La adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi, recibieron este miércoles el Nobel de la Paz en el ayuntamiento de Oslo por su defensa de los derechos de los niños.
“Una joven y un hombre algo mayor, una paquistaní y un indio, una musulmana y un hindú, ambos símbolos de lo que este mundo necesita: más unidad, fraternidad entre naciones”, dijo el presidente del comité Nobel, Thorbjoern Jagland, antes de entregar los premios en la alcaldía de Oslo.
Malala Yousafzai, de 17 años, es una defensora del derecho a la educación de las mujeres convertida en símbolo mundial después de sobrevivir milagrosamente a un ataque armado de los talibanes.
La adolescente vive actualmente en Birmingham, en el centro de Inglaterra, y desde que se alejó de Pakistán, ha participado en varias conferencias internacionales para abogar por la paz y la educación de los niños, pidiendo a los dirigentes mundiales que “envíen libros, no armas” a los países pobres.
Kailash Satyarthi, de 60 años, fue durante 35 años un militante contra la explotación infantil, “rechazo aceptar que el mundo sea tan pobre cuando sólo una semana del gasto global en armas es suficiente para llevar a todos los niños a las aulas”, expresó al pronunciar su discurso, luego del de Malala.
Satyarthi criticó la cultura del “silencio” y de la “pasividad” y defendió globalizar la “compasión transformadora” para impulsar otra marcha mundial contra la explotación, la pobreza y la esclavitud infantiles.
Los otros premios Nobel serán entregados un poco más tarde en Estocolmo; todos ellos recibirán una medalla de oro, un diploma y un cheque de 8 millones de coronas suecas (857 mil euros).
Irrumpen con bandera de México
El joven que interrumpió la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz en Oslo portando una bandera de México es un estudiante mexicano que había solicitado asilo político, informó la Policía de Noruega.
El mexicano subió al estrado en el ayuntamiento de Oslo cuando la adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi, posaban con la medalla y el diploma acreditativos del galardón.
Tras ser apartado por el líder del Comité Nobel noruego, Thorbjørn Jagland, el joven fue retirado segundos después por la seguridad, “está interesado en la situación política de México y solicitó asilo político el martes”, declaró en una rueda de prensa en Oslo, John Fredriksen, portavoz policial y que el joven permanece bajo custodia hasta ser formalmente interrogado.
A su vez, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SRE) notificó que se le ha ofrecido asistencia consular, a través de la embajada mexicana en Noruega.
“Dicha representación dará seguimiento puntual a la evolución de la situación jurídica del connacional detenido en Oslo”, dijo la SRE en un escueto comunicado, en el que no identifica al muchacho.
La Policía noruega informó de que el joven no tenía invitación para acceder al ayuntamiento ni estaba acreditado como periodista y especuló que pudo haber entrado en medio de un grupo de gente para burlar el control de entradas y de identificación personal.
Frederiksen lamentó la “violación de la seguridad”, pero resaltó que la integridad física de los invitados, entre ellos la familia real noruega y otras autoridades, no había estado amenazada en el interior del recinto.
“Para entrar en el ayuntamiento hay que pasar un control interno con máquina de rayos X y detector. Fue revisado y sus objetos personales comprobados. Llevaba una cámara de fotos, un teléfono móvil y un llavero (…) Es físicamente imposible atravesar ese punto con armas u objetos similares”, afirmó.
La bandera que llevaba el joven tenía una mancha roja en el centro, y según varios canales de televisión noruegos antes de ser apartado pidió a Malala que no “olvidase” a México.
Esos hechos, junto a algunos comentarios aparecidos en la red social Twitter, han hecho que medios noruegos relacionaran el incidente con alguna reivindicación vinculada con los 43 estudiantes desaparecidos en la ciudad mexicana de Iguala hace meses, aunque la Policía no ha querido especular sobre el tema.
Tanto la primera ministra, Erna Solberg, como el director de la Policía noruega, Odd Reidar Humlegård, lamentaron lo ocurrido en declaraciones a medios noruegos después de finalizar la ceremonia.
“Lo entendí como un intento de hacer una manifestación política. Debemos averiguar qué ocurrió, porque esto no puede pasar. Debemos tener una mejor seguridad”, dijo Solberg.