaturas que deben cumplir los partidos?

Sí ayudan las cuotas de sexo a dar una mejor representatividad, pero no necesariamente pueden y tienen que ser las más capaces. Aquí tendríamos ser muy cuidadosos de los métodos de selección. La capacidad es algo que está ausente en la democracia mexicana. Mientras tengas una mayor capacidad de negociación, de generar debates importantes, consensos, de hacer propuestas concretas y de tener una solidez en la vida partidista, se tendrá una mejor representación y rendición de cuentas. Es decir, informar a tus electores, ser transparente en los recursos públicos, incorporar la participación ciudadana a las propuestas legislativas. Eso debería de estar en el centro del debate, lejos de qué sexo ostenta el legislador local o federal. Aquí es más la voluntad política y la forma de hacer política de manera responsable. Tiene que ir mucho más allá de si eres hombre o mujer.

¿La reelección legislativa ayudará a una mayor profesionalización de diputados y senadores?

De hecho, sí. El representante popular tiene una responsabilidad real, más allá de si es hombre o mujer. Lo que se busca en la sociedad civil es que se pueda tener con la reelección legislativa una mejor calidad de información, de cómo está trabajando el legislador, cómo está utilizando su tiempo en comisiones, cómo puede votar no sólo en el pleno, y de eso no se sabe nada. Parte de lo que es el Parlamento Abierto, que es lo que venimos impulsando, es observar algunos puntos trascendentes: transparencia, información presupuestal, tener datos abiertos (votaciones, iniciativas), y esto va a generar una mejor representación y cercanía con los ciudadanos. No sólo es que el ciudadano pueda reelegir a su representante, que esto para nivel federal operará en 2018, sino que debemos contar con información de mejor calidad, de mucho mayor detalle, para que el ciudadano que quiera estar interesado en la actividad de su representante legislativo pueda reelegirlo o no.

¿Y qué pasa con las mujeres indígenas? Su representación en el Congreso de la Unión es casi nula. ¿A qué se debe este hecho?

Es muy baja su representatividad. Se tiene que impulsar en la agenda legislativa, que cada candidato lleve estos asuntos en sus plataformas electorales, que es su carta de representación, de qué es lo que van a proponer. Qué pasa con la agenda indígena, la agenda ecológica, de salud. Los pueblos indígenas sufren de una discriminación constante no sólo en el ámbito político sino en la agenda nacional.