José Antonio Crespo: Carlos Pascual fue muy profesional
Moisés Castillo

“Sobre advertencia no hay engaño”, dice un viejo refrán popular y desde su primera conferencia de prensa en agosto de 2009, Carlos Pascual, entonces embajador de Estados Unidos en México, aconsejó que se tenía que adecuar el comportamiento del Ejército en la lucha contra el narcotráfico, porque “siempre es necesario mejorar su capacidad. Hay que ver que la solución no es el Ejército”, sentenció el diplomático.
Sin embargo, la molestia del presidente Felipe Calderón llegó hasta Washington el pasado 3 de marzo, luego de las revelaciones de seis cables de Wikileaks, que entre otras cosas exhibieron la “torpeza” del Ejército mexicano en la guerra contra el narco.
En el cable 240473, escrito por Carlos Pascual el 17 de diciembre de 2009, un día después del operativo de la Marina en el que resultó muerto el capo Arturo Beltrán Leyva, el embajador destacó la lealtad de la Marina, y señaló la ineptitud del Ejército.
“Su éxito [de la Marina] pone al Ejército en la difícil posición de explicar por qué ha sido renuente a actuar con buena inteligencia”.
Además, en el informe, Pascual criticó al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna: “También puede ser considerado un perdedor. García Luna ya ha dicho en privado que la operación debería haber sido suya”.
Hace casi un mes, Calderón explotó antes de encontrarse con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, durante una conversación ante directivos del diario The Washington Post.
Puso como ejemplo del enojo que les provocó a él y al Ejército un cable en el que el embajador Pascual cuestiona la voluntad militar para capturar a Beltrán Leyva.
“Es difícil —dijo Calderón— si de pronto uno ve la valentía del Ejército [cuestionada], por ejemplo. ¡Ellos han perdido probablemente 300 soldados, y de repente alguien en la embajada estadounidense dice que los soldados mexicanos no son lo suficientemente valientes!”.
Desde diciembre de 2010, y ahora en marzo, en que fueron revelados los cables de Wikileaks, Calderón no volvió a abrir la puerta de Los Pinos a Carlos Pascual.
La última frase que le dedicó Calderón a Pascual fue una expresión popular: “¡No me ayudes, compadre!”.
Para José Antonio Crespo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas, la renuncia de Carlos Pascual como embajador de Estados Unidos en México se debe a que la interlocución se agotó, luego de que salieran públicamente los análisis críticos que hizo el diplomático sobre la guerra contra el narco, que es el principal desafío del gobierno de Calderón.
El analista político asegura que la gestión de 19 meses de Carlos Pascual como embajador fue “muy profesional”, ya que hizo un diagnóstico real de lo que pasa en el país en materia de combate a los cárteles de la droga.
“Con Pascual o sin él, México seguirá en la espiral de violencia y Calderón tiene una victoria pírrica porque al final la relación bilateral sigue complicada y alterada. Sí me parece que fue un exceso de parte de Calderón; se enojó más de la cuenta”.

La interlocución se agotó

¿Quién gana y quién pierde tras la renuncia de Carlos Pascual?
Carlos Pascual pierde su cargo como embajador, pero no queda mal ante el gobierno de Obama, seguramente le darán otro puesto. Quedó como un profesional y que cumplió, en este sentido no creo que pierda. Calderón pierde en parte por exhibirse como alguien visceral a nivel internacional, así es la diplomacia. ¿Por qué ese berrinche en particular? A lo mejor, Calderón gana frente cierta opinión pública: los congresistas festejaron que levantó la voz entre otras cosas por Rápido y Furioso, no fue sumiso.

¿Cómo interpreta esta salida “anunciada” de Pascual de la embajada?
La interlocución ya se había agotado. Hay varias versiones de la molestia de Calderón: por los cables de Wikileaks; por su relación sentimental con la hija de un líder parlamentario priísta; por decir que el panorama político del PAN es “sombrío”. Lo cierto es que la interlocución se desgastó, ya sea que Washington le dijo al embajador que se retirara o él fue quien tomó la iniciativa. En una relación bilateral que es importante para los dos países, Pascual se va para “limar asperezas”.

¿El berrinche de Calderón no fue porque Pascual calificó de “abrumado” al Presidente y de “sombrío” al PAN, luego de las elecciones del 2009?
No creo que haya sido la razón fundamental. Es todo lo que se ventiló en los cables. La guerra contra el narco es una parte muy sensible del gobierno de Calderón, es su principal política pública y está fracasando. Lo escrito en este sentido por Carlos Pascual no era muy favorable: subrayó la incapacidad del Ejército para combatir el crimen organizado. Quizá va más por ahí que por los gallos panistas. El propio Calderón lo ha reconocido al proponer que se considere un candidato no panista rumbo al 2012.

Lenguajes de la diplomacia

¿Pascual transgredió códigos políticos de la política nacional?
No. La diplomacia se mueve en dos lenguajes distintos: el lenguaje público, el que se hace a los medios, en las ceremonias entre los gobernantes del país anfitrión. Y el otro es lenguaje de los mensajes, los cables, las interpretaciones, las evaluaciones que se realizan a su gobierno. Estos son confidenciales y ocurre con todos los embajadores en todos los países del mundo. Un embajador puede echarle porras al gobierno del país anfitrión, pero a su gobierno le dice lo que realmente piensa de la situación nacional, son cosas que no le pueden gustar al gobierno anfitrión. Esto lo manda confidencial a su gobierno para que las autoridades de su país estén enteradas de lo que realmente está pasando, más allá de los discursos y del protocolo diplomático. Esto sucede en todos lados, tuvo que saberlo Calderón y no caerle de sorpresa.

¿Cómo fue el desempeño de Carlos Pascual?
Muy profesional. Todos están interesados en escuchar los puntos de vista del embajador de Estados Unidos, más en la medida en que asume el liderazgo de coordinar la ayuda en materia de seguridad y, quizá, a Calderón le molestó que tuviera una mayor injerencia de la que él hubiera tenido. Me parece que fue muy profesional, es lo que hacen los embajadores, hacer un diagnóstico lo más preciso posible de la realidad del país donde están. Hizo su trabajo en los términos diplomáticos.

Borrón y cuenta nueva

¿Cuáles son los escenarios para la relación bilateral?
Por lo pronto, designar a un nuevo embajador que tenga la confianza de Calderón, si es que lo nombran antes de que termine su gobierno, porque si no se queda alguien como encargado del despacho. Se requiere un nuevo embajador que renueve la relación y haga un borrón y cuenta nueva. Obviamente, el nuevo embajador mandará cables con un lenguaje más cuidadoso, si es que se revelan, pero no va a decir cosas distintas de las que dijo Carlos Pascual. La realidad no va a cambiar porque se haya ido Pascual.