En la misma zona, al noreste de Kenia, en la que hace una semana secuestraron un autobús y asesinaron a 28 pasajeros, militantes del grupo somalí Al Shabaab asesinaron este martes al menos a 36 trabajadores no musulmanes, de los que decapitaron a dos.
Hombres armados intimidaron a docenas de trabajadores que dormían en la noche en tiendas de campaña en torno a la cantera ubicada cerca de la frontera con Somalia, dijo un anciano de Korome, Hasan Duba, en los alrededores del lugar del ataque, “la milicia separó a los musulmanes, luego ordenó a los no musulmanes que se tendieran, disparándoles luego en la cabeza a corta distancia”.
Un testigo dijo que la mayoría de las víctimas recibió disparos en la cabeza y al menos dos fueron decapitadas. Se contaron 36 cadáveres en la cantera, ubicada a unos 15 kilómetros de la localidad de Mandera.
El Gobierno de Kenia confirmó que 36 personas habían muerto y que los sobrevivientes habían cifrado en 20 el número de agresores; además, aseguró que una persona murió en otro ataque en la localidad norteña de Wajir el lunes por la noche.
Los críticos dicen que el presidente Uhuru Kenyatta no ha hecho lo suficiente para dar seguridad a la nación desde que hombres armados de Al Shabaab atacaran el centro comercial Westgate de Nairobi el año pasado, un asalto que dejó 67 muertos. Desde entonces Al Shabaab ha ejecutado otros ataques.
Al respecto, miembros de Al Shabaab han dicho estar castigando a Kenia por enviar soldados a sumarse al contingente africano que combate a los islamistas en Somalia. En un comunicado, cifró los muertos de este martes en 40 personas y los llamó “cruzados keniatas”.
“Somos inflexibles en nuestras creencias, implacables en nuestro empeño, inflexibles con los infieles y haremos lo que sea necesario para defender a nuestros hermanos musulmanes que sufren con la agresión de Kenia”, dijo el portavoz Ali Mohamud Rage.
Terroristas quieren califato
El presidente Uhuru Kenyatta indicó que el grupo terrorista pretende instaurar un califato extremista en Kenia, y que “no vamos a retroceder ni ceder en nuestra guerra contra estos terroristas que están tratando de establecer un califato extremista en la región”.
Kenyatta destituyó a su ministro de Interior, Joseph Ole Lenku, y al jefe superior de Policía, David Kimaiyo; el mandatario comunicó esta medida durante un discurso dirigido a la nación en la que anunció al general retirado Joseph Nkaissery como posible sustituto de Ole Lenku.
En caso de aceptar, Nkaissery sustituirá en la cartera de Interior y Coordinación Nacional a Ole Lenku, cuya gestión ha sido muy criticada desde el asalto al centro comercial Westgate de Nairobi.
Kenia ha vivido una ola de atentados tras las tensiones vividas entre la Policía y jóvenes musulmanes en la ciudad costera de Mombasa.
El portavoz de Al Shabab, Ali Mohamud Rage, justificó el ataque como “una respuesta a la ocupación keniana de tierras musulmanas” y a las “atrocidades cometidas por el Gobierno”, Kenyatta insistió en que “esta no es una guerra contra el Gobierno, sino una guerra contra todos los kenianos”.
“Al Shabab ha estado reclutando y radicalizando a nuestros jóvenes”, expresó el mandatario y pidió a la comunidad musulmana que esté al lado de Kenia en esta lucha contra el terrorismo.
También pidió a los medios de comunicación que sean mediadores “honestos” y que no se conviertan en altavoces de las alarmas islamistas.
Al Shabab anunció en 2012 su adhesión formal a Al Qaeda y lucha para instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia; fue incluida en marzo de 2008 en la lista de organizaciones consideradas terroristas por el Gobierno estadounidense.