Gonzalo Valdés Medellín

El año 2014 fue fatídico para el teatro mexicano, pues se llevó a varios notables protagonistas de la escena mexicana: los dramaturgos Vicente Leñero, Héctor Martínez Tamez y Armando Daniels, los actores Sergio de Bustamante y René Azcoita, el director Raúl Zermeño y el fotógrafo teatral Fernando Moguel, hombres de teatro cuya obra es legado imperecedero en la historia de la escena mexicana contemporánea. Pero, no obstante estas pérdidas, el ejercicio teatral en nuestro país fue variado, abundante y contrastante.

JULIANA FAESLER: VISIONARIA IFIGENIA CRUEL

La puesta en escena de Juliana Faesler al poema dramático de Alfonso Reyes Ifigenia cruel, fue uno de los trabajos más memorables e incisivos que se hayan realizado en los últimos años, con la loable actuación de Julieta Egurrola. Siguiendo sus búsquedas estéticas que parten de lo que he denominado Estética del Caos, Juliana Faesler traspoló el contenido lírico de la obra de Reyes hacia un contexto actual que de manera visionaria apuntalaba la debacle sociopolítica por la que atravesaría México desde tiempos revolucionarios hasta llegar a nuestros días.

TUMBAS SHAKESPEREANAS: VELÁZQUEZ Y OCERANSKY

Con Cementerio mentira, Javier Velázquez experimentó una dramaturgia que rompió con todo lineamiento aristotélico. Resarciendo la anecdótica confluencia histórica entre William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, el dramaturgo planteó una metáfora de la decadencia en maridaje con la creación. Magníficamente apoyado por Surya MacGregor (en bienaventurado retorno), el experimentado primer actor Antonio Monroi y el joven y diestro Axel Arenas, entre otros, Velázquez realizó un montaje alucinado, delirante, de una dramaturgia hablándose a sí misma, sin dar tregua al espectador confrontado a la idea de un Hamlet andrógino, que en realidad avizoraba el hermafroditismo.

También acercándose a Shakespeare, y yendo del cementerio a la esencia de la muerte, la violencia y el crimen, Abraham Oceransky montó su versión de Macbeth en la Universidad Veracruzana. Conmocionante puesta que dio mucho de qué hablar en relación a la agudeza con que el maestro del teatro mexicano, Oceransky, trató el texto de Shakespeare integrándolo a la realidad actual.

MAQUIAVELO, JORGE GALVÁN Y LOS TEATRISTAS DE AGUASCALIENTES

Retomando uno de los éxitos más palpables en la trayectoria de más de 40 años de los Teatristas de Aguascalientes, se montó La mandrágora de Nicolás Maquiavelo, donde el maestro Jorge Galván volvió por sus fueros con la pericia interpretativa de que es capaz, jugando tensiones dramáticas con sano humor. La obra de Maquiavelo, a su vez, ha vuelto a reconfirmar su vigencia visionaria y filosófica, así como su trascendencia en tiempo y espacio. Un gran trabajo de Jorge Galván, uno de los más brillantes hacedores de teatro, a quien la cultura mexicana debe mucho.

ELENA GARRO: EL RASTRO, POESÍA Y ESENCIA DE LO MEXICANO

Dirigida e interpretada por el joven e impetuoso Arturo Adriano, El rastro de Elena Garro significó uno de los mejores momentos de la escena mexicana en 2014. Trascendencia discursiva en la dramaturgia de Garro, puesta de relieve por un Adriano admirable en su justa tonalidad dramática, construyeron un microuniverso donde los símbolos propios del realismo poético de la autora lograron cimbrar las conciencias del espectador, de manera profunda. Estupendo manejo del espacio escénico en contraste acertado con la luminotecnia y el trazo de atmósferas opresivas, fueron sólo algunos de los aciertos de esta mágica puesta dedicada asimismo a la memoria de la maestra Soledad Ruiz, leyenda del teatro universitario.

MARYSTELL MOLINA, CARMEN SORDO SODI Y LA MUJER DE ANDRÉS

Festejando más de 50 años de trayectoria la primera actriz Marystell Molina celebró una exitosa temporada de representaciones de La mujer de Andrés (Leona Vicario), escrita y dirigida por Carmen Sordo Sodi en base a la vida y obra de Leona Vicario, mujer libertaria y emblemática del México independentista. Fuerza introspectiva, sensibilidad histriónica, agudeza expresiva y un amplio ramillete de recursos tonales confirmaron a Marystell Molina como una actriz de fibra artística insoslayable y recia personalidad. A su vez, la dramaturga Carmen Sordo Sodi supo adentrarse en la intimidad de Leona Vicario, en un teatro que expresa la humanidad de la mujer que es fiel a sus convicciones, a su amor por la patria y a su lucha inquebrantable.

DRAMATURGIAS CONTRASTANTES

Gabriela Ynclán dio a conocer su obra Tiempo de miedo, explorando el mundo de la mujer, y llevando consigo el influjo del humor negro, heredado de su maestro Hugo Argüelles, en un estupendo texto. Arturo Amaro estrenó Einstein delicioso juguete didáctico biográfico que puso de relieve el talento como actor y director de un Amaro siempre innovador. Teresa Selma prosiguió con Yo soy Carlos Marx una obra de reflexión sociopolítica muy acorde a nuestra colapsada época, encarnada por una actriz de gran fuerza como Teresa Selma. Entre los jóvenes dramaturgos surgió Marcos Radosh con A ojos cerrados dirigida por Miguel Santa Rosa, un experimento formal de solidez compositiva, donde colaboró también el talento de Axel Arenas, infatigable joven creador. Juan Cristóbal Castillo Peña dio a conocer Buques, su propia obra, e inauguró la Sala de Teatro “Así que pasen cinco años”. Fernando López presentó Inagar a la vida de Alejandro Licona, monólogo donde mostró de nueva cuenta su talento e impecable destreza actoral. Ginés Cruz interpretó Destiny de Mariana Hartasánchez, continuó con su explosiva propuesta Caos mental y dirigió Mujeres sin cuello. Sofía Cárdenas repuso con gran éxito su versión del monólogo de Molly Bloom de la novela Ulises de James Joyce, con extraordinario dominio escénico, introspección demoledora y erotismo devastador. Germán Gastélum dirigió Tres destinos, obra de didactismo en torno a las enfermedades de transmisión sexual. Ricardo Aramís retomó su monólogo Otro loco. El comediante Cócoro (Salvador Rodríguez Porras) revivió la revista musical con inusitado éxito a través de su obra Amor en cabaret. Y Luis Álvaro Hernández Esquivel celebró exitosísima temporada de la comedia del arte La viuda astuta, adaptación que él mismo hizo a la célebre obra de Carlo Goldoni; y repuso La noche más venturosa de Fernández de Lizardi y La pasión de Cristo de Armando Daniels, así como ¡Que la Nación me lo demande! de quien redacta.

ALGO DE LO MEJOR DEL SHOW BUSINES

En el teatro comercial, destacaron: Mame, con una gran producción y una Itatí Cantoral de excelencia en su desempeño. Locos por el té resultó una de las mejores comedias del año, con las magníficas actuaciones de Susana Alexander (maestra de maestras), Juan Ignacio Aranda (magistral y más que gozable en su caracterización) y la participación espléndida de Ulises de la Torre (brillante y lúcido en su hacer comedia con gracejo y vitalidad). Aeroplanos y El cartero siguieron en cartelera con la actuación memorable de don Ignacio López Tarso, en una sólida producción de buena factura, bajo la dirección de Salvador Garcini.

Y este fue, grosso modo, el panorama del teatro en México durante 2014. Que el 2015 nos llene de bienaventuranza.