Cerca de 9 mil huesos de animales se han descubierto a partir de las excavaciones que han realizado arqueólogos del Proyecto Templo Mayor (PTM), donde en el 2006 se descubrió el monolito de la Tlaltecuhtli.
El hallazgo del depósito ritual, es la ofrenda número 126, que fue descubierta en 2009 y ha sido considerada como el depósito más rico en cuanto a materiales biológicos.
El 20% de esos restos óseos han sido identificados hasta ahora, en donde para sorpresa de los investigadores corresponden a huesos de lobos, una especie que ha sido poco estudiada dentro del pensamiento mexica porque no existen mayores referencias en las fuentes históricas. Aunque ya desde 1978, cuando comenzaron las excavaciones en Templo Mayor, se descubrieron restos de este cánido, algunos de ellos perfectamente ataviados con orejeras de turquesa, collares de cuentas de piedra verde o pulseras de cascabeles de oro, nunca antes se habían identificado tantos ejemplares.
Aseguran investigadores que además de continuar con los estudios antropológicos y biológicos de estos ejemplares, una de las siguientes fases de este estudio será evaluar el vínculo que los lobos tenían con Huehuecóyotl, el coyote viejo, que en la mitología mexica es considerado como una deidad transgresora, guerrera y lúdica.
Otros de sus propósitos de la investigación es aportar información genética de las poblaciones de lobos que había en templo Mayor a especialistas que buscan salvar el lobo mexicano, como la veterinaria Xóchitl Ramos Magaña, del Zoológico de Chapultepec, y el biólogo Jorge Servín, de UAM-Xochimilco.


