Entrevista a Marcos Chávez/Analista económico

Irma Ortiz

El gobierno mexicano debe realizar ajustes al gasto en medio de un cada vez más debilitado precio del petróleo que pondrá presión a las finanzas públicas en el largo plazo, advirtió hace unos días la agencia Barclays —compañía de servicios financieros que opera a nivel mundial—. Destacó que no se trata de bajar impuestos, sino de una política de gasto.

La calificadora Moodys modificó a finales de noviembre las estimaciones de crecimiento económico de 2.3% a 2% debido al nerviosismo de inversionistas y empresarios ante la crisis social que se vive en el país. También consideraron decepcionante el avance de la economía mexicana durante el primer trimestre del año, lo cual ha afectado las perspectivas de crecimiento y generado descontento en mercados nacionales e internacionales.

Todo ello, enmarcado en la guerra de precios que se vive en el mercado petrolero propiciado por la reducción de la demanda estadounidense del crudo, lo que a su vez provoca afectaciones a los países miembros de la OPEP —quienes no han rebajado la producción de 30 millones de barriles diarios—, además de que, en opinión de especialistas, buscan limpiar el mercado de productores medianos, particularmente generadores del llamado gas shale, que van a la alza y han provocado cambios en el panorama energético mundial.

Así las cosas, el dólar ha alcanzado una cotización de más de 14.30 pesos, provocando el nerviosismo de empresarios e inversionistas. Sobre el tema, Siempre! entrevistó al analista económico Marcos Chávez y al investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Armando Sánchez Vargas.

 

Marcos Chávez

“Entramos en una fase de crisis económica en el país en dos circunstancias: la primera, en el plano interno en cuanto a que las expectativas de la economía propuestas simplemente no existen y que el crecimiento será probablemente alrededor del 2% este año, muy por debajo de lo propuesto por el gobierno. Para el siguiente año, resulta incierto el crecimiento de la economía debido, sobre todo, a factores que justamente generan la volatilidad de los mercados financieros en la Bolsa, la paridad cambiaria y el retiro de los capitales del mercado de dinero, y que es producto de los síntomas de la desaceleración de la economía internacional, sobre todo la deflación que enfrenta Europa, los llamados BRICS, algunos países de América del Sur, que implica una declinación del crecimiento mundial.

La otra circunstancia fue la que desajustó el presupuesto: el precio del petróleo. El presupuesto para 2015 es prácticamente inexistente debido sobre todo a este factor que está generando la volatilidad internacional y es la caída de los precios internacionales de petróleo. Eso no es nuevo, no apareció súbitamente, sino de los máximos que alcanzaron los precios de los hidrocarburos, en general del crudo, como la mezcla mexicana, el Brent o el Texas intermedio, estos últimos llegaron a rondar hacia los 150 dólares el barril, más o menos por 2008. Ahora prácticamente se han desplomado, y se agudizó sobre todo en el segundo semestre del año; en la actualidad andan en alrededor de los 70 dólares el barril e incluso puede caer todavía mas, el caso del precio mexicano había bajado de los 70 dólares por barril y puede disminuir todavía sensiblemente.

Eso genera grandes presiones sobre todo a los países exportadores de petróleo como México, Venezuela o Ecuador, que son los altamente sensibles desde el punto de vista de las fuentes externas, como de las finanzas públicas, a la pérdida de ingresos de esa clase de petrodólares. Es un factor que descuadró el presupuesto, aunque sigue cayendo aún con las coberturas cambiarias y puede ocasionar que haya ajustes del lado del gasto público en el siguiente año, es una causa de la pérdida de divisas que se presenta en esa situación.

Por otro lado, está la volatilidad provocada en los mercados monetarios y financieros internacionales con el cambio de la política monetaria de la Reserva Federal, que ha provocado un gradual aumento de los bonos del tesoro de Estados Unidos a largo plazo, sobre todo los de diez años.

Eso implica un reacomodo en el portafolio de los inversionistas extranjeros que buscan una salida sobre todo a documentos de Estados Unidos, cuyos intereses cierran la brecha con los que paga el gobierno mexicano. Tenemos una pérdida de divisas por el lado del petróleo, movimientos de capital que no necesariamente tienen que implicar una salida, pero que están comprando dólares y que es lo que está generando tanto una salida, como esperar un momento oportuno para abandonar el país.

 

Actuación gubernamental

No hay política de gobierno frente a esta situación crítica, desde luego tendría que mencionar la convulsión social, los sucesos del estado de Guerrero por la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa y la movilización social a lo largo del país. Se trata de una combinación de factores económicos, políticos, productivos, financieros. Lo que provoca el problema es que el titular de Hacienda, Luis Videgaray, responsable de la conducción económica del país y de las finanzas, no ha ofrecido nada que tienda a atemperar la violencia de esta parte de la declinación en el ciclo económico. Videgaray guarda una imagen de optimismo que no existe y, en consecuencia, el gobierno no hace nada hasta ahora para tratar de tranquilizar los mercados.

Tenemos una visión similar compartida por el responsable del Banco Central, Agustín Carstens, que está en una situación de dejar hacer y dejar pasar de los mercados financieros. Toda esta dinámica del aumento del precio del dólar implica un movimiento especulativo, y no han hecho nada para desactivarlo, y probablemente en los siguientes días pudiéramos ver que utilicen parte de las reservas internacionales para tratar de detener el movimiento de la moneda, y no me extrañaría que eventualmente el Banco Central decretara un aumento de las tasas de interés para tratar de retener capitales, pero este tipo de medidas, por sí mismas, lo único que van a provocar, sin resolver el problema, son mayores obstáculos para el crecimiento económico.

El aumento del tipo de cambio por su volatilidad va a generar una situación de salida de capitales, aunque no hay datos estadísticos del Banco de México que lo confirmen, pero por lo menos lo registran los mercados financieros y de divisas del país. La primera reacción de los empresarios va a ser mantener una postura cautelosa en términos de inversión en espera de que se restablezca la normalidad de la economía y de los mercados financieros.

 

Inversiones y reforma

En el caso de la caída de los precios internacionales del petróleo, comprometen aún más, sobre todo la inversión que supuestamente debería llegar al sector petrolero que se habla de alrededor de 20 mil millones de dólares por año, pero una parte de ese dinero se pensaba que llegaría a las nuevas regiones petroleras a través del fracking, pero éste tiene, entre otros problemas, tecnologías más complejas con altos niveles de inversión y de acuerdo con las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, IEA, o de la OPEP, para que sean rentables esos yacimientos, los precios del petróleo deben rondar más allá de los 80 dólares por barril. Se calcula que para que sean rentables deben encontrarse en alrededor de 100 dólares por barril pues los costos de producción se calculan entre los 50 y 80 dólares.

Ya se habla de que con esta caída en algunos lugares en Estados Unidos —también país responsable de la sobreproducción que tiró los precios—, es que en zonas de Dakota del Norte se han paralizado algunos pozos petroleros porque con un precio de 70 u 80 dólares, dejan de ser rentables. Ésa es parte de la estrategia de Arabia Saudita que no pretende reducir sus volúmenes de petróleo.

En el caso de México, esto implicaría el rezago de esa inversión, si es que llega, y además en los montos señalados por el gobierno, porque no es rentable. De acuerdo con la OPEP o a Arabia Saudita, los bajos precios del crudo se mantendrían cuando menos a la mitad de 2016, en el caso de la Agencia Internacional de Energía se calcula que una cierta recuperación se podría dar en 70 dólares el crudo Brent o el Texas.

Así las cosas, la reforma o la contrarreforma petrolera llega en su peor momento porque, además, con la participación del capital privado en los yacimientos petroleros ya existentes, provocarían una mayor disminución de los ingresos fiscales del Estado como ya se resiente, con la caída de los precios de los volúmenes de exportación y de producción. Esto es lo que genera esta situación de incertidumbre sobre el futuro del corto plazo en el país.