Jaime Luis Albores Téllez
La novela Como sombras y sueños, de Luis Zapata, es lugar donde podemos mencionar que “al hombre no le es dado ningún mundo ya determinado, sólo le son dadas las penalidades y las alegrías de su vida; orientado por ellas, tiene que inventar el mundo.” Y aunado a lo anterior y que también dijo José Ortega y Gasset: “Encontrarse viviendo es encontrase irrevocablemente sumergido en lo enigmático”. Y es como vemos a Orlando Barreto, personaje de la novela, lidiando con la depresión e inventándose un mundo propio lleno de miedos, como tener una enfermedad incurable, que le den una mala noticia cada vez que suena el teléfono, miedo a no ser capaz de realizar la más mínima actividad, etcétera. Orlando Barreto es un ser depresivo que lo lleva a tener pensamientos negativos hacia él, pero también sus pensamientos lo llevan a ser un depresivo. Todo un enigma, caso difícil de comprender al igual que cuando preguntamos qué fue primero: ¿el huevo o la gallina?, pero en este caso podemos preguntar: fue su pensamiento que lo llevó a ser deprimido o el ser deprimido lo llevó a pensar en la frustración, ¿cómo es que Orlando se convierte en depresivo? Orlando Barreto escribe: “¿Por dónde empezar?, ¿por el principio?, pero ¿cuál es el principio?, ¿los primeros síntomas?, ¿la primera sensación de disgusto, de incomodidad?, ¿la primera vez que sentí miedo?,…”. Y en “Síntomas”, se menciona: “Si le preguntaran qué síntoma de la depresión lo perturba más, Orlando Barreto no sabría qué contestar. A veces piensa que el miedo, ese sentimiento que nunca lo abandona y que lo lleva a evitar muchas cosas y a diferir algunas más”. El autor resuelve este embrollo de una manera increíble, manejando los tiempos de primera persona a la tercera persona, con la cual muestra su gran oficio que tiene como escritor.
Luis Zapata en Como sombras y sueños, nos hace ver a Orlando como un ser que se ensimisma, desatendiendo a la “realidad” que también es obra de la imaginación, porque sus fantasías lo dirigen a tener una conducta para tratar de ser aceptado por los demás. Otra vez el enigma: existe porque piensa o piensa porque existe. Podríamos decir que piensa, tiene ideas, fantasea, y luego existe en relación con los demás o lo contrario existe como un ser depresivo y que por su enfermedad piensa, fantasea, para poder entablar una relación “verdadera” con los otros. El ser ensimismado, estar dentro de sí lo hace aceptar su enfermedad o a sobrellevarla: “Y, por supuesto, no importa si sale de su depresión o si continúa deprimido: al fin y al cabo, nadie viene a pasársela cachetona en estos polvosos terregales. Lo único que importa, lo único que debería importarle a Orlando Barreto es saber que no es importante. Sí. Se siente tranquilo. Se siente casi contento. Y escribe. Orlando Barreto escribe: Escribo”.
Por cierto Luis Zapata toma el título Como sombras y sueños de don Quijote y escribe: “En efecto”, dice don Quijote al salir de la cueva de Montesinos, “ahora acabo de conocer que todos los contentos de esta vida pasan como sombra y sueño o se marchitan como la flor del campo”.
Luis Zapata con esta novela parece decirnos que a través de la fantasía podemos dirigir nuestra conducta de alguna manera, pero no podemos dejar de fantasear, no está en nuestra elección. Todos tenemos algo de narradores.
Luis Zapata, Como sombras y sueños. Cal y arena, México, 2014; 224 pp.


