Durante las última horas, el destino de Servando Gómez (La Tuta) ha dado un vuelco. El video más reciente que, él mismo filtró, sumado a la posibilidad de que sea el autor del asesinato del diputado federal por Jalisco, Gabriel Gómez Michel, incrementa la posibilidad de que muy pronto sea detenido o, en su caso, abatido por las fuerzas federales.

El video donde aparece con dos periodistas a quienes, aparentemente, pide asesoría mediática para posicionarse en medios como líder social, y dejar de ser considerado un mero narcotraficante, lo utilizó como pretexto para lanzar otros mensajes.

Todos sabemos que lo que menos necesita La Tuta es asesoría mediática. Ningún otro líder del crimen organizado ha manejado y manipulado tan bien a periodistas y medios de comunicación como el jefe de Los Caballeros Templarios.

Basta entrar en Youtube para darse cuenta no sólo de la cantidad de contenidos televisión que él mismo produce, dirige y publica, cuando así conviene a sus intereses. Es un manipulador nato que usa los espacios informativos nacionales lo mismo para chantajear que para advertir o amenazar.

El más reciente video amerita un cuidadoso análisis para no dejarse llevar, como varios periodistas lo hicieron, por las apariencias.

Se trata del mismo escenario donde recibió al diputado Francisco Javier Girón, aquel legislador que, supuestamente, envió la entonces candidata al gobierno de Michoacán Luisa María Calderón a hablar con el líder de Los Templarios para que apoyara a ciertos candidatos de su partido.

Se trata del mismo piso de mosaicos blancos, de las mismas sillas y de la misma mesa. Se trata, además, de la misma posición de cámara.

Pero hay un dato adicional: se trata del mismo lugar donde hace ocho meses el canal Mundo Fox de Estados Unidos grabó una larga entrevista con La Tuta. Ahí vuelve a aparecer el mismo mosaico blanco con líneas negras que se ve en otros videos.

Lo que no entendemos es porqué Servando Gómez decidió, junto en este momento, exhibir a esos periodistas. Uno de ellos, Eliseo Caballero, corresponsal de Televisa —empresa que ya se deslindó y lo despidió—, y el otro, José Luis Díaz, de la agencia noticiosa Esquema.

¿Qué trata La Tuta de decirle al gobierno y a la opinión pública?

Ver a periodistas recibir un “salario”, por llamarlo así, de un narcotraficante y escucharlos pedir favores a un delincuente, es un duro golpe a la credibilidad del periodismo mexicano. Es tanto como decirle a la sociedad: gobernantes, policías, jueces, militares y medios de comunicación me rinden cuentas, están vinculados conmigo.

Lo que nos dice La Tuta en todos y cada uno de los videos es que cuenta con una red de información que ya quisieran muchos tener, y que su poder radica precisamente en eso: en el tipo de información que tiene.

Si escuchamos con atención las diferentes grabaciones donde él aparece, maneja dos tipos de mensajes: el aparente y el subliminal. El subliminal es el más importante. En él habla de su relación con presidentes municipales, legisladores y líderes de partidos políticos.

En el video de la semana pasada aparenta estar preocupado por contratar asesoría mediática, cuando lo que hace en realidad es exhibir, otra vez, el grado de información política con la que cuenta y el ser víctima de una campaña de descalificación por parte de comunicadores y de las televisoras que ya no tolera.

La Tuta se ha convertido en un peligroso, incómodo y complejo personaje. El asesinato del diputado priista Gómez Michel provocó en automático el incremento del operativo para capturarlo. Cabe destacar que el cadáver calcinado del legislador jalisciense fue encontrado precisamente donde el cártel Nueva Generación y Los Templarios se disputan la plaza.

Todo parece indicar que La Tuta tiene los días contados, ya como cadáver o como testigo protegido de Estados Unidos.

¿Filtrará un nuevo video antes de ser aprehendido o abatido?