Cinismo del gobernador Aguirre

Yazmín Alessandrini

Ya lo comentábamos en este mismo espacio hace un par de semanas, el actual escenario que presenta el estado de Guerrero de cara al resto del país y al mundo entero es de total desolación. Y es que, ¡pobres guerrerenses, no tienen ni para dónde hacerse! Sexenio tras sexenio se han tenido que zampar a tremendos sinvergüenzas que en nombre del progreso y la democracia sólo se han dedicado a engañar y a saquear a todos y cada uno de los habitantes de esta bella entidad rica en recursos de toda índole.

Sin embargo, cuando tenemos que referirnos a anticualidades como la incompetencia, la insolencia y la incapacidad, no hay nadie quien le gane a este señor llamado Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien se hace pasar por gobernador aliancista pero cuya tarjeta de presentación seguro tiene impreso el rótulo “chaquetero político profesional”, porque para lo único que ha servido es para brincar de partido en partido.

Con el señor Aguirre, desde que entró a la nómina estatal con el membrete de “gobernador”, Guerrero sólo ha ido de trastupije en trastupije, un tanto por su incompetencia, otro tanto por su arrogancia y por supuesto también por su proclividad a la corrupción. Incluso en días recientes nos ha tocado ser testigos de una cualidad que no le conocíamos: el ser un verdadero cínico.

Y es que, por si no llegaron a enterarse, elementos de la Fiscalía General de Guerrero y policías comunitarios pertenecientes a la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) localizaron, durante las semanas antepasada y pasada, fosas clandestinas en parajes cercanos a la cabecera municipal de Iguala, donde encontraron unos 28 cadáveres —¡escalofriante!— y ¿cuál creen que fue la respuesta del señor “gobernador”?

“Sí les puedo afirmar que algunos de los cuerpos, de acuerdo a los avances que se llevan de los peritajes en materia forense, no corresponden a los jóvenes de Ayotzinapa. Habrán informes de la investigación cuando haya avances que se les puedan dar.”

Entonces porque los muertos encontrados no tienen nada que ver con los normalistas no hay razón para alarmarnos, para indignarnos, para cuestionar cómo es que llegaron a esos agujeros cavados en suelo guerrerense.

Pero todavía más indignante es el hecho de que muchísimos políticos han utilizado el poder de los medios para aseverar que el caso y la investigación del mismo se han politizado y que injustamente se ha desatado una “cacería de brujas” contra el pobrecito gobernador guerrerense y el otro pobrecito alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien salió más inteligente que bonito y a estas horas ya es prófugo de la justicia junto con su esposa, María de los Ángeles Pineda, quien se avivó y consiguió un amparo a media semana.

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