Participación ciudadana, esfuerzo fundamental para paliar la problemática actual.
Limitadas expectativas
Alejandro Zapata Perogordo
Dentro del contexto por el que atravesamos, el presidente Enrique Peña Nieto no podía guardar silencio, todos esperábamos que algo dijera, que compartiera sus puntos de vista y las acciones que desde su posición va a implementar.
El simple anuncio de un evento donde el titular del Ejecutivo daría un importante mensaje a la nación fue suficiente para despertar un gran interés en la ciudadanía, estuvimos atentos y con curiosidad de aquello que iba a decir.
Finalmente presentó un decálogo donde lo sobresaliente consiste en la presentación de siete iniciativas en materia de seguridad pública, entre ellas una reforma constitucional para unificar las policías estatales, pasar de mil 900 cuerpos policiacos a 32 mandos, uno por cada Estado.
La propuesta del presidente Peña Nieto tiene una visión de mediano y largo alcance, con muchos asegunes, que a continuación enumero:
- Estando de acuerdo que debe existir un proceso de planeación a futuro, con bases sólidas, cuya construcción es inminente comenzar, sin embargo, la realidad obliga a realizar acciones contundentes en el corto plazo.
- El problema requiere atención inmediata, estamos viendo cómo grupos de anarquistas, organizaciones subversivas, delincuencia organizada y políticos se ponen de acuerdo, procuran entendimientos y actúan con toda impunidad, circunstancia que ha rebasado en algunas regiones —hasta ahora localizadas— el Estado de derecho.
- El mando único a partir de los estados implica que únicamente se tienen en la mira, como eje del problema, los municipios, orden de gobierno en materia de seguridad pública muy frágil, pero olvida que es precisamente a nivel estatal donde se presentan con mayor frecuencia las infiltraciones, abusos y complicidades, en consecuencia, la propuesta corre el riesgo de un fracaso de fatales consecuencias, al convertir las policías estatales en el mandamás en los estados.
- Se rompe el esquema federalista, sin dejar de observar que en algunos municipios sus policías son un verdadero lastre. Se debe reconocer que en México cada región es diferente y, por lo tanto, se cuenta con un esquema pluricultural donde se necesitan estrategias de acuerdo con cada zona, adicionalmente, el ámbito municipal es —o cuando menos suponemos— encargado de impulsar procesos preventivos del delito, ésa es la razón de las barandillas e infracciones administrativas, de ninguna forma se justifica una actividad desde ese ámbito de gobierno en persecución de delitos, sino como coadyuvante circunstancial.
Además, resulta la prevención del delito la única área que permite la participación ciudadana, esfuerzo fundamental para paliar la problemática actual.
Las ideas son motivo de análisis y reflexión, de consulta y deliberación, de nutrirse, hacerlas más ricas, de explorar alternativas, aunque, sin duda, esperábamos mucho más, acciones contundentes y firmeza en las decisiones; las expectativas estaban a la alza y al concluir fueron limitadas.