Sin credibilidad

Félix Fuentes

La pérdida de confianza en funcionarios del gobierno del presidente Peña Nieto condujo a la psicosis general y es imposible pronosticar cómo y cuándo será recuperado el Estado de derecho, la paz social y ¡la credibilidad!

En Michoacán volvió a correr sangre, ahora por el enfrentamiento entre dos bandos de autodefensas, y continúan las ejecuciones en Guerrero, Tamaulipas y otras entidades.

El final de este año es de temor general e incertidumbre por lo que pueda venir. La población tiene miedo y no confía en autoridades de los tres niveles.

Desde los tiempos de la Revolución Mexicana no se había llegado a una Navidad y un fin de año en condiciones de temor como en esta ocasión.

Voceros oficiosos del gobierno pregonan que el presidente Peña Nieto va a relanzar su gobierno al inicio del año próximo.

Podría el primer mandatario, como mucha gente reclama, dar de baja a todo su gabinete y desde luego integrar otro con personajes de probada preparación y responsabilidad, sin los entes de Atlacomulco o exgobernadores que han mostrado sus miedos y falta de capacidad en decisiones de gobierno.

No es fácil encontrar una veintena de funcionarios probos y capaces, pero si en nuestra población de 120 millones, no los hay, México está perdido.

Es cuestión de hacer a un lado a amigos y parientes. Vale el intento, si se trata de salvar la nación de tantos y tan diversos conflictos, así como al gobierno mismo de Peña Nieto.

Dos años y un mes fueron suficientes para constatar que la mayoría del gabinete presidencial no sirve al país. Es notorio en las áreas de política interior, seguridad, finanzas, educación y servicios sociales.

Por mencionar un caso: el titular de Gobernación, Osorio Chong, se empeñó en ser jefe policiaco de Michoacán y Tamaulipas, en lo cual fracasó por no saber nada de eso.

Si tanto gusta de hacerle al Sherlock Holmes, ¿por qué Osorio no percibió ni evitó el conflicto de Ayotzinapa?

La intervención del mismo funcionario en el conflicto del Politécnico fue de evidente fracaso por decir “sí” a todo. Se perdieron 70 preciosos días de enseñanzas en ese instituto.

Debido a la extrema inseguridad de México y a la incapacidad para combatir la delincuencia, al presidente Peña le queda una alternativa: aceptar el apoyo ofrecido por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Es duro reconocerlo, pero a los ojos del mundo, México está atrapado por el hampa de las drogas, secuestros, extorsiones y corrupción. Todo se multiplicó con la guerra estúpida de Felipe Calderón.

En finanzas, el gobierno peñista está obligado a corregir la draconiana alza de impuestos. Los dueños del dinero, todos, y en general los contribuyentes cautivos están furiosos contra esa reforma. Es causante del magro crecimiento económico y de otras calamidades.

De no cambiar el primer equipo presidencial y no asumir políticas de gobierno contundentes, el año que se aproxima será infernal, de graves conflictos emanados del hartazgo.

(Con esta columna despedimos el año trágico, y el deseo de que tengamos paz y felicidad en el próximo).