Ante la creciente escalada de violencia en Medio Oriente, el mundo corre peligro inminente si se desatase una guerra nuclear en esta región. Esta es la principal preocupación de las potencias europeas así como de Estados Unidos hacia el programa nuclear iraní.

Mientras que Irán asegura que el paulatino enriquecimiento de uranio en su territorio tiene como finalidad la producción de energía limpia para sus ciudadanos, los demás países aseguran que Irán ha adquirido suficiente uranio para producir armas nucleares de alto calibre.

Las severas presiones diplomáticas así como fuertes sanciones económicas han obligado al gobierno de Irán a sentarse a la mesa del diálogo con representantes de varios países, principalmente Francia, Alemania, China, Rusia y Estados Unidos, quienes urgen a Irán para reducir el número de centrifugadoras de uranio, así como el volumen de enriquecimiento de uranio, ya que se cree que podría fabricar una bomba atómica dentro de poco tiempo.

De ser poseedor de una bomba atómica, Irán ingresaría al club de las potencias nucleares otorgándole mayor poder de negociación en materia de política internacional, pero deberá pagar un alto precio por ello, ya que las sanciones económicas hasta el momento han llevado al país a la fractura económica.

La fecha límite para alcanzar un acuerdo se pactó para el próximo lunes 30 de noviembre, y en tanto los diplomáticos iraníes desatienden las reuniones, las tensiones en la mesa de negociaciones crecen. El desenlace podría desencadenar reacciones adversas en otros países así como agudizar los conflictos en Medio Oriente.

Con información de Reuters.