Entrevista a Abraham Villavicencio/Curador del Munal

 

Jacquelin Ramos

Uno de los museos más bellos arquitectónicamente hablando, además de su gran compromiso con el estudio de los tesoros de su colección es el Museo Nacional de Arte (Munal), que ahora da un gigantesco paso al arte mexicano al presentar la exposición ¡Puro mexicano! Tres momentos de creación, un recorrido por la pintura mexicana desde el siglo XVI hasta la actualidad.

En la muestra, dividida en tres etapas del arte mexicano se destacan piezas del Virreinato relativas a la religión del siglo XVI y XVIII, el arte novohispano perteneciente a la Academia de San Carlos en el siglo XIX, así como la Escuela Mexicana de Pintura de la primera mitad del siglo XX, donde se incluyen obras nunca antes mostradas como el relieve de mármol La paz de Martín Soriano y Los borrachos de Antonio Fabrés, las cuales se mantuvieron por años en la bodega del museo.

Igualmente se incorporaron dos piezas contemporáneas como tópicos a reflexionar: una de ellas es la recuperación de visos históricos en el arte novohispano, aspectos que se ponen de relieve mediante la incorporación de la pieza de Mariana Castillo Deball. La otra, la locación vitalista entre la energía creadora y la transformación de la materia misma, destacada mediante el diálogo entre una pieza de Gabriel Orozco con la obra de Gerardo Murillo, Dr. Atl.

Todo lo anterior hace de la muestra simplemente una oda al arte mexicano “en donde la principal intención del museo es el disfrute visual de los visitantes quienes podrán hacer un viaje en la historia plástica de nuestro país, por lo que se espera que el espectador acuda más como una forma de disfrutar el acervo cultural de las artes plásticas mexicanas por mero gusto y no sólo con objetivo curricular”, señaló en entrevista a Siempre! Abraham Villavicencio, especialista en el arte novohispano y curador del Munal.

Precisó que la muestra refleja ese orgullo de ser mexicano, la importancia de nacer en un país como México, que reconoce el genio y creatividad de los artistas que durante cinco siglos hicieron que la producción mexicana estuviera a la vanguardia y fuera reconocida a nivel mundial.

 

Eje rector

¿De qué se trata la muestra?, ¿cuál es la narrativa?

Como su título lo indica son tres momentos de creación. El eje rector que orquesta las obras en distintos núcleos temáticos es la revisión panorámica de los procesos creativos en México a lo largo de tres momentos que la historiografía ha consolidado en el estudio del proceso del devenir histórico de México. Cada uno de estos momentos de creación artística está caracterizado tanto por artistas, como de formas poéticas para la creación, pero también en la sistematización de la educación artística.

El guión curatorial de esta muestra responde a reflexionar en primer lugar sobre la importancia que tienen las obras en el acervo del Museo Nacional de Arte. Segundo, crear este paseo —me gusta utilizar esta metáfora— a lo largo de cinco siglos dividido en estos tres periodos historiográficos para que el público que la visite se pueda sensibilizar a las distintas formas artísticas; así como también poner interés en valor a los artistas, algunos de ellos muy conocidos, pero la mayoría prácticamente desconocidos en el imaginario colectivo. Tercero, hacer una revisión de cómo se transforma el aprendizaje de la creación artística de los talleres novohispanos a las academias que fundan los propios artistas novohispanos; cómo a lo largo del siglo XIX hay una institución que lleva la batuta oficial en la producción artística: la Academia de San Carlos.

En el siglo XX veremos cómo descuellan figuras importantes de artistas que son ya figuras en solitario —no obstante que se hayan formado dentro de la Academia—, cuestionan la propia Academia, la forma convencional de la creación y de la formación de los artistas, lo que provoca factores de transformación tanto para los lenguajes artísticos como para los cambios sociales.

Por otro lado, quiero precisar que la muestra es simplemente una oda al arte mexicano en donde el principal propósito del museo es el disfrute visual, por lo que se espera que cada uno de los visitantes acuda más como una forma de disfrutar el acervo cultural de las artes plásticas mexicanas por mero gusto y no sólo con objetivo curricular.

 

Sinergia entre arte y relectura

¿Quiénes son los pintores presentes en la muestra?

El periodo novohispano es el más extenso de nuestro acervo del Munal, de ahí que tengamos una pléyade de importantes nombres del siglo XVI. Destaca la importancia de Andrés de Concha, Baltazar de Echave Orio, Luis Juárez, del siglo XVII; Pedro Ramírez, El Mozo, así como Cristóbal de Villalpando y Juan Correa, que son probablemente los dos pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XVII y que van a ser factores de transformación para las ordenanzas y la organización de pintores novohispanos del siglo XVIII.

Del siglo XVIII, tenemos a Juan y Nicolás Rodríguez Juárez, que fueron los directores de la primera Academia no oficial de pintura novohispana. Ya para el siglo XIX estamos revalorando algunos artistas cuyas obras son de primera importancia, pero poco valorados en los últimos años, por ejemplo, pintores como Felipe Gutiérrez, Juan Cordero o el propio Antonio Fabrés, que no obstante ser un pintor catalán, llega a México y se vuelve uno de los más importantes docentes de la Academia de San Carlos.

Para el siglo XX, los autores en los que queremos depositar un interés de reflexión, reencuentro y relectura de sus obras —además de ser personajes controvertidos e influyentes— son, en primer lugar, Gerardo Murillo, Dr. Atl, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, sin olvidar que hay otros artistas más. Realmente en esta exposición tenemos más de 50 artistas representados.

Tenemos también dos piezas contemporáneas que sirven de contrapunto para hacer diálogo con obras de nuestro acervo histórico, se trata en primer lugar de Mariana Castillo Deball, cuya instalación se encuentra emplazada en una de las salas de pintura novohispana y una obra invitada de Gabriel Orozco que dialoga con las obras del Dr. Atl.

En cuanto a la obra de Mariana Castillo Deball, es una obra recién hecha, estuvo hace poco expuesta en una galería en el poniente de la ciudad de México, y gracias a esta galería y a la artista, esta pieza está invitada. Es una reinterpretación que Mariana Castillo hizo del código de Uppsala —un mapa que pintó un artista indígena 30 años después de la conquista de la ciudad de México—, una pieza que respeta todo el trazo, las líneas y la composición del mapa tras ser plantada en un gran formato y que sirve al mismo tiempo como una especie de mapa activo donde podemos caminar. Además de ser una obra que enmarca pinturas de artistas novohispanos, como Juan Tinoco, Bernardino Polo y Juan Patricio Morlete Ruiz, cuyos temas son propiamente históricos.

De esa manera creamos una sinergia entre el arte actual que está revisando el propio pasado novohispano, más la relectura que queremos hacer de las propias piezas virreinales.

 

Acercar el arte al público

¿Cuáles son las razones de que muchas de las obras que integran la muestra eran resguardadas por el propio Munal?

Como todos los museos, normalmente los acervos superan la capacidad que tienen las instituciones para exhibirlas. Hace 14 años se hizo una primera revisión del acervo del propio Munal, se instauró el guión que hasta el presente se mantiene en las salas permanentes y que se conoce como “Munal 2000”. Fue un guión donde investigadores, académicos y curadores que en ese momento participaron, pusieron especial interés en hacer una narrativa de la historia del arte en México. Cuando se abre el proyecto “Munal 2000”, el museo recibió un número muy importante de obras de la ahora extinta Pinacoteca Virreinal de San Diego, todas esas obras que son del periodo novohispano y muchas de ellas tienen grandes formatos, razón por la que no podían ser exhibidas, por la monumentalidad de sus dimensiones.

Piezas como la muy conocida obra La vacante o Los borrachos, tenía prácticamente 20 años que estaba en bodega, porque es una obra de gran formato. Una obra que se debe al pincel de Antonio Fabrés y que envía cuando él todavía reside en París, además de tener un cargo dentro de la Academia de San Carlos, prueba de sus méritos artísticos. Una pieza cuyos lenguajes románticos podremos decir que se trata más bien de una versión modernista romanticista de un pasado que se tiene un tanto idealizado; rescata a su vez tanto el preciosismo por el cuidado por los detalles propio de la pintura holandesa y flamenca del siglo XVII, pero también rescata el naturalismo y el tenebrismo. El naturalismo, por ejemplo, en el cuidado que pone Fabrés en los follajes o en los detalles de las carnaciones —representaciones de la piel humana en la pintura—, las manos, la suciedad de los pies, propia de la pintura tenebrista del siglo XVII, y que también con este interés revisionista histórico crea una atmósfera un tanto onírica imaginaria, que oscila entre el tenebrismo y un cuadro de costumbres. Así como esta obra, hay otras más de grandes dimensiones, lo que ha provocado ser uno de los primeros criterios de las cuales muchas de las obras no estuvieron expuestas.

Otro factor, como todos los museos, es que el Munal tiene préstamos, hace sus intinerancias, tiene solicitudes que se conceden para instituciones oficiales y esto ha provocado que muchas de las obras fueran poco a poco saliendo del guión permanente. Por ello, muchas obras no son conocidas dentro de su propio museo, realmente son conocidas por las exposiciones para las cuales se prestan, es el caso de nuestra única Frida Kahlo que tenemos en el Munal, que se conoce más por lo que ha viajado que por estar en las salas permanentes.

La ventaja de la exposición es poder ver todo este acervo, muchas veces desconocido, obras que tenían 14 años de no ser exhibidas, otras 20 años y otras que nunca habían sido expuestas, tanto del periodo virreinal como del siglo XIX. Es una invitación para conocer nuestras obras, que forman parte de uno de los museos de arte más importantes de nuestro país.

¿Cuál es la intención de organizar esta exposición?

Hay varios intereses, primero acercar al público al Museo Nacional de Arte a la gente, que el público sienta que el lugar donde pueda conocer de arte, que pueda experimentar el arte mexicano en el museo. Segundo, poner en valor cada una de las obras artísticas, esto se refiere a valorar las cualidades estéticas de cada una de las obras, que los visitantes, puedan sensibilizarse a los colores, a las formas, a las perspectivas, a las formas distintas en que los artistas crearon los espacios, a la relación de los artistas con la naturaleza, con la manera que imaginan, idean, moldean el cuerpo humano.

Otro objetivo es dar una pequeña probadita del proyecto magno que tenemos en puerta que nos demorará alrededor de 2 años, y consiste en la reinstalación de todo el acervo de las colecciones del MUNAL. Tenemos el interés y dedicaremos todo nuestro esfuerzo en los próximos años a que la calidad que los visitantes puedan ahora apreciar en la museografía de estas salas sea del mismo nivel de lo que puedan encontrar en las salas permanentes. Vamos a hacer una renovación con los frutos de las últimas investigaciones académicas que estamos generando en la actualidad en el departamento de curaduría, para ofrecer al público un museo nuevo, propio para el siglo XXI, para que después interpelen las nuevas subjetividades y las nuevas sensibilidades que están más próximas a artes mediáticos.

Definitivamente ¡Puro mexicano!, tiene la gran intención de reflejar ese orgullo de ser mexicano, la importancia de nacer en un país como México, que reconoce el genio y creatividad de los artistas que por cerca de cinco siglos han hecho que la producción mexicana esté a la vanguardia y sea reconocida a nivel mundial.