El cambio de actitud en política exterior

Juvencio Wing Shum

Esta semana se cumplió la predicción bromista: reanudarán relaciones cuando haya presidente negro y papa argentino. Los hechos tuvieron lugar, a pesar de las leyes de prohibición del comercio con el enemigo en un país donde el gobierno puede amenazar a los ciudadanos propios y ajenos con duros castigos si no cumplen la consigna de bloquear las operaciones comerciales con los países a los que considera hostiles.

Han hecho bien los políticos estadounidenses que buscan la reanudación. Bloquear el comercio con un vecino durante más de medio siglo en vez de calmar a sus propios rijosos y buscar a los culpables de los agravios a la nación vecina, no es compatible con la pretensión de ser el juez que puede dictar sentencia a otras naciones.

La infortunada combinación de torturadores, especuladores, proxenetas, narcotraficantes y zares del juego de azar, sumados a los negociantes de la desorientación del público y las fuerzas represoras, puede estar vigente en cualquier país en donde los ciudadanos no puedan defenderse… y eso sucede con elecciones, y otras formas carnavalescas de entretener a la gente.

Una de esas experiencias la vivió Cuba. Con una dictadura militar comprometida sólo con los mafiosos estadounidenses y los adinerados locales. Con la industria del cine, la radio y los diarios que nos presentaban lo bonito de sus vidas. Ahí se les veía llegar a La Habana en busca de emociones, como las buscaron en Aguascalientes y después en Acapulco, Vallarta y Cancún.

Pues, ¿qué castigaba Washington, qué le molestaba tanto? ¿Cincuenta y tantos años de hostilizar a los barbones cubanos tuvo alguna vez algún sentido para el pueblo norteamericano?

Los cubanos tuvieron que sacrificar su agricultura para favorecer el monocultivo, desocupar las tierras y a los trabajadores. La caña de azúcar, por más que sea muy bien pagado el azúcar crudo, no puede sustentar a una población campesina local. ¡Ni a una nación independiente! El monocultivo, la monoexportación, el monopolio de la tierra, la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, el comercio exterior con un solo destino privilegiado, sólo son compatibles con la pérdida de la dignidad y la seguridad personal y, desde luego, con la emigración masiva.

Saludo el cambio de actitud en la política exterior de Estados Unidos para Cuba. Saludo a los cubanos que se empeñan en autoabastecerse de alimentos y materias primas, a los médicos y científicos cubanos que han contribuido a alcanzar cada vez más elevados niveles de esperanza de vida para su pueblo, a la administración y la educación pública que acabaron con el analfabetismo en el primer año de la campaña de alfabetización y lograron éxitos en la vivienda y el transporte populares; sus egresados están bien evaluados en los países a donde llegan a trabajar.

Ojalá pronto discutan lo cubanos, los mexicanos y los estadounidenses el uso racional de los combustibles del yacimiento de la dona en el Golfo de México…