“Quedaría reducido a ser un simple administrador de los gobernantes”

 

 

Municipio

 

El poder más peligroso es el del que

manda pero no gobierna.

Gonzalo Torrente Ballester

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

El decálogo por un México en Paz, con Justicia, Unidad y Desarrollo, que propuso el presidente Enrique Peña Nieto, ha sido criticado por ser tan largo y con propuestas legislativas que no darán soluciones en el corto plazo, como demandan miles de afectados por la delincuencia organizada.

Incluso algunas acciones que se plantean deben ser detalladas para saber los alcances y afectaciones con su puesta en operación; el análisis que se presenta a la opinión pública parece muy general, y sólo sustentado en hechos que por más crudos que hayan sido se encuentran enmarcados en un contexto y particularidad especifica de los lugares donde sucedieron.

Pretender modificar al vapor y sin consultar a los expertos —al menos el consejo ciudadano de seguridad pública se queja de ello— figuras tan arraigadas como las policías municipales; argumentando la descomposición de éstas, la falta de preparación, equipamiento y lealtad a la ciudadanía y sus vínculos con la delincuencia organizada, sustentándola sólo en los hechos sucedidos en el municipio de Iguala en el estado de Guerrero, donde todo el cuerpo policiaco municipal estaba bajo las órdenes de los delincuentes.

Aquí se derivan varios aspectos por considerar, en nuestro país existen 2445 municipios y no todos viven la problemática de Iguala, incluso hay municipios que se caracterizan en su seguridad por el trabajo de los cuerpos policiacos municipales; como muestra un botón: el municipio de Tijuana era uno de los más inseguros de México, y con participación ciudadana, políticas publicas claras y un cuerpo policiaco honesto y leal al servicio ciudadano lograron abatir el flagelo y ahora tener una de las policías municipales mejor preparadas y equipadas; éste es sólo un ejemplo, pero existen cientos de ellos en todo el territorio nacional.

Desaparecer las policías municipales y poner en su lugar solo 32 cuerpos policiacos estatales vulnera la estabilidad de este orden de gobierno que quedaría reducido a ser un simple administrador de las decisiones centrales de los gobernantes en turno; con esto no quiero decir que no se necesite un rediseño de fondo de las policías municipales, pienso que lo que no es adecuado es borrarlas de un plumazo legislativo y pretender que todo cambie de la noche a la mañana.

Pretender centralizar los cuerpos policiacos sin antes depurarlos y garantizar su pulcritud y lealtad institucional, es un suicidio colectivo, es entregarse sin luchar. Pretender que puedan desaparecer los ayuntamientos cuando se considere que han sido infiltrados por la delincuencia es muy peligroso, porque violenta su autonomía y quedan a la tentación política del poder central para acabarlos si así conviene a sus intereses. Con esta propuesta el municipio está amenazado de muerte.

 

@perezcuevasmx

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